El costoso y viejo litigio del Sáhara se alarga ya más de tres décadas que se saldan con una guerra sin cerrar, un pueblo dividido entre el exilio y la ocupación y una situación de inestabilidad que afecta a todo el Magreb. Las posturas irreconciliables de las partes, la poca efectividad de la ONU, para llevar a cabo sus resoluciones y la pasividad de la comunidad internacional ante el contencioso son algunas de las razones que explican el enquistamiento del problema.
Bajo los auspicios de la ONU, se reúnen, en Nueva York, las delegaciones del Frente Polisario y el reino de Marruecos, para entablar negociaciones que den solución al largo conflicto de treinta y dos años. No habían tenido contacto desde las conversaciones de Houston. Participan el representante de la ONU para el Sáhara Occidental, Peter Van Walsoum, y representantes de los países vecinos, Argelia y Mauritania. Lastimosamente, no figura España ni de soslayo.
De momento, el Polisario ha mostrado su pesimismo: "No somos optimistas. Pensamos que la propuesta que trae Marruecos no aporta nada nuevo", dijo el presidente del parlamento saharaui, Mahafud Ali Beiba, cabeza de su delegación. Aludiendo a la propuesta de Marruecos de dotar de un régimen autonómico a la ex colonia española, asegura, que "cualquier referéndum en el Sáhara debe incluir más opciones aparte de la autonomía". Por su parte, la delegación de Marruecos expresó su confianza en el éxito del diálogo. Sin embargo, cuando la prensa preguntó, si la delegación consideraría alguna otra opción que la autonomía para el territorio, se le dio una negativa rotunda.
Las negociaciones se producen al amparo de la resolución 1.754 adoptada el 30 de abril pasado por el Consejo de Seguridad de la Organización, que instó a las partes a negociar sin "precondiciones y a la luz de los nuevos acontecimientos", para buscar una solución a este despropósito. Es la segunda vez se negocia, desde que se reunieron en Houston, en 1997; ocasión en que se acordó un censo de unas 80.000 personas, para convocar una consulta de autodeterminación en el territorio de la ex colonia, de acuerdo con un plan que fue posteriormente rechazado por Marruecos, lo que arruinó el plan original de la ONU.
Es hora y ya urgente, que este problema encuentre la vía de arreglo. No se puede permitir y sostener que el pueblo saharaui siga sometido y constreñido en las calurosas arenas del desierto. España nunca debió ceder su soberanía sin dejar su independencia resuelta, como debió hacer frente a aquella avalancha Verde y haber exigido claras contrapartidas, en la pesca, fosfatos y aguas territoriales, como lo concerniente al banco pesquero canario-sahariano. No se ve ni se oye la voz de R. Zapatero, en sus flirteos y titubeos, muy proclive y firme en este propósito. Antes bien, con sus actitudes, apunta al reconocimiento y el apoyo de la soberanía marroquí sobre las tierras y las aguas saharauis. No los defiende, no se acuerda de ellos; no quiere saber del largo conflicto en un proceso descolonizador que supervisan las Naciones Unidas. La soberanía del Sáhara pertenece a los saharauis, pendientes de Referéndum.
Nadie se acuerda de los saharauis. Es hora ya y es esta, que se firme un justo y permanente pacto; es preciso acabar con la miseria y sufrimientos de nuestros hermanos de las jaimas.
Camilo Valverde
Bajo los auspicios de la ONU, se reúnen, en Nueva York, las delegaciones del Frente Polisario y el reino de Marruecos, para entablar negociaciones que den solución al largo conflicto de treinta y dos años. No habían tenido contacto desde las conversaciones de Houston. Participan el representante de la ONU para el Sáhara Occidental, Peter Van Walsoum, y representantes de los países vecinos, Argelia y Mauritania. Lastimosamente, no figura España ni de soslayo.
De momento, el Polisario ha mostrado su pesimismo: "No somos optimistas. Pensamos que la propuesta que trae Marruecos no aporta nada nuevo", dijo el presidente del parlamento saharaui, Mahafud Ali Beiba, cabeza de su delegación. Aludiendo a la propuesta de Marruecos de dotar de un régimen autonómico a la ex colonia española, asegura, que "cualquier referéndum en el Sáhara debe incluir más opciones aparte de la autonomía". Por su parte, la delegación de Marruecos expresó su confianza en el éxito del diálogo. Sin embargo, cuando la prensa preguntó, si la delegación consideraría alguna otra opción que la autonomía para el territorio, se le dio una negativa rotunda.
Las negociaciones se producen al amparo de la resolución 1.754 adoptada el 30 de abril pasado por el Consejo de Seguridad de la Organización, que instó a las partes a negociar sin "precondiciones y a la luz de los nuevos acontecimientos", para buscar una solución a este despropósito. Es la segunda vez se negocia, desde que se reunieron en Houston, en 1997; ocasión en que se acordó un censo de unas 80.000 personas, para convocar una consulta de autodeterminación en el territorio de la ex colonia, de acuerdo con un plan que fue posteriormente rechazado por Marruecos, lo que arruinó el plan original de la ONU.
Es hora y ya urgente, que este problema encuentre la vía de arreglo. No se puede permitir y sostener que el pueblo saharaui siga sometido y constreñido en las calurosas arenas del desierto. España nunca debió ceder su soberanía sin dejar su independencia resuelta, como debió hacer frente a aquella avalancha Verde y haber exigido claras contrapartidas, en la pesca, fosfatos y aguas territoriales, como lo concerniente al banco pesquero canario-sahariano. No se ve ni se oye la voz de R. Zapatero, en sus flirteos y titubeos, muy proclive y firme en este propósito. Antes bien, con sus actitudes, apunta al reconocimiento y el apoyo de la soberanía marroquí sobre las tierras y las aguas saharauis. No los defiende, no se acuerda de ellos; no quiere saber del largo conflicto en un proceso descolonizador que supervisan las Naciones Unidas. La soberanía del Sáhara pertenece a los saharauis, pendientes de Referéndum.
Nadie se acuerda de los saharauis. Es hora ya y es esta, que se firme un justo y permanente pacto; es preciso acabar con la miseria y sufrimientos de nuestros hermanos de las jaimas.
Camilo Valverde
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