Manolo Chaves y sus hermanos se mueven cómodos y tranquilos por los entresijos administrativos de la Junta.
Los titulares periodísticos explican que las adjudicaciones de contratos oficiales al hermanico, Antonio Chaves, apderado de la empresa Climo, se disparaban desde que Leonardo, un tercer hermano, ocupara la dirección general de Tecnologías e Infraestructuras Deportivas en mayo del 2004. La empresa se ha expandido por el territorio andaluz al socaire de numerosos contratos de ayuntamientos y organismos públicos por un valor de más de cinco millones de euros. Ante la pregunta de la prensa, el Presidente Chaves, enmudeció por unos segundos y visiblemente contrariado y furioso soltó rotundo que “el único inconveniente que tienen Antonio y mi hija Paula es que son familiares del Presidente de la J. de Andalucía”.
Esto no es todo. Hace nueve años, siendo Leonardo responsable del área de Deportes de la Diputación de Sevilla, se le acusó de haber recibido la adjudicación de 180 millones para sus empresas. Ahí también, se apresuró el presidente a decir que su hermano era “honesto y honrado”, que el mal estaba en “la perfidia del PP y sus adláteres que mienten para hacer daño”. ¡Hombre, las respuestas son de una enjundia aplastante! Sí, señor, los míos son muy buenos. Se le ha debido de secar el caletre, ante la profundidad de pensamiento.
La oposición en bloque reclama “aclaraciones creíbles”, el nuevo escándalo, les parece, “tiene mala pinta”. El PP, IU y PA exigen la urgente comparecencia del Consejero P. Plata, consejero de muy sabios consejos, y, que, inmediatamente, se apresten a tomar la puerta de la dimisión, el director general de Deportes y los implicados.
Y es que, en Sevilla funcionan muy bien las familias socialistas, andan, en amor y compaña, unidas y por caminos de provecho. Así se comprobó en aquella euforia que inundó España a partir del 82, con la solicitud que A. Guerra mostró a sus hermanísimos para llevarles cuidadosa atención y sacarlos de penas. Ahora se ve claro, por qué razón el Papa escogió la descreída Valencia, para predicar el valor de la familia. En Andalucía, está resguardada, se la protege y se la defiende. Por eso, los obreros sevillanos de los astilleros públicos de Izar se encuentran desprotegidos y, tras tantos años para darles una alternativa razonable, tienen que salir a las calles y, acusando al Presidente Zapatero de mentiroso, partirse la cabeza a porrazos de sangre con los policías que impiden su protesta.
Aquí no hay problema. La familia unida será mantenida.
Camilo Valverde Mudarra
Los titulares periodísticos explican que las adjudicaciones de contratos oficiales al hermanico, Antonio Chaves, apderado de la empresa Climo, se disparaban desde que Leonardo, un tercer hermano, ocupara la dirección general de Tecnologías e Infraestructuras Deportivas en mayo del 2004. La empresa se ha expandido por el territorio andaluz al socaire de numerosos contratos de ayuntamientos y organismos públicos por un valor de más de cinco millones de euros. Ante la pregunta de la prensa, el Presidente Chaves, enmudeció por unos segundos y visiblemente contrariado y furioso soltó rotundo que “el único inconveniente que tienen Antonio y mi hija Paula es que son familiares del Presidente de la J. de Andalucía”.
Esto no es todo. Hace nueve años, siendo Leonardo responsable del área de Deportes de la Diputación de Sevilla, se le acusó de haber recibido la adjudicación de 180 millones para sus empresas. Ahí también, se apresuró el presidente a decir que su hermano era “honesto y honrado”, que el mal estaba en “la perfidia del PP y sus adláteres que mienten para hacer daño”. ¡Hombre, las respuestas son de una enjundia aplastante! Sí, señor, los míos son muy buenos. Se le ha debido de secar el caletre, ante la profundidad de pensamiento.
La oposición en bloque reclama “aclaraciones creíbles”, el nuevo escándalo, les parece, “tiene mala pinta”. El PP, IU y PA exigen la urgente comparecencia del Consejero P. Plata, consejero de muy sabios consejos, y, que, inmediatamente, se apresten a tomar la puerta de la dimisión, el director general de Deportes y los implicados.
Y es que, en Sevilla funcionan muy bien las familias socialistas, andan, en amor y compaña, unidas y por caminos de provecho. Así se comprobó en aquella euforia que inundó España a partir del 82, con la solicitud que A. Guerra mostró a sus hermanísimos para llevarles cuidadosa atención y sacarlos de penas. Ahora se ve claro, por qué razón el Papa escogió la descreída Valencia, para predicar el valor de la familia. En Andalucía, está resguardada, se la protege y se la defiende. Por eso, los obreros sevillanos de los astilleros públicos de Izar se encuentran desprotegidos y, tras tantos años para darles una alternativa razonable, tienen que salir a las calles y, acusando al Presidente Zapatero de mentiroso, partirse la cabeza a porrazos de sangre con los policías que impiden su protesta.
Aquí no hay problema. La familia unida será mantenida.
Camilo Valverde Mudarra
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