El objetivo declarado de la asignatura "Educación para la ciudadanía" es ayudar a formar ciudadanos, pero los ciudadanos nunca podrán ser formados por el Estado, ni por los partidos políticos, más interesados en gobernar sobre esclavos y rebaños domesticados que sobre ciudadanos independientes y celosos de su libertad.
Cada vez que el Estado ha intentado en serio formar ciudadanos ha creado guardias rojos o camisas pardas. Los ciudadanos sólo pueden ser formados por otros ciudadanos, por gente verdaderamente libre y auténticamente demócrata.
Convertir la escuela en un campo de entrenamiento social es una locura indecente porque la historia ha demostrado hasta la saciedad, en cada etapa histórica, sin excepción alguna, que el Estado siempre está más interesado en formar esclavos que hombres y mujeres libres.
Pretender que un gobierno forme a ciudadanos que, por naturaleza, son rebeldes y difíciles de someter, es como poner la zorra al cuidado de las gallinas. El Estado sólo ha demostrado tener capacidad para formar esclavos o servidores, los primeros para que formen parte del rebaño y los segundos para que actuen como pastores, pandilleros o represores.
No es enseñando las aventuras de "Alí Babá y los cuarenta maricones" como se forma a los ciudadanos, sino enseñándoles a reclamar, a tomar decisiones, a odiar la corrupción, a vigilar a sus representantes políticos, a controlar al poder, a participar activamente en la vida comunitaria, a exigir servicio y eficiencia a los representas públicos, a debatir en libertad y a ejercer el autogobierno como corresponde a quien es el soberano del sistema democrático. ¿pueden fabricar auténticos ciudadanos los mismos que los han expulsado de la política y les han arrebatado su soberanía?
Los ciudadanos, cada vez que surgieron en la Historia, nacieron siempre ayudados y formados por otros ciudadanos, que les transmitieron altas dosis de libertad y de responsabilidad en los raros espacios de libertad existentes, como la Atenas clásica y algunas ciudades medievales que lograron resistir y preservar su autonomía, pagando siempre una alta cuota de sangre,frente al poder opresor de los nobles, los clérigos y los reyes. Entonces y ahora, los auténticos ciudadanos siempre tuvieron claro que el mayor enemigo era el poder político y sus grandes poderes aliados, que nunca dudaron en utilizar los recursos del Estado para someter, aplastar por la fuerza y hasta asesinar a la gente libre.
Cada vez que el Estado ha intentado en serio formar ciudadanos ha creado guardias rojos o camisas pardas. Los ciudadanos sólo pueden ser formados por otros ciudadanos, por gente verdaderamente libre y auténticamente demócrata.
Convertir la escuela en un campo de entrenamiento social es una locura indecente porque la historia ha demostrado hasta la saciedad, en cada etapa histórica, sin excepción alguna, que el Estado siempre está más interesado en formar esclavos que hombres y mujeres libres.
Pretender que un gobierno forme a ciudadanos que, por naturaleza, son rebeldes y difíciles de someter, es como poner la zorra al cuidado de las gallinas. El Estado sólo ha demostrado tener capacidad para formar esclavos o servidores, los primeros para que formen parte del rebaño y los segundos para que actuen como pastores, pandilleros o represores.
No es enseñando las aventuras de "Alí Babá y los cuarenta maricones" como se forma a los ciudadanos, sino enseñándoles a reclamar, a tomar decisiones, a odiar la corrupción, a vigilar a sus representantes políticos, a controlar al poder, a participar activamente en la vida comunitaria, a exigir servicio y eficiencia a los representas públicos, a debatir en libertad y a ejercer el autogobierno como corresponde a quien es el soberano del sistema democrático. ¿pueden fabricar auténticos ciudadanos los mismos que los han expulsado de la política y les han arrebatado su soberanía?
Los ciudadanos, cada vez que surgieron en la Historia, nacieron siempre ayudados y formados por otros ciudadanos, que les transmitieron altas dosis de libertad y de responsabilidad en los raros espacios de libertad existentes, como la Atenas clásica y algunas ciudades medievales que lograron resistir y preservar su autonomía, pagando siempre una alta cuota de sangre,frente al poder opresor de los nobles, los clérigos y los reyes. Entonces y ahora, los auténticos ciudadanos siempre tuvieron claro que el mayor enemigo era el poder político y sus grandes poderes aliados, que nunca dudaron en utilizar los recursos del Estado para someter, aplastar por la fuerza y hasta asesinar a la gente libre.
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