El menda lerenda tiene verdadera debilidad por los políticos patrios (es algo que reconoce aquí, ahí y allí, donde sea o haga falta, sin ambages ni mayores inconvenientes o problemas), inconcusas piezas que no pueden faltar en cualesquiera museos de los errores y/u horrores que se precien de serlo; o sea, que uno se fija en casi todo lo que concierne a los susodichos, incluso en las menudencias o los mínimos detalles que trascienden en torno a lo que piensan, dicen y hacen los sujetos mentados, para poder señalarles, en el caso de haberlos advertido, sus desatinos, deslices, desmadres, desmanes, dislates, disparates, hipocresías, incoherencias, incongruencias, insolencias y demás iniquidades.
De los mencionados, sin dar nombres ni apellidos, por supuesto, pues puede y debe decirse el pecado, pero conviene callar la gracia de pila del pecador (o pescador, ya que es asiduo a lanzar su caña en río revuelto), quiero decir, sin caer en el oprobio de tener que bajarse o rebajarse servidor a especificar, tengo (porque lo he ido recopilando con el lento transcurrir del tiempo) un pequeño dossier sobre los usos (más bien, abusos) que hacen de su (unos llaman) cinismo o hipocresía, (otros nombran) doble rasero, vara de medir o moral, según sean los conmilitones de los “hunos” o los correligionarios de los “hotros” los medidos o tallados por sus respectivos ojos de ¿buenos? cuberos. El último apunte lo hice ayer. Seguramente, si usted es lector habitual de varios diarios nacionales, acertará en el asunto o caso concreto, o sea, dará de lleno en el blanco o centro de la diana sin que este andóbal le tenga que suministrar datos complementarios o suplementarios al respecto. Y es que, como en periodo (pre)electoral los oradores que suelen usar el atril y salir a la palestra, que semejan ser unos expertos conocedores del arte de la demagogia, son y suman más que los de costumbre, los yerros, como es también lógico y natural, y normal su corolario o notorio su correlato, se multiplican por... ene unidades.
De algunos politicastros (así catalogo y denomino a los políticos de tres al cuarto), que gastan un morro como para ir pisándoselo al andar y gustan sacar mucho chiste sin gracia y mucho chisme con pelo, esto es, mucho conejo o gazapo de su chistera, he acopiado un sinfín de meteduras de gamba. De la última y más reciente de las tales quienes estamos habituados a estar al tanto de todo lo que pasa, pesa, pisa y posa, dejando poso, y tenemos acceso a internet, ergo, a las ediciones digitales de los periódicos, pronto, muy pronto, tendremos conocimiento (que no miento) de su (sin)razón, motivo o causas.
Ángel Sáez García
De los mencionados, sin dar nombres ni apellidos, por supuesto, pues puede y debe decirse el pecado, pero conviene callar la gracia de pila del pecador (o pescador, ya que es asiduo a lanzar su caña en río revuelto), quiero decir, sin caer en el oprobio de tener que bajarse o rebajarse servidor a especificar, tengo (porque lo he ido recopilando con el lento transcurrir del tiempo) un pequeño dossier sobre los usos (más bien, abusos) que hacen de su (unos llaman) cinismo o hipocresía, (otros nombran) doble rasero, vara de medir o moral, según sean los conmilitones de los “hunos” o los correligionarios de los “hotros” los medidos o tallados por sus respectivos ojos de ¿buenos? cuberos. El último apunte lo hice ayer. Seguramente, si usted es lector habitual de varios diarios nacionales, acertará en el asunto o caso concreto, o sea, dará de lleno en el blanco o centro de la diana sin que este andóbal le tenga que suministrar datos complementarios o suplementarios al respecto. Y es que, como en periodo (pre)electoral los oradores que suelen usar el atril y salir a la palestra, que semejan ser unos expertos conocedores del arte de la demagogia, son y suman más que los de costumbre, los yerros, como es también lógico y natural, y normal su corolario o notorio su correlato, se multiplican por... ene unidades.
De algunos politicastros (así catalogo y denomino a los políticos de tres al cuarto), que gastan un morro como para ir pisándoselo al andar y gustan sacar mucho chiste sin gracia y mucho chisme con pelo, esto es, mucho conejo o gazapo de su chistera, he acopiado un sinfín de meteduras de gamba. De la última y más reciente de las tales quienes estamos habituados a estar al tanto de todo lo que pasa, pesa, pisa y posa, dejando poso, y tenemos acceso a internet, ergo, a las ediciones digitales de los periódicos, pronto, muy pronto, tendremos conocimiento (que no miento) de su (sin)razón, motivo o causas.
Ángel Sáez García