Europa y Estados Unidos se deterioran a chorros, se crispan, se llenan de odio, se dividen y se debilitan como consecuencia de factores como la invasión masiva de inmigrantes, que dispara la delincuencia en la sociedad, indigna a los ciudadanos e impulsa el crecimiento de posiciones y partidos radicales.
En Francia acaba de comprobarse: un país crispado y atormentado por la inmigración masiva acaba de votar con histeria a los extremos, a la izquierda y a la derecha.
El vientre de la mujer musulmana sí que es un arma de destrucción masiva en un mundo occidental que ya apenas tiene hijos y cuyos políticos, corruptos y traidores muchos de ellos, no hacen nada por impedir la muerte de su propia cultura y relanzar la natalidad.
No hay duda alguna de que tarde o temprano estallará en Occidente una guerra contra el islam y que esa guerra será el momento que Rusia y China esperan para liquidar la cultura y la civilización de las libertades y los derechos, que ellos tanto odian porque saben que es superior.
Nuestros nietos vivirán esa guerra y si la pierden y sobreviven tendrán que hablar árabe y renunciar a la libertad.
Rusia y China saben que perderían una guerra convencional contra la OTAN, pero saben también que Occidente tiene debilidades y traidores en sus filas que pueden aprovecharse para derrotarlo.
El feminismo radical y las ligas LGTBI son otras armas eficaces para destrozar la cultura occidental. La gente, torpe y manipulada, debería preguntarse ¿por qué los mismos que defienden los derechos LGTBI defienden también el Islam, cuyas leyes mandan ahorcar a los homosexuales? En ningún lugar del mundo viven hoy mejor los LGTBI que en el Occidente libre.
Los gobernantes traidores y lacayos son el arma principal que rusos y chinos utilizan para destruir el mundo occidental. La corrupción es otra de las armas eficaces, junto con la demolición de la religión cristiana, los derechos y libertades, el humanismo y la democracia.
Tipos como Pedro Sánchez, el sultán marroquí y hasta Joe Biden tienen un inmenso valor para Rusia y China, que lo apoyan desde la trastienda para que sigan mandando.
La labor de Sánchez destruyendo España, un país de gran valor estratégico, y desestabilizando Europa junto con Úrsula von der Layen son piezas de gran valor para los enemigos de la libertad.
La misión de los lacayos es de un valor inmenso en la actual guerra, como también lo son el narcotráfico, la corrupción generalizada, los impuestos abusivos, el endeudamiento enloquecido, el despilfarro y la promoción de todos los vicios y contravalores imaginables.
Basta citar como ejemplos tres con los que Pedro Sánchez destroza España con una eficacia demoledora: el primero son los injustos privilegios con que el sanchismo premia a sus socios, que son los más desleales hijos de España, catalanes y vascos encuadrados en partidos que odian la nación y luchar por destruirla.; el segundo es la protección que las leyes españolas prestan al ladrón de viviendas (okupa), una injusticia brutal que desespera y desmoraliza a la sociedad española, ante el regocijo de sus enemigos, algunos de los cuales están en el poder; y el tercero es el asalto de Pedro Sánchez a la Justicia, a la que quiere someter por todos los medios para que sus corrupciones, abusos e iniquidades queden impunes.
Pero la inmigración masiva es el arma más eficaz de los enemigos de la libertad en todo el mundo, junto con el apoyo al Islam, que en el fondo es una religión de esclavos. Gracias a esas dos armas combinadas, Occidente está siendo derrotado por los totalitarios y fabricantes de hambre y esclavos.
El asalto a Europa de los inmigrantes africanos es consecuencia directa no sólo de la financiación ruso-china sino también del dominio creciente que Moscú y Pekín ejercen en el continente africano, donde han derrotado ya a Estados unidos y a Occidente y donde han creado un clima de terror y degeneración en la zona subsahariana que empuja hacia Europa a oleadas de inmigrantes desesperados.
Los militantes de partidos como el español PSOE no son conscientes de que están siendo utilizados como saboteadores del mundo de las libertades y derechos, trabajando en favor del totalitarismo que crea esclavitud, pobreza y crímenes, con bases en Moscú y Pekín y con sucursales sangrientas en La Habana, Caracas, Managua y otros infiernos.
