Las leyes de género que perjudican al hombre son un atentado contra la Constitución y la misma Justicia democrática, en la que no cabe la discriminación. La sociedad española, por fortuna, empieza a reaccionar contra esas leyes, que en España han sido impulsadas por el socialismo y el comunismo y que han generado problemas de convivencia e, incluso, acentuado la misma violencia en algunos casos.
Esas leyes producen hombres desesperados que matan y se suicidan porque saben que la Justicia va a ponerse de parte de la mujer, de manera automática.
Los policías que reciben las denuncias cada día recelan más de ellas porque el número de denuncias falsas crece constantemente.
Sería Justo que las mujeres que realizan denuncias falsas de violencia ingresen en prisión. Ese sucio vicio, tolerado por las izquierdas, se reduciría de manera drástica.
Se trata de leyes injustas que perjudican a los hombres, a los que les adjudica un plus de peligrosidad y delito, mientras son blandas con las mujeres, que según las estadísticas, cometen los mismos delitos que los hombres.
Las mujeres más sensatas y menos sectarias saben que la mejor manera de acabar con la violencia contra las mujeres es ganarse al hombre para su causa, no acorralarlo y destrozarlo con leyes injustas.
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género se hizo para joder al hombre y fue consecuencia de la presión de las feministas y de la conciencia socialista de que con esa ley se ganaría el voto de miles de mujeres españolas. La ley, presentada por el PSOE con la implicación de siete ministerios, se aprueba en el Congreso por unanimidad.
Fíjense en la fecha de la ley, el 28 de diciembre, día de los inocentes, todo un símbolo que marca la naturaleza injusta, discriminatoria y contraria a la constitución de esa maldita ley. La ley parecía una inocentada, pero se ha convertido en un drama lleno de injusticia y sangre.
Desde entonces, el problema de los asesinatos de mujeres, hombres y niños dentro del ámbito familiar no ha retrocedido y en muchos aspectos cabe afirmar que ha avanzado porque contra la violencia de emplean millones de euros en propaganda, que está resultando ineficaz porque las raíces de esa estructura legal están viciadas por ser desiguales y claramente perjudiciales para el hombre.
El Estado, en manos de la izquierda, ignora que tiene la obligación de compensar la asimetría de las leyes de género para que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y la misma protección. Pero socialistas y comunistas no lo hacen porque para ellos lo que priva no es la justicia, sino la captura de votos. Toda una bajeza de alcurnia que padece la pobre España y que ha convertido el país en tierra hostil para los hombres.
Francisco Rubiales
Esas leyes producen hombres desesperados que matan y se suicidan porque saben que la Justicia va a ponerse de parte de la mujer, de manera automática.
Los policías que reciben las denuncias cada día recelan más de ellas porque el número de denuncias falsas crece constantemente.
Sería Justo que las mujeres que realizan denuncias falsas de violencia ingresen en prisión. Ese sucio vicio, tolerado por las izquierdas, se reduciría de manera drástica.
Se trata de leyes injustas que perjudican a los hombres, a los que les adjudica un plus de peligrosidad y delito, mientras son blandas con las mujeres, que según las estadísticas, cometen los mismos delitos que los hombres.
Las mujeres más sensatas y menos sectarias saben que la mejor manera de acabar con la violencia contra las mujeres es ganarse al hombre para su causa, no acorralarlo y destrozarlo con leyes injustas.
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género se hizo para joder al hombre y fue consecuencia de la presión de las feministas y de la conciencia socialista de que con esa ley se ganaría el voto de miles de mujeres españolas. La ley, presentada por el PSOE con la implicación de siete ministerios, se aprueba en el Congreso por unanimidad.
Fíjense en la fecha de la ley, el 28 de diciembre, día de los inocentes, todo un símbolo que marca la naturaleza injusta, discriminatoria y contraria a la constitución de esa maldita ley. La ley parecía una inocentada, pero se ha convertido en un drama lleno de injusticia y sangre.
Desde entonces, el problema de los asesinatos de mujeres, hombres y niños dentro del ámbito familiar no ha retrocedido y en muchos aspectos cabe afirmar que ha avanzado porque contra la violencia de emplean millones de euros en propaganda, que está resultando ineficaz porque las raíces de esa estructura legal están viciadas por ser desiguales y claramente perjudiciales para el hombre.
El Estado, en manos de la izquierda, ignora que tiene la obligación de compensar la asimetría de las leyes de género para que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y la misma protección. Pero socialistas y comunistas no lo hacen porque para ellos lo que priva no es la justicia, sino la captura de votos. Toda una bajeza de alcurnia que padece la pobre España y que ha convertido el país en tierra hostil para los hombres.
Francisco Rubiales
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