Las ratas rojas empiezan a abandonar el barco

Buenas a todos,

Si no bajan los impuestos, la economía no remontará, y con la que se nos viene encima por el muro económico geopolítico, el desastre será mucho mayor.

Voy a ser mal pensado, yo creo que ellos saben perfectamente que no pueden apretar demasiado a los ciudadanos, o la sociedad se les echará encima, así que bajan impuestos, sabiendo que eso afloja el mecanismo que genera la riqueza.

Sabiendo que la crisis macroeconómica que viene lo compensará, y lo dejará todo como estaba, ellos, los socialistas, con la misma relación de poder económico sobre la ciudadanía:

- Unos impuestos que lo que vienen a prentender es obligar a muchas empresas a no pagarlos para poder funcionar, y de esa manera puedan obtener su apoyo político o sobornos a cambio de mirar para otro lado.

- Una burocracia, unos trámites injustificados, con los que bloquearán cualquier actividad económica que se quiera iniciar, hasta que ellos decidan si les conviene, o sean sobornados y apoyados políticamente.

Para eso se inventaron las leyes desproporcionadas yy la justicia draconiana, para que el poder político pueda amenazar a todo el mundo con la justicia como un arma, sabiendo que cualquiera que intente ser fuerte bajo su dominio no pueden cumplirlas.

Que la gente entienda por qué, bajar los impuestos implica dar libertad, y mejorar la economía.

Eso iguala a principios, no a resultados. Algo que sería necesario enseñar, que no es posible igualar a resultados, o es algo tan complicado, que no podría ser competencia de un gobierno.

Los grandes empresarios, a veces puede ser tanto o más fuerte que el político, cuando son multinacionales, con impuestos bajos se ahorra tener que hacer un montón de cosas, que tienen que ver con la corrupción, y la injusticia social, invertir en ingeniería fiscal (evadir), social (sobornar) y judicial (abogados), para que su actividad económica funcione, aunque sea saltándose la ley y cuando son denunciados pagando a veces multas con juicios largos en el tiempo y recurridos por abogados que suelen pagar menos la multa y todo eso, que lo que habrían pagado respetando la ley dentro de su gran actividad económica.

Y el pequeño empresario, el emprendedor, que no suele hacer nada de eso, porque a veces no se imagina siquiera tratar de sobornar a la autoridad para que le afloje el papeleo y le otorgue las licencias, o no quiere, o no puede recurrir a esos metodos, siendo difícil saltarse los impuestos, salvo que tengan algún arreglo corrupto, donde es el político el corruptor en este caso.

Con impuestos bajos, y sin trabas burocráticas, todos están en igualdad de condiciones para competir con los oligopolios. El gran empresario a priori no tiene que corromper al político para que su actividad funcione y pueda competir con las de otros grandes competidores que harían lo mismo, una ley que permite ser saltada, no aplicada, es una provocación que crea leyes de facto diferentes para quienes pueden saltarselas, que de hecho se ven obligados a hacerlo si compiten entre sí. Eso crea la desigualdad de principios.

El político tampoco decide quien prospera y quien no. Luego está la seguridad jurídica de que esas condiciones se defienden en serio, que el gobierno (incluyendo la justicia) defenderá la propiedad y no intentará hacer juego sucio, lo que atrae inversores. Y el que vea una oportunidad de negocio en cualquier actividad, la estudie e invierta en ella tiene muchas más probabilidades de éxito, sabiendo que no le van a poner pegas y que podrá pagar los impuestos sin problemas.

Un saludo.

Buenas noches.

Yo soy de los que considero que el socialismo político en España ha causado, durante los no pocos años de su liderazgo, gravísimos daños a la industria y a la economía nacional española, a muchos de sus organismos e instituciones. Pero aún con la gravedad de los citados daños, estos no son ni los únicos ni posiblemente los peores.
Los peores han sido los daños morales, que nos han hecho caer cada vez más bajo como personas y como pueblo en general. El socialismo, con sus constantes mentiras; sus falsedades ideológicas; sus manipulaciones de la verdad y de la historia; su escasa o nula catadura moral; su enfrentamiento constante contra el cristianismo; su falta casi absoluta de honradez; la implantación del enchufismo, el servilismo, el amiguismo y la corrupción generalizada como forma de hacer política, ha constituido un pésimo ejemplo para la ciudadanía más simple y poco armada moral y espiritualmente.

En cierta manera se puede afirmar que, situando al socialismo político ideológico como principal responsable (que no único, ¡ojo!), España ha caído tan bajo como pueblo y como nación, como lo han hecho los sucesivos presidentes y ministros del gobierno de la nación desde que comenzó esta especie de democracia invertida o falseada. Mandatarios que parecen estar cronológica y matemáticamente unidos en una línea de caída ética y moral cada vez más hacia abajo, de tal manera que hemos llegado finalmente al gobierno (o más bien al aquelarre de gobierno actual), que está provocando graves daños: el hundimiento cada vez mayor de nuestra economía nacional (enorme endeudamiento y desaparición de tejido industrial y empresarial); de nuestras instituciones y servicios; de nuestra estructura como nación más o menos civilizada; y de nuestra capacidad de subsistencia diaria.

Ya va siendo hora de que cambien las tornas: La ciudadanía española debe despertar de una puñetera vez de su feliz y suicida ignorancia, de su tibieza o bajeza ética y moral, de su sectarismo político, de su dejadez de funciones político-democráticas y de su mirar hacia otro lado en los asuntos vitales que nos atañen a todos los ciudadanos.

Con Sánchez y su actual gobierno España ha caído ya muy bajo en prácticamente todos los indicadores anteriormente citados (ético-morales, económicos, institucionales y sociales). Esperemos que haya tocado fondo, porque de lo contrario podemos esperar lo peor de lo peor.

Si los españoles continúan con su voto -dígase también con su aprobación personal- dando de comer a este auténtico monstruo repugnante de dos cabezas (socialista-comunista) que destruye todo lo bueno y nos vomita encima todo lo malo, pronto seremos historia como pueblo y como nación.

Un saludo a todos (y a todas).