La salud de la economía, la convivencia y la armonía social en España exigen que más de un millón de inmigrantes extranjeros abandonen pronto el territorio español y regresen a sus hogares o a otros países donde pueden encontrar trabajo.
Una encuesta mundial elaborada por Harris Interactive y publicada recientemente por el diario ‘Financial Times’ revela que los ciudadanos europeos y norteamericanos son partidarios de que los inmigrantes sin empleo dejen el país. La opinión de que los gobiernos deben pedir a los inmigrantes sin trabajo que regreses a sus países está más generalizada entre los italianos y los británicos que entre españoles, franceses, alemanes y estadounidenses. Casi el 80 por ciento de los británicos y los italianos la apoyan, mientras que el apoyo de los españoles es del 70 por ciento y el de los estadounidenses y alemanes es del 60 por ciento. Los franceses se encuentran divididos y sólo la apoyan el 50 por ciento.
Los gobiernos lo saben y están planteando el debate entre sus ciudadanos, menos en España, donde el gobierno Zapatero parece reacio a debatir libremente los problemas de la nación y prefiere aplicar a los inmigrantes medidas semiclandestinas de presión con el ánimo de no sufrir daños electorales ni dañar su imagen de buenismo progre.
En España, ante el fracaso del programa oficial de "Retorno voluntario", al que sólo se han acogido un 1 por ciento de los inmigrantes, la policía está presionando a los extranjeros sin trabajo y sin papeles para que se marchen y realiza también expatriaciones forzosas, pero todo dentro de en un ambiente oscuro y opaco, como le gusta a Zapatero.
Los sociologos y expertos policiales creen que los inmigrantes sin trabajo terminan viviendo en las calles, tienden a convertirse en pordioseros o en delincuentes y son fuente permanente de crispación y tensiones, además de no producir y consumir servicios tan costosos y vitales como la sanidad pública.
Otro efecto indeseado y peligroso de la inmigración desempleada en tiempos de crisis es que compite por los escasos puestos de trabajo, tiende a bajar los salarios y dispara la xenofobia.
Una encuesta mundial elaborada por Harris Interactive y publicada recientemente por el diario ‘Financial Times’ revela que los ciudadanos europeos y norteamericanos son partidarios de que los inmigrantes sin empleo dejen el país. La opinión de que los gobiernos deben pedir a los inmigrantes sin trabajo que regreses a sus países está más generalizada entre los italianos y los británicos que entre españoles, franceses, alemanes y estadounidenses. Casi el 80 por ciento de los británicos y los italianos la apoyan, mientras que el apoyo de los españoles es del 70 por ciento y el de los estadounidenses y alemanes es del 60 por ciento. Los franceses se encuentran divididos y sólo la apoyan el 50 por ciento.
Los gobiernos lo saben y están planteando el debate entre sus ciudadanos, menos en España, donde el gobierno Zapatero parece reacio a debatir libremente los problemas de la nación y prefiere aplicar a los inmigrantes medidas semiclandestinas de presión con el ánimo de no sufrir daños electorales ni dañar su imagen de buenismo progre.
En España, ante el fracaso del programa oficial de "Retorno voluntario", al que sólo se han acogido un 1 por ciento de los inmigrantes, la policía está presionando a los extranjeros sin trabajo y sin papeles para que se marchen y realiza también expatriaciones forzosas, pero todo dentro de en un ambiente oscuro y opaco, como le gusta a Zapatero.
Los sociologos y expertos policiales creen que los inmigrantes sin trabajo terminan viviendo en las calles, tienden a convertirse en pordioseros o en delincuentes y son fuente permanente de crispación y tensiones, además de no producir y consumir servicios tan costosos y vitales como la sanidad pública.
Otro efecto indeseado y peligroso de la inmigración desempleada en tiempos de crisis es que compite por los escasos puestos de trabajo, tiende a bajar los salarios y dispara la xenofobia.
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