Masón.
Aunque quienes se lo llaman lo hacen con clara intención difamatoria, lo cierto es que decir de alguien que es un masón no es insultarle. A no ser que con tal calificativo se quiera decir que es un sectario por pertenecer a una organización con tales características. El secreto que rodea a la masonería hace muy difícil asegurar qué personas forman parte de la misma. No me imagino al Presidente del Gobierno luciendo el delantal ceremonial en una logia. Además el hecho de tener que taparse la cara con una capucha durante las ceremonias impediría la labor de sus guardias de seguridad puesto que no quedaría suficientemente identificado. ¿Se imagina alguien que, por una lamentable confusión entre encapuchados, se instalase en la Moncloa otro agremiado distinto?.
No obstante, no estoy en condiciones de descartar que –al igual que Mario Conde- su supuesta pertenencia a la masonería sea en estado de “durmiente”, que –aclaro para el vulgo- no significa necesariamente que el Presidente se quede dormido o transpuesto con facilidad. En este caso significaría que se consideraría que no está activo como miembro (de la masonería, naturalmente).
Traidor a la patria.
Hay que empezar por decir que, obviamente, para ser traidor a una patria es condición previa sentirse vinculado a una patria determinada y, en tal condición, cometer algún acto de traición contra ella. En el caso del Sr. Rodríguez Zapatero no parece que se den simultáneamente estas dos circunstancias, por lo que el insulto resulta en sí mismo carente de sentido.
Claudicante con los terroristas.
Otra incorrección. Los terroristas no le obligan a claudicar. Simplemente le exponen sus pretensiones. Elr. Rodríguez Zapatero no es que claudique sino que promueve políticas de acercamiento a lo que llaman “normalización de Euzkadi”. ¿O no es normal que los pueblos puedan decidir su futuro bajo la dirección de patriotas cuyo tan alto sentido del deber les ha obligado a tener que usar las armas?.
Caradura.
Pues no. Si algo es evidente en el Sr. Rodríguez Zapatero es la blandura y las suaves formas de su rostro. No se aprecian rasgos angulosos ni excesivamente marcados. Muestra, en general, una textura muy satinada. Claro que una cosa es “ser caradura” y otra, muy distinta, “tener la cara dura” circunstancia esta última, que como ya he dicho, no es el caso del Sr. Presidente.
(Sigue)
José Luis Múgica
Aunque quienes se lo llaman lo hacen con clara intención difamatoria, lo cierto es que decir de alguien que es un masón no es insultarle. A no ser que con tal calificativo se quiera decir que es un sectario por pertenecer a una organización con tales características. El secreto que rodea a la masonería hace muy difícil asegurar qué personas forman parte de la misma. No me imagino al Presidente del Gobierno luciendo el delantal ceremonial en una logia. Además el hecho de tener que taparse la cara con una capucha durante las ceremonias impediría la labor de sus guardias de seguridad puesto que no quedaría suficientemente identificado. ¿Se imagina alguien que, por una lamentable confusión entre encapuchados, se instalase en la Moncloa otro agremiado distinto?.
No obstante, no estoy en condiciones de descartar que –al igual que Mario Conde- su supuesta pertenencia a la masonería sea en estado de “durmiente”, que –aclaro para el vulgo- no significa necesariamente que el Presidente se quede dormido o transpuesto con facilidad. En este caso significaría que se consideraría que no está activo como miembro (de la masonería, naturalmente).
Traidor a la patria.
Hay que empezar por decir que, obviamente, para ser traidor a una patria es condición previa sentirse vinculado a una patria determinada y, en tal condición, cometer algún acto de traición contra ella. En el caso del Sr. Rodríguez Zapatero no parece que se den simultáneamente estas dos circunstancias, por lo que el insulto resulta en sí mismo carente de sentido.
Claudicante con los terroristas.
Otra incorrección. Los terroristas no le obligan a claudicar. Simplemente le exponen sus pretensiones. Elr. Rodríguez Zapatero no es que claudique sino que promueve políticas de acercamiento a lo que llaman “normalización de Euzkadi”. ¿O no es normal que los pueblos puedan decidir su futuro bajo la dirección de patriotas cuyo tan alto sentido del deber les ha obligado a tener que usar las armas?.
Caradura.
Pues no. Si algo es evidente en el Sr. Rodríguez Zapatero es la blandura y las suaves formas de su rostro. No se aprecian rasgos angulosos ni excesivamente marcados. Muestra, en general, una textura muy satinada. Claro que una cosa es “ser caradura” y otra, muy distinta, “tener la cara dura” circunstancia esta última, que como ya he dicho, no es el caso del Sr. Presidente.
(Sigue)
José Luis Múgica