Parece que Sánchez y buena parte de sus ministros quieren romper la alianza de gobierno con los comunistas radicales de Podemos. Al final era verdad que Iglesias le quietaría el sueño.
La situación de España es lo bastante grave y caótica para que sea necesario un gobierno de concentración, integrado para gestionar la crisis con unidad y solvencia. La gente ya especula y sueña con un cambio de gobierno y los razonamientos se inclinan por un gobierno de amplio espectro donde no estaría Podemos y donde se pretende que puedan incorporarse algunos nacionalistas moderados.
La extraña reunión del rey con Nadia Calviño, la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital. celebrada ayer, lunes, por sorpresa, ha disparado las elucubraciones y sospechas sobre el colapso interno del gobierno de Sánchez. Oficialmente, Calviño informó al rey sobre la gravedad de la situación económica, pero la entrevista ha sido interpretada como un sondeo sobre un posible gobierno de concentración y una puesta en común de los dos más graves problemas de la España actual: el fracaso del gobierno de Sánchez e Iglesias y el foso profundo que la pandemia está creando en la economía española, mal gestionada por un gobierno que ya está quemado en España y ante sus aliados principales de Europa y la OTAN.
En numerosos medios y foros se especula ya con claridad sobre un Gobierno de Concentración, posiblemente presidido por la propia Nadia Calviño, al que se incorporarían personas independientes de nivel técnico y de reconocido prestigio y miembros de los principales partidos, desde el PSOE al PP y Ciudadanos, con los comunistas y VOX fuera. Pedro Sánchez, abatido y derrotado, se iría a su casa.
El proyecto habría parecido una locura hace apenas unas semanas, pero hoy es enormemente racional y lógico si se tienen en cuenta el deterioro, la desmoralización y el abatimiento del actual gobierno, acosado por sus propios errores, por la caída de su popularidad y por el cansancio del propio Sánchez, anímicamente tocado.
Al vislumbrarse el fracaso, las ratas comienzan a abandonar el barco. El PNV retira su apoyo presupuestario al PSOE porque dice que "La gestión de la crisis es nefasta", mientras ERC también parece haber marcado distancias, un panorama que impide aprobar presupuestos y hasta gobernar con la fuerza que España requiere en estos momentos difíciles.
El problema es que si el caos actual se prolonga, el gobierno de Sánchez e Iglesias va a dejar en herencia una España hecha trizas, economica, política y anímicamente, que tendrá que adoptar en el futuro medidas casi heroicas y esfuerzos sobrehumanos pare recuperar la prosperidad y la normalidad.
Al parecer, la gota que ha colmado el vaso ha sido la insinuación demencial, hecha por Pablo Iglesias, de que el Estado, si lo necesita, puede confiscar los ahorros de los ciudadanos, una insensatez de grado supino que suena como una blasfemia en el occidente libre y que puede provocar una letal fuga de capitales.
La situación de descontento y de rechazo frente al gobierno en el sector empresarial agrava las cosas y contribuye a que el futuro de España, gobernada por el actual equipo, se vea negro, herido y lleno de amenazas.
Y en estas circunstancias, lo mejor es unir fuerzas frente a las amenazas y dotar al gobierno de neuronas, solvencia e ilusión.
Francisco Rubiales
La extraña reunión del rey con Nadia Calviño, la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital. celebrada ayer, lunes, por sorpresa, ha disparado las elucubraciones y sospechas sobre el colapso interno del gobierno de Sánchez. Oficialmente, Calviño informó al rey sobre la gravedad de la situación económica, pero la entrevista ha sido interpretada como un sondeo sobre un posible gobierno de concentración y una puesta en común de los dos más graves problemas de la España actual: el fracaso del gobierno de Sánchez e Iglesias y el foso profundo que la pandemia está creando en la economía española, mal gestionada por un gobierno que ya está quemado en España y ante sus aliados principales de Europa y la OTAN.
En numerosos medios y foros se especula ya con claridad sobre un Gobierno de Concentración, posiblemente presidido por la propia Nadia Calviño, al que se incorporarían personas independientes de nivel técnico y de reconocido prestigio y miembros de los principales partidos, desde el PSOE al PP y Ciudadanos, con los comunistas y VOX fuera. Pedro Sánchez, abatido y derrotado, se iría a su casa.
El proyecto habría parecido una locura hace apenas unas semanas, pero hoy es enormemente racional y lógico si se tienen en cuenta el deterioro, la desmoralización y el abatimiento del actual gobierno, acosado por sus propios errores, por la caída de su popularidad y por el cansancio del propio Sánchez, anímicamente tocado.
Al vislumbrarse el fracaso, las ratas comienzan a abandonar el barco. El PNV retira su apoyo presupuestario al PSOE porque dice que "La gestión de la crisis es nefasta", mientras ERC también parece haber marcado distancias, un panorama que impide aprobar presupuestos y hasta gobernar con la fuerza que España requiere en estos momentos difíciles.
El problema es que si el caos actual se prolonga, el gobierno de Sánchez e Iglesias va a dejar en herencia una España hecha trizas, economica, política y anímicamente, que tendrá que adoptar en el futuro medidas casi heroicas y esfuerzos sobrehumanos pare recuperar la prosperidad y la normalidad.
Al parecer, la gota que ha colmado el vaso ha sido la insinuación demencial, hecha por Pablo Iglesias, de que el Estado, si lo necesita, puede confiscar los ahorros de los ciudadanos, una insensatez de grado supino que suena como una blasfemia en el occidente libre y que puede provocar una letal fuga de capitales.
La situación de descontento y de rechazo frente al gobierno en el sector empresarial agrava las cosas y contribuye a que el futuro de España, gobernada por el actual equipo, se vea negro, herido y lleno de amenazas.
Y en estas circunstancias, lo mejor es unir fuerzas frente a las amenazas y dotar al gobierno de neuronas, solvencia e ilusión.
Francisco Rubiales
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