El día 12, nuestro bloguero escribió un breve y sentido artículo en relación con la conmemoración del día. No escribí nada en el comentario porque no me sentí capaz de decir algo que se aproximara a lo expresado. Y sigo sin ser capaz, entre otras cosas porque el patriotismo es un sentimiento y sobre los sentimientos es muy complicado escribir de forma acertada.
Sin embargo el día trajo los exabruptos, coces más bien, de unos cuantos personajes más o menos conocidos, alguno de ellos muy poco conocidos y otros conocidos en función de sus cargos.
Tenemos las coces de ese actor, tan conocido que he tenido que enterarme de su profesión o las de ese alcalde, desbarrando en cuestiones históricas siendo él profesor de Historia, aunque la información matiza que se pasó el tiempo en cuestiones sindicales y políticas, pero el título universitario se lo dieron, claro que también pudo ser una cuestión de premiar los servicios prestados. Hay algunos más, como la Sra alcalde de Barcelona, pero que en razón de su cargo y sus presuntos votantes, casi estaba obligada.
Pero eso es secundario, es normal que haya gentes a los que no les guste algo y lo expresen de forma insultante como una forma de aliviar su insatisfacción con el mundo. Algo que ha existido siempre, recordemos las pintadas que se hacían en los edificios por todo el imperio romano y que sin duda existirá mientras existan personas.
Lo que ya no es normal es que los disparates de unos ciudadanos más o menos anónimos ocupen las portadas de los medios y sesudos escritores hagan editoriales sobre eso. Pensemos que las declaraciones del alcalde de Cádiz no debieron pasar de una nota en la página diez del periódico local y sin duda con un tono irónico.
¿Qué está pasando? ¿Por qué cualquier cosa que diga un indocumentado en contra de España tiene ese eco? Y todos los medios a una. No existe el silencio a esos disparates ni nadie pide un castigo para actitudes que sobrepasan la libertad de expresión. Porque no puede ser libertad de expresión difundir mentiras o insultos, en algún caso a las convicciones más íntimas de muchos.
Todos los medios han escrito artículos criticando esas declaraciones, que debieron pasar desapercibidas, pero que gracias a esto todos las conocemos. Y la pregunta que me hago es la que seguramente muchos se han hecho o no se atreven a hacerse por si se derrumba su mundo tan sólido: ¿Por qué ese empeño de denigrar a España y como consecuencia desmoralizar a los españoles?
Y no olvidemos que un pueblo desmoralizado se hunde y además es presa fácil para quien quiera.
Vanlop
Sin embargo el día trajo los exabruptos, coces más bien, de unos cuantos personajes más o menos conocidos, alguno de ellos muy poco conocidos y otros conocidos en función de sus cargos.
Tenemos las coces de ese actor, tan conocido que he tenido que enterarme de su profesión o las de ese alcalde, desbarrando en cuestiones históricas siendo él profesor de Historia, aunque la información matiza que se pasó el tiempo en cuestiones sindicales y políticas, pero el título universitario se lo dieron, claro que también pudo ser una cuestión de premiar los servicios prestados. Hay algunos más, como la Sra alcalde de Barcelona, pero que en razón de su cargo y sus presuntos votantes, casi estaba obligada.
Pero eso es secundario, es normal que haya gentes a los que no les guste algo y lo expresen de forma insultante como una forma de aliviar su insatisfacción con el mundo. Algo que ha existido siempre, recordemos las pintadas que se hacían en los edificios por todo el imperio romano y que sin duda existirá mientras existan personas.
Lo que ya no es normal es que los disparates de unos ciudadanos más o menos anónimos ocupen las portadas de los medios y sesudos escritores hagan editoriales sobre eso. Pensemos que las declaraciones del alcalde de Cádiz no debieron pasar de una nota en la página diez del periódico local y sin duda con un tono irónico.
¿Qué está pasando? ¿Por qué cualquier cosa que diga un indocumentado en contra de España tiene ese eco? Y todos los medios a una. No existe el silencio a esos disparates ni nadie pide un castigo para actitudes que sobrepasan la libertad de expresión. Porque no puede ser libertad de expresión difundir mentiras o insultos, en algún caso a las convicciones más íntimas de muchos.
Todos los medios han escrito artículos criticando esas declaraciones, que debieron pasar desapercibidas, pero que gracias a esto todos las conocemos. Y la pregunta que me hago es la que seguramente muchos se han hecho o no se atreven a hacerse por si se derrumba su mundo tan sólido: ¿Por qué ese empeño de denigrar a España y como consecuencia desmoralizar a los españoles?
Y no olvidemos que un pueblo desmoralizado se hunde y además es presa fácil para quien quiera.
Vanlop
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