La Administración Educativa impone su nueva asignatura e, incluso, conmina despóticamente, sin más fundamento que el dominio de la ley. Las leyes, en efecto, se han de observar; sin embargo, la primera Ley es la Constitución. La Suprema Norma provee a los españoles de los instrumentos necesarios que protegen sus derechos y libertades, contra otras leyes que traten de transgredirlas. Todos, pues, disponen de un serio asidero legal, para preservar la educación moral de sus hijos.
Los padres, legítimamente, se apresuran y están promoviendo sus arietes y defensas, para salvar la integridad formativa de sus pequeños de las garras ideológicas y obligatorias de esa incisiva asignatura, preñada de intencional currícula contra el cristianismo y los valores tradicionales, desechados como fétidas antiguallas, pergeñada, por imposición, del laicismo oficial y de la concepción moral del Equipo Gubernamental y orientada a impartir el relativismo, el libertarismo y el hedonismo.
La libertad ideológica, al amparo del artículo 16 de la Constitución, constituye, en el caso de los recursos jurisdiccionales, su último fundamento. Por tanto, la simple repulsa a que sus hijos sean sujetos receptores de tales contenidos es un apoyo a otras posibles actuaciones, discrepantes con la observancia de la aplicación de esta textura. La carta expedida por el Ministerio de Educación, en que intimida con abrir expediente a colegios y profesores que rehúsen impartir el tal proyecto partidista, corrobora el «carácter ideológico» de la imprescindible materia; por demás, “non petita” ni solicitada por el estamento implicado.
El PP exige al Ministerio de Educación explicaciones sobre el manual de Educación para la Ciudadanía, editado por Akal, para el profesorado; el texto, que «ataca al principal partido de la oposición», «pretende recortar la libertad de expresión». Para el PP, «este tipo de manuales desenmascara» la intención del Gobierno; es, asegura, una «apuesta personal» de Zapatero.
La nueva “Formación del Espíritu Nacional” es un invento malévolo dirigido a remover los principios asentados de media España, a lavar la mente de los niños y a procurarse un rebaño sumiso a los dictados del “mandatario”. La democracia y la aconfesionalidad pierden su rumbo y cambian de signo, serán una democracia oficialista y una aconfesionalidad laicista. Los derechos fundamentales van a manos del Estado y el derecho primordial de los padres a elegir la formación moral para sus hijos, reconocido y garantizado por el artículo 27 de la Constitución», quedará conculcado. La tesis del Estado Aconfesional que establece la Constitución, al permitir, que creyentes y no creyentes puedan desarrollar la libertad religiosa a la que tienen derecho, se verá transgredida y vulnerada.
Esta incisiva EpC o FEN no preserva los valores democráticos, invade el ámbito mental del educando y allana las moradas de su conciencia, en su pretensión adoctrinante. El Estado, ¿democrático?, no debe imponer ninguna concepción ética, es una tarea propia de regímenes ya superados o emergentes en los bananeros.
C. Mudarra
Los padres, legítimamente, se apresuran y están promoviendo sus arietes y defensas, para salvar la integridad formativa de sus pequeños de las garras ideológicas y obligatorias de esa incisiva asignatura, preñada de intencional currícula contra el cristianismo y los valores tradicionales, desechados como fétidas antiguallas, pergeñada, por imposición, del laicismo oficial y de la concepción moral del Equipo Gubernamental y orientada a impartir el relativismo, el libertarismo y el hedonismo.
La libertad ideológica, al amparo del artículo 16 de la Constitución, constituye, en el caso de los recursos jurisdiccionales, su último fundamento. Por tanto, la simple repulsa a que sus hijos sean sujetos receptores de tales contenidos es un apoyo a otras posibles actuaciones, discrepantes con la observancia de la aplicación de esta textura. La carta expedida por el Ministerio de Educación, en que intimida con abrir expediente a colegios y profesores que rehúsen impartir el tal proyecto partidista, corrobora el «carácter ideológico» de la imprescindible materia; por demás, “non petita” ni solicitada por el estamento implicado.
El PP exige al Ministerio de Educación explicaciones sobre el manual de Educación para la Ciudadanía, editado por Akal, para el profesorado; el texto, que «ataca al principal partido de la oposición», «pretende recortar la libertad de expresión». Para el PP, «este tipo de manuales desenmascara» la intención del Gobierno; es, asegura, una «apuesta personal» de Zapatero.
La nueva “Formación del Espíritu Nacional” es un invento malévolo dirigido a remover los principios asentados de media España, a lavar la mente de los niños y a procurarse un rebaño sumiso a los dictados del “mandatario”. La democracia y la aconfesionalidad pierden su rumbo y cambian de signo, serán una democracia oficialista y una aconfesionalidad laicista. Los derechos fundamentales van a manos del Estado y el derecho primordial de los padres a elegir la formación moral para sus hijos, reconocido y garantizado por el artículo 27 de la Constitución», quedará conculcado. La tesis del Estado Aconfesional que establece la Constitución, al permitir, que creyentes y no creyentes puedan desarrollar la libertad religiosa a la que tienen derecho, se verá transgredida y vulnerada.
Esta incisiva EpC o FEN no preserva los valores democráticos, invade el ámbito mental del educando y allana las moradas de su conciencia, en su pretensión adoctrinante. El Estado, ¿democrático?, no debe imponer ninguna concepción ética, es una tarea propia de regímenes ya superados o emergentes en los bananeros.
C. Mudarra
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