La prensa denuncia que dos meses y medio antes de dejar la presidencia de la Junta de Andalucía para ocupar su cargo de vicepresidente tercero en el gobierno nacional de Zapatero, Manuel Chaves aprobó una ayuda de más de 10 millones de euros para Mina de Aguas Teñidas (Matsa), empresa de la que su hija Paula es representante legal desde noviembre 2008 y en la que ella posee amplísimos poderes.
También denuncia la prensa que el hermano Leonardo de Manuel Chaves, que fue destituido de su cargo de director general de la Consejería de Turismo y Deportes en la Junta de Andalucía, consiguió el hito de encontrar trabajo en un solo día al ser designado director general el club de baloncesto Cajasol, un histórico de la ACB con un sueldo naturalmente muy superior al que cobraba como director general de Infraestructura y tecnología deportivas. Hoy cuenta la COPE que fue su hermano Manuel el que a base de llamadas a la presidencia de la Caja logró que su hermano fuera colocado en ese puesto remunerado.
Esas actuaciones de Manuel Chaves violan la ética democrática, podrían ser incompatibles con su cargo y quizás hasta le acarreen problemas con la Justicia.
Lo que sí le ha causado ya es un profundo daño en la imagen, que le afecta a él como político, a la Junta de Andalucía como institución y a Andalucía como región, que refuerza sus perfiles como patria de las chapuzas y refugio de abusos y corruptelas.
En muchos rincones de Andalucía se comenta sin disimulo que la salida de Chaves fue silenciosa, demasiado precipitada, triste y extraña. Ahora, después de la denuncia mediática de nepotismo incompatible con el cargo que desempeñaba, ese abandono de Andalucía también adquiere rasgos problemáticos y nada edificantes.
Ha sido presidente de la Junta de Andalucía durante casi dos décadas, pero se fue casi sin despedirse, como si tuviera prisa. Su salida ha pasado inadvertida y su memoria parece haberse esfumado en pocos días, sin que nadie parezca echarle de menos, ni la sociedad andaluza, ni sus compañeros de partido.
Su mayor "mérito" ha sido crear en Andalucía un auténtico "régmen" clientelar, casi invencible, capaz de integrar bajo su abundancia a la patronal, los sindicatos y hasta muchas instituciones, asociaciones, fundaciones y empresas que en una democracia saludable deberían ser libres e independientes. El poder de la Junta sabe proyectar miedo y derrotar, una vez tras otra, al Partido Popular, hasta casi el aburrimiento. Es un sistema político donde la densidad y la presencia del poder público es agobiante, sin sociedad civil, sin ciudadanos, amasado con alianzas y pactos muchas veces opacos y tejido con una insondable red de subvenciones, concesiones, privilegios, ventajas y marginaciones, todo basado en el poder desmesurado del partido socialista, del Ejecutivo y en la abundancia de dinero público.
Otro de sus "logros" ha sido la propaganda, sustentada por medios afines y proclives a la adulación, bien lubricados con publicidad oficial y concesiones, con el oficial Canal Sur de Televisión y radio al frente, desde donde se difundió hasta la saciedad la imagen de una Andalucía próspera, moderna y dinámica que no se parece en nada a la realidad, marcada por el atraso, el fracaso escolar, el millón de parados y el pertinaz estancamiento estadístico en la cola de España.
Sin embargo, para muchos, esa Andalucía modelada por Chaves desde la poderosa Junta es todo un ejemplo. Algunos de sus colaboradores dicen que Zapatero está "fascinado" con el modelo andaluz porque ha conseguido maniatar y desesperar a la derecha, a la que siempre derrota en las urnas. Según esa tesis, Zapatero ha incorporado a Chaves a su gobierno para que le ayude a implantar el modelo andaluz en toda España.
Si eso fuera cierto y lograran un día el éxito pretendido, entonces España también se habrá alejado de la democracia muchos cientos de millas, por muchísimos años.
También denuncia la prensa que el hermano Leonardo de Manuel Chaves, que fue destituido de su cargo de director general de la Consejería de Turismo y Deportes en la Junta de Andalucía, consiguió el hito de encontrar trabajo en un solo día al ser designado director general el club de baloncesto Cajasol, un histórico de la ACB con un sueldo naturalmente muy superior al que cobraba como director general de Infraestructura y tecnología deportivas. Hoy cuenta la COPE que fue su hermano Manuel el que a base de llamadas a la presidencia de la Caja logró que su hermano fuera colocado en ese puesto remunerado.
Esas actuaciones de Manuel Chaves violan la ética democrática, podrían ser incompatibles con su cargo y quizás hasta le acarreen problemas con la Justicia.
Lo que sí le ha causado ya es un profundo daño en la imagen, que le afecta a él como político, a la Junta de Andalucía como institución y a Andalucía como región, que refuerza sus perfiles como patria de las chapuzas y refugio de abusos y corruptelas.
En muchos rincones de Andalucía se comenta sin disimulo que la salida de Chaves fue silenciosa, demasiado precipitada, triste y extraña. Ahora, después de la denuncia mediática de nepotismo incompatible con el cargo que desempeñaba, ese abandono de Andalucía también adquiere rasgos problemáticos y nada edificantes.
Ha sido presidente de la Junta de Andalucía durante casi dos décadas, pero se fue casi sin despedirse, como si tuviera prisa. Su salida ha pasado inadvertida y su memoria parece haberse esfumado en pocos días, sin que nadie parezca echarle de menos, ni la sociedad andaluza, ni sus compañeros de partido.
Su mayor "mérito" ha sido crear en Andalucía un auténtico "régmen" clientelar, casi invencible, capaz de integrar bajo su abundancia a la patronal, los sindicatos y hasta muchas instituciones, asociaciones, fundaciones y empresas que en una democracia saludable deberían ser libres e independientes. El poder de la Junta sabe proyectar miedo y derrotar, una vez tras otra, al Partido Popular, hasta casi el aburrimiento. Es un sistema político donde la densidad y la presencia del poder público es agobiante, sin sociedad civil, sin ciudadanos, amasado con alianzas y pactos muchas veces opacos y tejido con una insondable red de subvenciones, concesiones, privilegios, ventajas y marginaciones, todo basado en el poder desmesurado del partido socialista, del Ejecutivo y en la abundancia de dinero público.
Otro de sus "logros" ha sido la propaganda, sustentada por medios afines y proclives a la adulación, bien lubricados con publicidad oficial y concesiones, con el oficial Canal Sur de Televisión y radio al frente, desde donde se difundió hasta la saciedad la imagen de una Andalucía próspera, moderna y dinámica que no se parece en nada a la realidad, marcada por el atraso, el fracaso escolar, el millón de parados y el pertinaz estancamiento estadístico en la cola de España.
Sin embargo, para muchos, esa Andalucía modelada por Chaves desde la poderosa Junta es todo un ejemplo. Algunos de sus colaboradores dicen que Zapatero está "fascinado" con el modelo andaluz porque ha conseguido maniatar y desesperar a la derecha, a la que siempre derrota en las urnas. Según esa tesis, Zapatero ha incorporado a Chaves a su gobierno para que le ayude a implantar el modelo andaluz en toda España.
Si eso fuera cierto y lograran un día el éxito pretendido, entonces España también se habrá alejado de la democracia muchos cientos de millas, por muchísimos años.
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