Francisco Rubiales
En Francia acaba de comprobarse: un país crispado y atormentado por la inmigración masiva acaba de votar con histeria a los extremos, a la izquierda y a la derecha.
El vientre de la mujer musulmana sí que es un arma de destrucción masiva en un mundo occidental que ya apenas tiene hijos y cuyos políticos, corruptos y traidores muchos de ellos, no hacen nada por impedir la muerte de su propia cultura y relanzar la natalidad.
No hay duda alguna de que tarde o temprano estallará en Occidente una guerra contra el islam y que esa guerra será el momento que Rusia y China esperan para liquidar la cultura y la civilización de las libertades y los derechos, que ellos tanto odian porque saben que es superior.
Nuestros nietos vivirán esa guerra y si la pierden y sobreviven tendrán que hablar árabe y renunciar a la libertad.
Rusia y China saben que perderían una guerra convencional contra la OTAN, pero saben también que Occidente tiene debilidades y traidores en sus filas que pueden aprovecharse para derrotarlo.
El feminismo radical y las ligas LGTBI son otras armas eficaces para destrozar la cultura occidental. La gente, torpe y manipulada, debería preguntarse ¿por qué los mismos que defienden los derechos LGTBI defienden también el Islam, cuyas leyes mandan ahorcar a los homosexuales? En ningún lugar del mundo viven hoy mejor los LGTBI que en el Occidente libre.
Los gobernantes traidores y lacayos son el arma principal que rusos y chinos utilizan para destruir el mundo occidental. La corrupción es otra de las armas eficaces, junto con la demolición de la religión cristiana, los derechos y libertades, el humanismo y la democracia.
Tipos como Pedro Sánchez, el sultán marroquí y hasta Joe Biden tienen un inmenso valor para Rusia y China, que lo apoyan desde la trastienda para que sigan mandando.
La labor de Sánchez destruyendo España, un país de gran valor estratégico, y desestabilizando Europa junto con Úrsula von der Layen son piezas de gran valor para los enemigos de la libertad.
La misión de los lacayos es de un valor inmenso en la actual guerra, como también lo son el narcotráfico, la corrupción generalizada, los impuestos abusivos, el endeudamiento enloquecido, el despilfarro y la promoción de todos los vicios y contravalores imaginables.
Basta citar como ejemplos tres con los que Pedro Sánchez destroza España con una eficacia demoledora: el primero son los injustos privilegios con que el sanchismo premia a sus socios, que son los más desleales hijos de España, catalanes y vascos encuadrados en partidos que odian la nación y luchar por destruirla.; el segundo es la protección que las leyes españolas prestan al ladrón de viviendas (okupa), una injusticia brutal que desespera y desmoraliza a la sociedad española, ante el regocijo de sus enemigos, algunos de los cuales están en el poder; y el tercero es el asalto de Pedro Sánchez a la Justicia, a la que quiere someter por todos los medios para que sus corrupciones, abusos e iniquidades queden impunes.
Pero la inmigración masiva es el arma más eficaz de los enemigos de la libertad en todo el mundo, junto con el apoyo al Islam, que en el fondo es una religión de esclavos. Gracias a esas dos armas combinadas, Occidente está siendo derrotado por los totalitarios y fabricantes de hambre y esclavos.
El asalto a Europa de los inmigrantes africanos es consecuencia directa no sólo de la financiación ruso-china sino también del dominio creciente que Moscú y Pekín ejercen en el continente africano, donde han derrotado ya a Estados unidos y a Occidente y donde han creado un clima de terror y degeneración en la zona subsahariana que empuja hacia Europa a oleadas de inmigrantes desesperados.
Los militantes de partidos como el español PSOE no son conscientes de que están siendo utilizados como saboteadores del mundo de las libertades y derechos, trabajando en favor del totalitarismo que crea esclavitud, pobreza y crímenes, con bases en Moscú y Pekín y con sucursales sangrientas en La Habana, Caracas, Managua y otros infiernos.
Francisco Rubiales
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