Rusia y China apoyan al régimen militar que asesina monjes y pacifistas en las calles de Rangún, capital de Birmania. Ese apoyo, además de impedir que las Naciones Unidas aprueben sanciones colectivas en apoyo de los ciudadanos reprimidos por el totalirismo birmano, demuestra que Moscú y Beijing son dos peligrosas fuerzas totalitarias en el escenario internacional.
Estados Unidos y Europa hicieron frente común en el Consejo de Seguridad para sancionar a los militares birmanos, pero Rusia argumentó que la rebelión de los monjes y del pueblo era "un conflicto interno" de Birmania. China, por su parte, se limitó a apoyar a sus aliados, los militares represores.
Lo ocurrido en la ONU pone de manifiesto la urgencia de reformar ese inoperante foro mundial y sustituirlo por otra organización donde únicamente puedan puedan ser miembros los países democráticos.
Estados Unidos y Europa hicieron frente común en el Consejo de Seguridad para sancionar a los militares birmanos, pero Rusia argumentó que la rebelión de los monjes y del pueblo era "un conflicto interno" de Birmania. China, por su parte, se limitó a apoyar a sus aliados, los militares represores.
Lo ocurrido en la ONU pone de manifiesto la urgencia de reformar ese inoperante foro mundial y sustituirlo por otra organización donde únicamente puedan puedan ser miembros los países democráticos.
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