De nuevo, el Papa ha hablado sobre la familia, diciendo que basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, expresa la dimensión filial y comunitaria y es el ámbito donde el hombre "puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral". El Papa ha insistido en que la familia es una comunidad de generaciones y garante de un patrimonio de tradiciones."
Benedicto XVI hizo una firme defensa de la familia que fundada en el matrimonio tradicional, mantiene unos valores humanos y sociales de carácter "insustituible", vivo en la familia clásica; pidió "reconocimiento" y "ayuda" para mantener, a ejemplo de la familia de Nazaret, el matrimonio tradicional como célula básica de una sociedad cada vez más secularizada, pues, sólo en el seno del hogar familiar, "puede el hombre nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral". Esa es la razón -ha afirmado- por la que la familia está entroncada en el matrimonio común y natural; frase que suscitó una de las mayores ovaciones de los peregrinos, expresando su desacuerdo con las nuevas leyes de la familia y la educación, aprobadas por el Gobierno socialista; "reconocer y proteger" el matrimonio "indisoluble" es el mayor de los servicios que se pueden prestar al bien común y al verdadero desarrollo del hombre y de la sociedad.
Es preciso esforzarse y trabajar por la "vigencia" de la familia, célula básica de la sociedad; el laicismo y el relativismo son feroces fuerzas que no cesan en su ataque contra esta institución secular y esencial, en un mundo, cada vez más secularizado que la persigue, la hostiga y la tiene "acechada". Su incentivo y su cuidadoso apoyo y sostenimiento son "mejor garantía para asegurar la dignidad, la igualdad y la verdadera libertad de la persona".
La familia es el sostén y fundamento esencial y primario del espacio social. Aquellos que llenos de ignorancia y maldad la minan y destruyen acarrean la debacle a la nación, a la sociedad y se aniquilan a sí mismos. La familia, sustentada en poderosas raíces de paz, amor generoso y sana convivencia es el ramaje floreciente y fructífero, núcleo primario de una fértil ciudadanía engarzada en la colaboración, la caridad y el crecimiento virtuosos de los hijos en virtud del compromiso, de la decisión voluntaria y libre en la responsabilidad del matrimonio.
Déseme un pueblo rebosante de caridad, servicio y solidaridad y levantaré un edificio social feliz, justo, libre y próspero.
Camilo Valverde Mudarra
Benedicto XVI hizo una firme defensa de la familia que fundada en el matrimonio tradicional, mantiene unos valores humanos y sociales de carácter "insustituible", vivo en la familia clásica; pidió "reconocimiento" y "ayuda" para mantener, a ejemplo de la familia de Nazaret, el matrimonio tradicional como célula básica de una sociedad cada vez más secularizada, pues, sólo en el seno del hogar familiar, "puede el hombre nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral". Esa es la razón -ha afirmado- por la que la familia está entroncada en el matrimonio común y natural; frase que suscitó una de las mayores ovaciones de los peregrinos, expresando su desacuerdo con las nuevas leyes de la familia y la educación, aprobadas por el Gobierno socialista; "reconocer y proteger" el matrimonio "indisoluble" es el mayor de los servicios que se pueden prestar al bien común y al verdadero desarrollo del hombre y de la sociedad.
Es preciso esforzarse y trabajar por la "vigencia" de la familia, célula básica de la sociedad; el laicismo y el relativismo son feroces fuerzas que no cesan en su ataque contra esta institución secular y esencial, en un mundo, cada vez más secularizado que la persigue, la hostiga y la tiene "acechada". Su incentivo y su cuidadoso apoyo y sostenimiento son "mejor garantía para asegurar la dignidad, la igualdad y la verdadera libertad de la persona".
La familia es el sostén y fundamento esencial y primario del espacio social. Aquellos que llenos de ignorancia y maldad la minan y destruyen acarrean la debacle a la nación, a la sociedad y se aniquilan a sí mismos. La familia, sustentada en poderosas raíces de paz, amor generoso y sana convivencia es el ramaje floreciente y fructífero, núcleo primario de una fértil ciudadanía engarzada en la colaboración, la caridad y el crecimiento virtuosos de los hijos en virtud del compromiso, de la decisión voluntaria y libre en la responsabilidad del matrimonio.
Déseme un pueblo rebosante de caridad, servicio y solidaridad y levantaré un edificio social feliz, justo, libre y próspero.
Camilo Valverde Mudarra