La prensa se mofa de Sánchez y de su ridícula "entrevista" de 29 segundos con Joe Biden
La prensa marroquí se mofa de Sánchez después de su ridícula entrevista con Biden. La Europea hace poco menos que lo mismo. En Estados Unidos le llaman "un desconocido" y en el resto del mundo se cuentan ya chistes de españoles que destacan por su cobardía y por soportar sin rebelarse a los que les gobiernan.
Es difícil entender como el partido socialista sigue sosteniendo a un gobierno tan deficiente y fracasado. Sólo en España, Sánchez, que realmente es un fantoche lleno de fracaso y ridículo, mantiene su imagen de dirigente político normal, una etiqueta que consigue gracias a los millones de euros del erario público que gasta en comprar medios de comunicación y voluntades.
Millones de españoles empiezan a reprochar a los votantes socialistas el habernos precipitado, con sus votos, en la tragedia del sanchismo. Pero los indignados y víctimas del sanchismo, al contemplar el avance de España hacia la ruina y el fracaso, también apuntan el dedo acusador hacia la Monarquía, la Justicia y las Fuerza Armadas, instituciones que, según la Constitución, tienen la misión de defender a España de dramas y catástrofes que amenacen su existencia.
Ayer aparecieron por las redes muchos mensajes que exigían al rey que no firmara los indultos de los golpistas catalanes que el gobierno se dispone a aprobar, En esos mensajes se rechaza como falso el criterio de que el rey está obligado a firmar todo lo que le presente el gobierno y se ponían ejemplos de decretos que, por ser ilegales y violadores de los derechos fundamentales, el rey puede y debe rechazar sin firma.
La Monarquía está sufriendo también el desgaste que le salpica de la estupidez y ridiculez del sanchismo. En uno de los mensajes se le decía al rey que deje de lucir en la solapa de sus trajes el símbolo de la agenda 2030 y se ponga una bandera de España, acusando al monarca español de ser poco patriota y demasiado defensor del Nuevo Orden Mundial.
La increíble torpeza, las mentiras reiteadas y la arrogancia de Sánchez provocan dramas en todos lo ámbitos de la vida de España y de sus ciudadanos, que se manifiestan en la economía y el desprestigio mundial de España, un país que por culpa de su presidente está perdiendo oportunidades de negocios y contratos internacionales que habría reportado miles de millones de beneficio a las empresas españolas.
Sánchez nos hace retroceder, de hecho, en la unidad de España, la solvencia económica, las relaciones internacionales, la cultura, la ciencia, el empleo, la vida de las empresas, los impuestos, los valores, y la dignidad como pueblo, que se encuentra por los suelos como consecuencia de sus injusticias, errores y torpezas, además de arrebatarnos la tradicional alegría y la esperanza en el futuro.
La radiografía real de la España actual es que más de medio país se siente avergonzado de su gobierno y parte de su población también indignada y llena de rabia por tener que padecer tanta estupidez en el grupo que, por desgracia, tiene en sus manos el timón de la nación.
Miles de mensajes en las redes, prensa y los foros de Internet reflejan el malestar de los españoles con el fantoche que les gobierna y con los que les votan, hasta el punto de que el país se divide hoy no tanto en derechas e izquierdas o demócratas y totalitarios, o decentes e indecentes, sino más bien entre votantes de Sánchez y ciudadanos que exigen que ese tipo salga del poder por torpe, incapaz y peligroso.
La llegada inminente de las primeras remesas de dinero europeo para paliar el drama de la pandemia, que debería ser una buena noticia para la España casi en quiebra, es también objeto de preocupación para millones de españoles, que piensan que Sánchez no tiene capacidad técnica ni moral para repartir con criterio, justicia y eficacia ese dinero. Muchos de ellos exigen que se cree una comisión independiente y con prestigio para que controle el reparto de un dinero que, según muchos españoles, puede ser empleado por el sanchismo en comprar votos y poder para que Sánchez siga más tiempo en la Moncloa.
Francisco Rubiales
Es difícil entender como el partido socialista sigue sosteniendo a un gobierno tan deficiente y fracasado. Sólo en España, Sánchez, que realmente es un fantoche lleno de fracaso y ridículo, mantiene su imagen de dirigente político normal, una etiqueta que consigue gracias a los millones de euros del erario público que gasta en comprar medios de comunicación y voluntades.
Millones de españoles empiezan a reprochar a los votantes socialistas el habernos precipitado, con sus votos, en la tragedia del sanchismo. Pero los indignados y víctimas del sanchismo, al contemplar el avance de España hacia la ruina y el fracaso, también apuntan el dedo acusador hacia la Monarquía, la Justicia y las Fuerza Armadas, instituciones que, según la Constitución, tienen la misión de defender a España de dramas y catástrofes que amenacen su existencia.
Ayer aparecieron por las redes muchos mensajes que exigían al rey que no firmara los indultos de los golpistas catalanes que el gobierno se dispone a aprobar, En esos mensajes se rechaza como falso el criterio de que el rey está obligado a firmar todo lo que le presente el gobierno y se ponían ejemplos de decretos que, por ser ilegales y violadores de los derechos fundamentales, el rey puede y debe rechazar sin firma.
La Monarquía está sufriendo también el desgaste que le salpica de la estupidez y ridiculez del sanchismo. En uno de los mensajes se le decía al rey que deje de lucir en la solapa de sus trajes el símbolo de la agenda 2030 y se ponga una bandera de España, acusando al monarca español de ser poco patriota y demasiado defensor del Nuevo Orden Mundial.
La increíble torpeza, las mentiras reiteadas y la arrogancia de Sánchez provocan dramas en todos lo ámbitos de la vida de España y de sus ciudadanos, que se manifiestan en la economía y el desprestigio mundial de España, un país que por culpa de su presidente está perdiendo oportunidades de negocios y contratos internacionales que habría reportado miles de millones de beneficio a las empresas españolas.
Sánchez nos hace retroceder, de hecho, en la unidad de España, la solvencia económica, las relaciones internacionales, la cultura, la ciencia, el empleo, la vida de las empresas, los impuestos, los valores, y la dignidad como pueblo, que se encuentra por los suelos como consecuencia de sus injusticias, errores y torpezas, además de arrebatarnos la tradicional alegría y la esperanza en el futuro.
La radiografía real de la España actual es que más de medio país se siente avergonzado de su gobierno y parte de su población también indignada y llena de rabia por tener que padecer tanta estupidez en el grupo que, por desgracia, tiene en sus manos el timón de la nación.
Miles de mensajes en las redes, prensa y los foros de Internet reflejan el malestar de los españoles con el fantoche que les gobierna y con los que les votan, hasta el punto de que el país se divide hoy no tanto en derechas e izquierdas o demócratas y totalitarios, o decentes e indecentes, sino más bien entre votantes de Sánchez y ciudadanos que exigen que ese tipo salga del poder por torpe, incapaz y peligroso.
La llegada inminente de las primeras remesas de dinero europeo para paliar el drama de la pandemia, que debería ser una buena noticia para la España casi en quiebra, es también objeto de preocupación para millones de españoles, que piensan que Sánchez no tiene capacidad técnica ni moral para repartir con criterio, justicia y eficacia ese dinero. Muchos de ellos exigen que se cree una comisión independiente y con prestigio para que controle el reparto de un dinero que, según muchos españoles, puede ser empleado por el sanchismo en comprar votos y poder para que Sánchez siga más tiempo en la Moncloa.
Francisco Rubiales
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