El vicepresidente Solbes fue tajante al exponer que era absolutamente necesario reducir el número de altos cargos. Pues bien, la ministra de Fomento se ha saltado dicha orden y, despreciando la austeridad pública, va y aumenta la nómina de tales cargos. Ella, según su muy peculiar estilo y su estrambótico juicio entiende por austeridad pública lo contrario de los mortales, su caletre toma el asunto al revés; no se ha enterado que corren tiempos de crisis económica, que hay que suprimir gastos; pertenece al club privilegiado de los del despilfarro, en que Touriño se gasta cuatro millones de Euros en remodelar un despacho y la Generalidad del C. Rovira sigue chorreando millones en la exclusiva y “necesaria” apertura de miniembajadas. Maleni de “lúcida” gestión en esta situación crítica se dedica a crear empleo prioritariamente entre esa pobre gente desfavorecida de los altos cargos de su ministerio, al amparo de que el decreto de la estructura básica departamental aún no se ha cerrado. Para estos colocados, no ha llegado el ajuste de cinturón, el despido ni la cifra de parados sobrepasa los tres millones.
Y es que la ministra Maleni sigue erre que erre, sigue y la siguen, pase lo que pase, haga y diga, y vengan caos unos detrás de otros. Así fue y es; tras los atascos de Madrid y de Barajas, la emprendió a zarpazos, acusó y atacó al PP y expedientó a Iberia. Con su “fácil verborrea”, ya comentada por otra “graciosa”, la tal Nebrera, no tarda en atacar y embadurnar, para desviar la atención de la opinión pública y descargar su morral de toda responsabilidad. Se zafa, elude, como hizo en aquellos desastres de Barcelona y como hace siempre, todo el monto de su desastrosa gestión; revolviéndose, instila veneno y muestra cada vez su clara y evidente incapacidad y la de quien la mantiene, lo cual no significa más que burla y ofensa a los ciudadanos. No es sólo su contumaz y perniciosa incompetencia, es que al más mínimo problema no para hasta que lo desfigura y lo agranda, balbuciendo no con “acento de chiste”, sino con su ignorancia gramatical y deficiencia léxica, achacando a los demás el desastre, y repartiendo culpas sin atribuirse ninguna.
Su constante inoperancia es la imagen patente de este Gobierno, para solucionar los problemas y la recesión.
C. Mudarra
Y es que la ministra Maleni sigue erre que erre, sigue y la siguen, pase lo que pase, haga y diga, y vengan caos unos detrás de otros. Así fue y es; tras los atascos de Madrid y de Barajas, la emprendió a zarpazos, acusó y atacó al PP y expedientó a Iberia. Con su “fácil verborrea”, ya comentada por otra “graciosa”, la tal Nebrera, no tarda en atacar y embadurnar, para desviar la atención de la opinión pública y descargar su morral de toda responsabilidad. Se zafa, elude, como hizo en aquellos desastres de Barcelona y como hace siempre, todo el monto de su desastrosa gestión; revolviéndose, instila veneno y muestra cada vez su clara y evidente incapacidad y la de quien la mantiene, lo cual no significa más que burla y ofensa a los ciudadanos. No es sólo su contumaz y perniciosa incompetencia, es que al más mínimo problema no para hasta que lo desfigura y lo agranda, balbuciendo no con “acento de chiste”, sino con su ignorancia gramatical y deficiencia léxica, achacando a los demás el desastre, y repartiendo culpas sin atribuirse ninguna.
Su constante inoperancia es la imagen patente de este Gobierno, para solucionar los problemas y la recesión.
C. Mudarra
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