El Domingo día 15 de Mayo pareció entrar por lontananza la frescura verde de una esperanza innovadora. Convocados por una ignota plataforma, a través de Internet, las manifestaciones comenzaron a las seis de la tarde, para reivindicar una sociedad democrática y más justa; en las plazas, resalta un tipo de juventud muy especial, en extraña amalgama, con pancartas variopintas e ideologías diferentes. Somos muchos los que coincidimos en los postulados básicos de estos muchachos indignados. Los convocantes han expresado que son apolíticos con ideas bien definidas, y que “están indignaos por el panorama político, económico y social que nos rodea”. Por ello, claman para cambiar la situación y reconstruir una sociedad mejor». El manifiesto denuncia el sistema «económico y gubernamental», la partitocracia instalada, la ley electoral, la corrupción, y la clase política que no escucha ni trabaja por el bien común, sólo va al dictado de los poderes económicos».
No obstante, ¿la gente se pregunta quién está detrás? ¿Quiénes son los promotores del “No los Votes”; los acampados han desoído la prohibición de la Junta Electoral y el Gobierno no se ha atrevido a practicar el desalojo, con lo que indirectamente está alentando el fenómeno y mostrando su incapacidad de hacer imperar la ley. Precedente este muy peligroso, los ciudadanos ya saben hoy, que se puede desoír la norma, que se sale impune del incumplimiento de las leyes. ZP dice que “esto no les asusta, sino que les obliga a dar respuestas sociales”. Algún medio informativo ha dicho que este Movimiento se inscribió en el Registro el 1 de Marzo y que, en el entorno, anda IU; su organización a través del sistema asambleario, la forma de actuar y muchos carteles delatan su filiación de extrema izquierda radical; y muy cerca andan la CNT, los anarquistas, y activistas políticos con cierto mensaje populista. Apoyar e incitar a las masas y luego querer controlarlas es peligroso, la masa envalentonada origina el fascismo; añádese, que los acampados por muchos que sean, pongamos 100.000 en toda España, no pueden ser los regidores de la soberanía popular ante un total de 40 millones de habitantes.
Los hechos indican su hipocresía, no han criticado ni pasado factura a este Gobierno de los 5 millones de parados, acorralado por sus errores y desbordado por su incapacidad; se desangra España en una gravísima crisis económica, política, autonómica y social por la mala gestión, el despilfarro, la mangancia y el desconocimiento de las medidas oportunas y no se critica a ZP, pero se insulta a Esperanza Aguirre; del fracaso político de las cajas de ahorro no dicen ni una palabra y menos aún de la cuestión de Bildu; quieren mucha nacionalización y expropiación y la desaparición total de la empresa privada y los bancos, nada de patronos, todo del papá Estado. Es una enorme contradicción: Piden democracia, pero incumplen la ley. En sus consignas no hay ninguna aportación positiva, todo es negación. No es casual, han estado callados durante estos siete años de legislatura y curiosamente, surgen cinco días antes de las elecciones del 22 M.
La Democracia no precisa adjetivos. Sólo exige trabajar de veras por el bienestar de la gente. Cierto que nuestra democracia necesita una gran renovación y regeneración, pero el sistema se cambia desde dentro. Ya dijimos que hay que eliminar el Senado, el T. Constitucional y las Comunidades Autónomas, que son cargas innecesarias, así mismo, la ley electoral requiere su reforma, debe gobernar el que obtenga mayoría y suprimir las componendas postelectorales entre partidillos y es preciso velar por la independencia judicial, desechar los conceptos de “jueces progresistas y conservadores” y su militancia y dependencia política; la carrera judicial debe responder sólo a la oposición, antigüedad y mérito, nunca al nombramiento de los partidos políticos.
Todos estamos indignados y descontentos, pero dentro del sistema, frente a la libertad está el caos. Se ha de imponer la convivencia, el respeto a los demás, si se quiere respeto. Es preciso la inteligencia y la razón para conciliar y reconducir el impulso indignado por el orden civilizado.
C. Mudarra
No obstante, ¿la gente se pregunta quién está detrás? ¿Quiénes son los promotores del “No los Votes”; los acampados han desoído la prohibición de la Junta Electoral y el Gobierno no se ha atrevido a practicar el desalojo, con lo que indirectamente está alentando el fenómeno y mostrando su incapacidad de hacer imperar la ley. Precedente este muy peligroso, los ciudadanos ya saben hoy, que se puede desoír la norma, que se sale impune del incumplimiento de las leyes. ZP dice que “esto no les asusta, sino que les obliga a dar respuestas sociales”. Algún medio informativo ha dicho que este Movimiento se inscribió en el Registro el 1 de Marzo y que, en el entorno, anda IU; su organización a través del sistema asambleario, la forma de actuar y muchos carteles delatan su filiación de extrema izquierda radical; y muy cerca andan la CNT, los anarquistas, y activistas políticos con cierto mensaje populista. Apoyar e incitar a las masas y luego querer controlarlas es peligroso, la masa envalentonada origina el fascismo; añádese, que los acampados por muchos que sean, pongamos 100.000 en toda España, no pueden ser los regidores de la soberanía popular ante un total de 40 millones de habitantes.
Los hechos indican su hipocresía, no han criticado ni pasado factura a este Gobierno de los 5 millones de parados, acorralado por sus errores y desbordado por su incapacidad; se desangra España en una gravísima crisis económica, política, autonómica y social por la mala gestión, el despilfarro, la mangancia y el desconocimiento de las medidas oportunas y no se critica a ZP, pero se insulta a Esperanza Aguirre; del fracaso político de las cajas de ahorro no dicen ni una palabra y menos aún de la cuestión de Bildu; quieren mucha nacionalización y expropiación y la desaparición total de la empresa privada y los bancos, nada de patronos, todo del papá Estado. Es una enorme contradicción: Piden democracia, pero incumplen la ley. En sus consignas no hay ninguna aportación positiva, todo es negación. No es casual, han estado callados durante estos siete años de legislatura y curiosamente, surgen cinco días antes de las elecciones del 22 M.
La Democracia no precisa adjetivos. Sólo exige trabajar de veras por el bienestar de la gente. Cierto que nuestra democracia necesita una gran renovación y regeneración, pero el sistema se cambia desde dentro. Ya dijimos que hay que eliminar el Senado, el T. Constitucional y las Comunidades Autónomas, que son cargas innecesarias, así mismo, la ley electoral requiere su reforma, debe gobernar el que obtenga mayoría y suprimir las componendas postelectorales entre partidillos y es preciso velar por la independencia judicial, desechar los conceptos de “jueces progresistas y conservadores” y su militancia y dependencia política; la carrera judicial debe responder sólo a la oposición, antigüedad y mérito, nunca al nombramiento de los partidos políticos.
Todos estamos indignados y descontentos, pero dentro del sistema, frente a la libertad está el caos. Se ha de imponer la convivencia, el respeto a los demás, si se quiere respeto. Es preciso la inteligencia y la razón para conciliar y reconducir el impulso indignado por el orden civilizado.
C. Mudarra
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