La mujer gana espacios de derechos y libertades en España, pero, simultáneamente, sufre un enorme deterioro en su vida y cada día está más acosada por nuevos males y riesgos.
¿Es sólo el precio de la liberación o tal vez la consecuencia de un desmadre ético que tiene en el abuso del aborto su principal polo?
El suicidio femenino se ha duplicado en España, en los cuatro últimos años, quizás como cnsecuencia de aborto masivo. Un estudio del Gobierno del Finlandia revela que el aborto multiplica por tres la tasa de suicidio femenino, comparada con la media de la población, pero se multiplica por siete cuando se la compara con la media de las mujeres que dan a luz (incluso embarazos no-deseados).
Las estadísticas demuestran que las muertes por accidentes se multiplican por cuatro después de un aborto.
La incidencia del cancer de mama se dispara en España. El mes pasado, la revista de las aseguradoras norteamericanas ( The Actuary) recomendaba a las compañías de seguro elevar las primas de las mujeres que hubieran abortado, por la correlación demostrada del aborto con el cáncer de mama. Y lo mismo ocurre con otros tipos de cáncer, con la diabetes, las cardiopatías, la esterilidad, etc.
La violencia doméstica, un drama en España, según estudios internacionales aumenta más del 500% en sociedades con altas tasas de aborto. Igualmente la violencia contra los niños (incluida la pederastia), que aumenta ¡más del 1000%! También se disparan las separaciones y divorcios, que suelen ocurrir, en el 70% de los casos, en el plazo de un año después del aborto.
Hay enfermedades y padecimientos nuevos en crecimiento sensible en España, como las depresiones, psicosis, trastornos bipolares, anorexia, etc.
El abuso de alcohol y de drogas entre los jóvenes también se ve a fectado por el aborto. Según numerosos estudios, el consumo de alcohol aumenta un 100% tras un aborto, el consumo de drogas ilegales cinco veces y el de marihuana diez veces más después del aborto.
A la vista de estos datos, los miembros de partidos políticos, sindicatos y organizaciones que se distinguen en España por sus ansias abortistas deberían ser algo más prudentes, al igual que las asociaciones de mujeres deberían sopesar los altísimos peajes que están pagando por lo que ellas llaman "liberación", un proceso donde, desgraciadamente, se mezclan logros y avances indiscutibles con retrocesos y daños terribles.
¿Es sólo el precio de la liberación o tal vez la consecuencia de un desmadre ético que tiene en el abuso del aborto su principal polo?
El suicidio femenino se ha duplicado en España, en los cuatro últimos años, quizás como cnsecuencia de aborto masivo. Un estudio del Gobierno del Finlandia revela que el aborto multiplica por tres la tasa de suicidio femenino, comparada con la media de la población, pero se multiplica por siete cuando se la compara con la media de las mujeres que dan a luz (incluso embarazos no-deseados).
Las estadísticas demuestran que las muertes por accidentes se multiplican por cuatro después de un aborto.
La incidencia del cancer de mama se dispara en España. El mes pasado, la revista de las aseguradoras norteamericanas ( The Actuary) recomendaba a las compañías de seguro elevar las primas de las mujeres que hubieran abortado, por la correlación demostrada del aborto con el cáncer de mama. Y lo mismo ocurre con otros tipos de cáncer, con la diabetes, las cardiopatías, la esterilidad, etc.
La violencia doméstica, un drama en España, según estudios internacionales aumenta más del 500% en sociedades con altas tasas de aborto. Igualmente la violencia contra los niños (incluida la pederastia), que aumenta ¡más del 1000%! También se disparan las separaciones y divorcios, que suelen ocurrir, en el 70% de los casos, en el plazo de un año después del aborto.
Hay enfermedades y padecimientos nuevos en crecimiento sensible en España, como las depresiones, psicosis, trastornos bipolares, anorexia, etc.
El abuso de alcohol y de drogas entre los jóvenes también se ve a fectado por el aborto. Según numerosos estudios, el consumo de alcohol aumenta un 100% tras un aborto, el consumo de drogas ilegales cinco veces y el de marihuana diez veces más después del aborto.
A la vista de estos datos, los miembros de partidos políticos, sindicatos y organizaciones que se distinguen en España por sus ansias abortistas deberían ser algo más prudentes, al igual que las asociaciones de mujeres deberían sopesar los altísimos peajes que están pagando por lo que ellas llaman "liberación", un proceso donde, desgraciadamente, se mezclan logros y avances indiscutibles con retrocesos y daños terribles.
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