A juzgar por los datos y los últimos estudios de audiencia, oponerse al gobierno es un negocio cada día más rentable para los medios de comunicación en España.
Casi la totalidad de los medios de comunicación que critican la política de Zapatero van bien y crecen, algunos de manera espectacular, mientras que los progubernamentales se estancan o retroceden.
La COPE, la cadena de emisoras de radio propiedad de la Conferencia Episcopal Española, cuya línea es furiosamente crítica con el gobierno socialista español, espera ganar en este ejercicio un 86 por ciento más, mientras que su audiencia crece sin parar cada día y se acerca peligrosamente a la cadena SER, prosocialista, todavía líder, pero en franco retroceso. Intereconomía, otra cadena de radio muy crítica con la política gubernamental, está experimentando crecimientos sorprendentes en su audiencia y en su facturación publicitaria.
También retrocede "El País", el periódico todavía líder del mercado, también favorable a Zapatero, mientras que crecen El Mundo y La Razón, ambos críticos con el gobierno socialista.
En televisión, donde la mayoría de los medios son progubernamentales, es más difícil detectar la tendencia, pero también hay datos, como el retroceso constante de la televisión pública y el crecimiento de las pequeñas cadenas y emisoras independientes, que sustentan el auge de la crítica al gobierno y de la indepoendencia informativa.
Si estos datos se combinan con otros, como el crecimiento espectacular de Internet, el descenso del consumo de televisión y el auge imparable de los que buscan y consumen información libre en Internet, sobre todo en los periódicos digitales y los blogs más críticos, la tendencia se confirma y se refuerza.
Los expertos interpretan estos datos no sólo como la confirmación de la vieja tesis de que oponerse al gobierno siempre es rentable en comunicación, sino también como el claro reflejo de dos novedades: que la sociedad española se está alejando ostensiblemente de los postulados gubernamentales y se hace cada vez más crítica; y que los ciudadanos españoles, sobre todo los más cultos, rechazan el sometimiento de los medios de comunicación al poder político y exigen a los periodistas independencia y sentido crítico.
Casi la totalidad de los medios de comunicación que critican la política de Zapatero van bien y crecen, algunos de manera espectacular, mientras que los progubernamentales se estancan o retroceden.
La COPE, la cadena de emisoras de radio propiedad de la Conferencia Episcopal Española, cuya línea es furiosamente crítica con el gobierno socialista español, espera ganar en este ejercicio un 86 por ciento más, mientras que su audiencia crece sin parar cada día y se acerca peligrosamente a la cadena SER, prosocialista, todavía líder, pero en franco retroceso. Intereconomía, otra cadena de radio muy crítica con la política gubernamental, está experimentando crecimientos sorprendentes en su audiencia y en su facturación publicitaria.
También retrocede "El País", el periódico todavía líder del mercado, también favorable a Zapatero, mientras que crecen El Mundo y La Razón, ambos críticos con el gobierno socialista.
En televisión, donde la mayoría de los medios son progubernamentales, es más difícil detectar la tendencia, pero también hay datos, como el retroceso constante de la televisión pública y el crecimiento de las pequeñas cadenas y emisoras independientes, que sustentan el auge de la crítica al gobierno y de la indepoendencia informativa.
Si estos datos se combinan con otros, como el crecimiento espectacular de Internet, el descenso del consumo de televisión y el auge imparable de los que buscan y consumen información libre en Internet, sobre todo en los periódicos digitales y los blogs más críticos, la tendencia se confirma y se refuerza.
Los expertos interpretan estos datos no sólo como la confirmación de la vieja tesis de que oponerse al gobierno siempre es rentable en comunicación, sino también como el claro reflejo de dos novedades: que la sociedad española se está alejando ostensiblemente de los postulados gubernamentales y se hace cada vez más crítica; y que los ciudadanos españoles, sobre todo los más cultos, rechazan el sometimiento de los medios de comunicación al poder político y exigen a los periodistas independencia y sentido crítico.
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