Es tan soberbio Pedro Sánchez que no quiere, bajo ningún concepto, perder unas elecciones donde él se haya implicado, como ha hecho en Madrid para reforzar al débil Gabilondo, al que han obligado a perder toda la decencia que quiso exhibir al principio de la campaña, cuando afirmó que nunca pactaría con Podemos.
Hoy, el ex rector Gabilondo, transformado en vendedor chabacano de democracia comunista, ha perdido en la campaña todo el prestigio que tenía como ex rector universitario y es ya el "colega" de un Pablo Iglesias que, en el colmo de la estafa, se proclama a si mismo, demócrata.
¿Cómo puede ser demócrata quien se ha financiado con dinero sucio de Venezuela e Irán? ¿Cómo puede considerarse demócrata quien revienta los mítines de VOX a pedradas? ¿Desde cuando el comunismo es democrático? Es increíble que la víbora se declare mansa y bondadosa. Los bolcheviques son considerados en todo el mundo civilizado como el lado opuesto a la libertad y a la democracia.
El envío de sobres con balas a Pablo Iglesias, el ministro de Defensa y la directora general de la Guardia Civil ha servido a la izquierda para "reventar" la campaña y tirar a la basura la moderación y la elegancia. No quieren perder y cabe esperar todo tipo de sorpresas. Algunos dicen que lo de los sobres y las balas son lo mismo que ocurrió el 11M, cuando los trenes volaron por los aires y gracias a ese atentado Zapatero ganó las elecciones, pero esta vez sin muertos.
Otros temen que el acoso a VOX traspase todos los límites de la democracia y lo ilegalicen. Quieren una extrema izquierda con libertad para tirar adoquines al adversario y una derecha maniatada. ¿Nadie ve en ese comportamiento fascismo del verdadero? La izquierda está siguiendo en Madrid una hoja de ruta claramente totalitaria, mientras se presentan ante el electorado como demócratas sufridores ante el acoso del fascismo.
La deriva de la izquierda en Madrid es peligrosa e irresponsable. Es como si estuvieran provocando al adversario para que pierda los nervios y realice cualquier acto violento que les de la excusa para ilegalizarlos y mandarlos al infierno.
Algunos comentaristas de prensa, como Carlos Herrera, ya han advertido a sus cientos de miles de oyentes que "puede esperarse de todo" en la campaña de la izquierda en Madrid. El espectáculo más que bochornoso es demencial.
Francisco Rubiales
Hoy, el ex rector Gabilondo, transformado en vendedor chabacano de democracia comunista, ha perdido en la campaña todo el prestigio que tenía como ex rector universitario y es ya el "colega" de un Pablo Iglesias que, en el colmo de la estafa, se proclama a si mismo, demócrata.
¿Cómo puede ser demócrata quien se ha financiado con dinero sucio de Venezuela e Irán? ¿Cómo puede considerarse demócrata quien revienta los mítines de VOX a pedradas? ¿Desde cuando el comunismo es democrático? Es increíble que la víbora se declare mansa y bondadosa. Los bolcheviques son considerados en todo el mundo civilizado como el lado opuesto a la libertad y a la democracia.
El envío de sobres con balas a Pablo Iglesias, el ministro de Defensa y la directora general de la Guardia Civil ha servido a la izquierda para "reventar" la campaña y tirar a la basura la moderación y la elegancia. No quieren perder y cabe esperar todo tipo de sorpresas. Algunos dicen que lo de los sobres y las balas son lo mismo que ocurrió el 11M, cuando los trenes volaron por los aires y gracias a ese atentado Zapatero ganó las elecciones, pero esta vez sin muertos.
Otros temen que el acoso a VOX traspase todos los límites de la democracia y lo ilegalicen. Quieren una extrema izquierda con libertad para tirar adoquines al adversario y una derecha maniatada. ¿Nadie ve en ese comportamiento fascismo del verdadero? La izquierda está siguiendo en Madrid una hoja de ruta claramente totalitaria, mientras se presentan ante el electorado como demócratas sufridores ante el acoso del fascismo.
La deriva de la izquierda en Madrid es peligrosa e irresponsable. Es como si estuvieran provocando al adversario para que pierda los nervios y realice cualquier acto violento que les de la excusa para ilegalizarlos y mandarlos al infierno.
Algunos comentaristas de prensa, como Carlos Herrera, ya han advertido a sus cientos de miles de oyentes que "puede esperarse de todo" en la campaña de la izquierda en Madrid. El espectáculo más que bochornoso es demencial.
Francisco Rubiales
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