Tiene razón el presidente del PSOE, Manuel Chaves, cuando afirma que es "muy peligroso" sacar a la extrema derecha del armario porque "luego va a ser muy difícil volver a meterla", pero se equivoca cuando culpa de esa fechoría exclusivamente a la derecha, porque nadie está vaciando los armarios de España con más eficacia que su propio partido y el gobierno que preside su "colega" Zapatero.
Cuando murió Franco y los españoles optaron por una democracia que entonces parecía auténtica y limpia, la extrema derecha y la extrema izquierda tuvieron que encerrarse en un armario de hierro con siete candados porque no tenían nada que hacer en una sociedad decidida a convivir en armonía y paz.
Pero han sido los políticos los que han roto los candados y han "excarcelado" el extremismo cuando se han olvidado de los ciudadanos, cuando han abrazado la corrupción, cuando han dinamitado la unidad de España, cuando han aprobado estatutos anticonstitucionales con exiguas minorías, cuando los ciudadanos, asqueados, se han divordiado de sus dirigentes políticos y se ausentan de las urnas, cuando la gente vuelve a llamar "politicuchos" a sus dirigentes.
Al degradar la democracia y al sustituir la armonía por la trifulca, los políticos no sólo están abriendo el armario del extremismo, sino que le están haciendo la campaña electoral y acercándolo al pueblo.
Chaves y su colega ZP son especialmente culpables por intentar retrotraernos a una España de "buenos" y "malos" que creiamos enterrada y olvidada.
Otorgar a Carrillo un doctorado "honoris causa" abre de par en par las puertas de los armarios extremistas, como también las abre la incapacidad para dejar en su sitio las estatuas de Franco o el frívolo recurso a una memoria histórica que no se utiliza como bálsamo de paz sino como pócima estimulante del odio y del rencor.
Pero de todos los errores e insensateces cometidas por los mediocres políticos españoles, el mayor de todos, el que ha abierto de par en par las puertas al extremismo, ha sido la corrupción. Los miles de políticos españoles del BMW, la amante y el chalet, que se hacen millonarios con sueldos de tres mil euros mensuales, no sólo han abierto los armarios del extremismo sino que, además, están convirtiendo a los extremistas, cada día más, en heroes de una ciudadanía asqueada ante una democracia que llegaron a adorar como pocos pueblos pero de la que hoy, podrida por obra y gracia de los políticos, ya desconfian y escapan.
Cuando murió Franco y los españoles optaron por una democracia que entonces parecía auténtica y limpia, la extrema derecha y la extrema izquierda tuvieron que encerrarse en un armario de hierro con siete candados porque no tenían nada que hacer en una sociedad decidida a convivir en armonía y paz.
Pero han sido los políticos los que han roto los candados y han "excarcelado" el extremismo cuando se han olvidado de los ciudadanos, cuando han abrazado la corrupción, cuando han dinamitado la unidad de España, cuando han aprobado estatutos anticonstitucionales con exiguas minorías, cuando los ciudadanos, asqueados, se han divordiado de sus dirigentes políticos y se ausentan de las urnas, cuando la gente vuelve a llamar "politicuchos" a sus dirigentes.
Al degradar la democracia y al sustituir la armonía por la trifulca, los políticos no sólo están abriendo el armario del extremismo, sino que le están haciendo la campaña electoral y acercándolo al pueblo.
Chaves y su colega ZP son especialmente culpables por intentar retrotraernos a una España de "buenos" y "malos" que creiamos enterrada y olvidada.
Otorgar a Carrillo un doctorado "honoris causa" abre de par en par las puertas de los armarios extremistas, como también las abre la incapacidad para dejar en su sitio las estatuas de Franco o el frívolo recurso a una memoria histórica que no se utiliza como bálsamo de paz sino como pócima estimulante del odio y del rencor.
Pero de todos los errores e insensateces cometidas por los mediocres políticos españoles, el mayor de todos, el que ha abierto de par en par las puertas al extremismo, ha sido la corrupción. Los miles de políticos españoles del BMW, la amante y el chalet, que se hacen millonarios con sueldos de tres mil euros mensuales, no sólo han abierto los armarios del extremismo sino que, además, están convirtiendo a los extremistas, cada día más, en heroes de una ciudadanía asqueada ante una democracia que llegaron a adorar como pocos pueblos pero de la que hoy, podrida por obra y gracia de los políticos, ya desconfian y escapan.
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