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España es un país cada día más surrealista, a juzgar por el último barómetro del CIS, en el que, sorprendentemente, los políticos, que debían ser una "solución" para los problemas, aparecen como uno de los grandes problemas para los ciudadanos, por encima de la economía, la inseguridad ciudadana y la salud. Si en el mes de febrero ocupaba el séptimo lugar, con un 11,3%, en marzo los políticos son ya el quinto mayor problema de los españoles, con un 16%.
¿Que está pasando en España para que la última encuesta del CIS arroje ese resultado tan extraño y sorprendente? ¿Tan bajo ha caído el prestigio de la clase política española?
Es normal que el terrorismo sea la mayor preocupación de los españoles, y también que la segunda preocupación sea el desempleo, pero lo que no es normal es que los políticos, a los que se les paga precisamente para que solucionen los problemas, se hayan convertido en un problema acuciante para los españoles.
Lo que la encuesta refleja ahora es lo que venimos denunciando en Voto en Blanco desde hace más de dos años: el profundo deterioro del prestigio y de la imagen de los políticos en España, consecuencia directa de la corrupción y, sobre todo, del mal gobierno. Los ciudadanos, cansados de soportar ineficiencia, corrupción e incapacidad para solucionar los problemas y hacer frente a las amenazas de la sociedad, opinan ya abiertamente que la clase política española es un gran problema nacional.
El resultado de la encuesta es insólito en las democracias occidentales, donde las preocupaciones de los ciudadanos suelen ser el terrorismo, la violencia, la inseguridad, la salud, la economía, el desempleo, la inmigración y otras muchas, pero nunca "los políticos", a los que, en buena ley, la sociedad debería considerar más un remedio o una solución que un problema o una preocupación.
España también es "diferente" en este capítulo y ha pasado en un tiempo record de ser el país europeo más entusiasta con la democracia a convertirse en el más frustrado y decepcionado con los políticos democráticos. Los expertos creen que muy pronto la frustración de los españoles dañará a la misma democracia como sistema.
Todo un fracaso para los políticos, esos tipos arrogantes e ineficientes a los que pagamos el sueldo con nuestros impuestos y que sólo nos ofrecen a cambio ineficacia, obsesión por el poder, acumulación de privilegios, corrupción y una portentosa capacidad para el mal gobierno y para no solucionar ninguno de los problemas y males que afectan a la población.
¿Que está pasando en España para que la última encuesta del CIS arroje ese resultado tan extraño y sorprendente? ¿Tan bajo ha caído el prestigio de la clase política española?
Es normal que el terrorismo sea la mayor preocupación de los españoles, y también que la segunda preocupación sea el desempleo, pero lo que no es normal es que los políticos, a los que se les paga precisamente para que solucionen los problemas, se hayan convertido en un problema acuciante para los españoles.
Lo que la encuesta refleja ahora es lo que venimos denunciando en Voto en Blanco desde hace más de dos años: el profundo deterioro del prestigio y de la imagen de los políticos en España, consecuencia directa de la corrupción y, sobre todo, del mal gobierno. Los ciudadanos, cansados de soportar ineficiencia, corrupción e incapacidad para solucionar los problemas y hacer frente a las amenazas de la sociedad, opinan ya abiertamente que la clase política española es un gran problema nacional.
El resultado de la encuesta es insólito en las democracias occidentales, donde las preocupaciones de los ciudadanos suelen ser el terrorismo, la violencia, la inseguridad, la salud, la economía, el desempleo, la inmigración y otras muchas, pero nunca "los políticos", a los que, en buena ley, la sociedad debería considerar más un remedio o una solución que un problema o una preocupación.
España también es "diferente" en este capítulo y ha pasado en un tiempo record de ser el país europeo más entusiasta con la democracia a convertirse en el más frustrado y decepcionado con los políticos democráticos. Los expertos creen que muy pronto la frustración de los españoles dañará a la misma democracia como sistema.
Todo un fracaso para los políticos, esos tipos arrogantes e ineficientes a los que pagamos el sueldo con nuestros impuestos y que sólo nos ofrecen a cambio ineficacia, obsesión por el poder, acumulación de privilegios, corrupción y una portentosa capacidad para el mal gobierno y para no solucionar ninguno de los problemas y males que afectan a la población.
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