Pierden todos. Pierden los ciudadanos que silenciosos, no sé si desalentados, van y votan, quizás obligados por el deber cívico. Hoy, seguro, que cavilan tristes. Tras las elecciones y aún antes, saltan como lobos los pactos y componendas. La gente vota y ve que aquel que consigue la mayoría, no absoluta, es defenestrado por arreglos y alianzas de los desdeñados por el elector. Puede que anden contentos los que se abstuvieron y los del voto blanco, con su esfuerzo de votante no van a hacer maniobras. Y, aún, se extrañarán de que muchos dejen de votar. Hoy, al día siguiente, leemos en la Prensa, que ya están los menos y los poco votados afilando sus espadas, para cortar la tarta a su conveniencia, sin contar con el dictado de las urnas. “El PSOE y Nafarroa Bai estudian cómo quedarse también con Pamplona. “El PSOE desconfía de la oferta de Nafarroa, para desbancar a la alcaldesa popular”. “La dirección del PSOE ordena a sus candidatos perdedores que no dimitan hasta las generales”. “Chaves plantea todo tipo de pactos con todas las fuerzas, para arrebatar alcaldías al PP”. Esto es aleccionante; los verbos empleados: arrebatar, desbancar, quedarse, muestran la finalidad de arar y tragarse todo el terreno que no han sembrado, copar, quedarse lo que no les pertenece. El pueblo soberano, atónito se pregunta, para qué ha ido a votar, qué hacen estos con su soberanía, claramente indicada en deseo y preferencia. Desairado, piensa que, la próxima, será mejor engrosar el partido de doña abstención.
Es un error de la Ley Electoral que urgente se debe corregir. Caben las alianzas, pero, siempre, que partan del ganador de las elecciones, aunque fuere por un par de votos más. No se entiende, que, tras los comicios, los triunfadores queden relegados, y gobiernen y partan el pastel los segundos y hasta los terceros, partidillos sin casi representación y no queridos, por algo los ha desechado el voto mayoritario. Y, saltándose tal realidad, porque no les gusta ni les conviene, trepan y cortan, se ofertan y reparten a su interés, haciendo de la voluntad ciudadana las tablas de su sombrajo. Sería muy conveniente introducir la segunda vuelta.
Chaves, dice en “El Mundo”, que su partido no renunciará a gobernar en ningún sitio y se valdrá de todo tipo de conciertos por incompatibles e incluso extravagantes que parezcan”. Es decir, a la fuerza, como sea; hay que arrebatar y desbancar. Pero, si no está en renunciar, sino en seguir fiel y exactamente lo que los votantes han dicho. Claro, de este modo, arrebatando y quedándose lo que no es suyo, es cómo dicen los zapaterinos, que tienen menos votos, pero “ganan en poder”, poder no otorgado.
El electorado sabe lo que hace. La estrategia orquestada desde Moncloa, seguida por la Fiscalía, para cargar al PP con la mafia del ladrillo, se desinfló rápida; pero, la flecha se volvió y las runas derrotaron a muchos alcaldes socialistas imputados por escándalos urbanísticos. Aquí, con los cambalaches y consorcios y con el juego político de la ambigüedad zapateril en su proceso etarra y el dudoso futuro de Navarra, bajo la extorsión, el chantaje y la furia violenta, el ciudadano se ve aburrido y acogotado.
Camilo Valverde Mudarra
Es un error de la Ley Electoral que urgente se debe corregir. Caben las alianzas, pero, siempre, que partan del ganador de las elecciones, aunque fuere por un par de votos más. No se entiende, que, tras los comicios, los triunfadores queden relegados, y gobiernen y partan el pastel los segundos y hasta los terceros, partidillos sin casi representación y no queridos, por algo los ha desechado el voto mayoritario. Y, saltándose tal realidad, porque no les gusta ni les conviene, trepan y cortan, se ofertan y reparten a su interés, haciendo de la voluntad ciudadana las tablas de su sombrajo. Sería muy conveniente introducir la segunda vuelta.
Chaves, dice en “El Mundo”, que su partido no renunciará a gobernar en ningún sitio y se valdrá de todo tipo de conciertos por incompatibles e incluso extravagantes que parezcan”. Es decir, a la fuerza, como sea; hay que arrebatar y desbancar. Pero, si no está en renunciar, sino en seguir fiel y exactamente lo que los votantes han dicho. Claro, de este modo, arrebatando y quedándose lo que no es suyo, es cómo dicen los zapaterinos, que tienen menos votos, pero “ganan en poder”, poder no otorgado.
El electorado sabe lo que hace. La estrategia orquestada desde Moncloa, seguida por la Fiscalía, para cargar al PP con la mafia del ladrillo, se desinfló rápida; pero, la flecha se volvió y las runas derrotaron a muchos alcaldes socialistas imputados por escándalos urbanísticos. Aquí, con los cambalaches y consorcios y con el juego político de la ambigüedad zapateril en su proceso etarra y el dudoso futuro de Navarra, bajo la extorsión, el chantaje y la furia violenta, el ciudadano se ve aburrido y acogotado.
Camilo Valverde Mudarra