(EL LENGUARAZ FRENTE AL “MARTILLO DE INSIDIOSOS Y PROCACES”)
Ayer, viernes, 13 de abril de 2007, el lendakari, Juan José Ibarretxe, aseveró, lenguaraz, que el Gobierno vasco es partidario de que Batasuna “tome parte directamente en las elecciones, porque los ciudadanos tienen que tener en sus manos la capacidad de ilegalizar a un partido”.
Convendría que, cuanto antes, alguien le hiciera ver, saber o recordar al lehendakari que España todavía es un Estado de derecho, en el que debe cumplirse a rajatabla (con) la ley. Para ser lendakari, Juan José Ibarretxe tuvo que jurar o prometer (ignoro si echó mano de la coletilla “por imperativo legal”) por su conciencia y honor “cumplir fielmente las obligaciones del cargo de lehendakari con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”. Ignoro si Juan José Ibarretxe cree que, por ser lendakari, está por encima de la ley. Ignoro, asimismo, si desconoce que los ciudadanos tenemos dicha capacidad (de ilegalizar a un partido), delegada, eso sí, en nuestros representantes políticos.
A pesar de lo propalado por Ibarretxe, Ezker Batua-Berdeak (EB-B), uno de sus socios de Gobierno, por boca de su parlamentario y portavoz, Oskar Matute, reconoció que su formación desea que Batasuna pueda presentarse a los próximos comicios de mayo, siempre que cumpla con el requisito imprescindible, conditio sine qua non, de manifestar su rechazo de la violencia.
En la proverbial rueda de prensa de los viernes, tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera del Gabinete de Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, “martillo de insidiosos y procaces”, vino a decir, directa o indirectamente, a Ibarretxe y a los batasunos o “batasotros” que quienes quieran estar en las elecciones autonómicas, forales y municipales del propincuo 27 de mayo tienen que cumplir todos los requisitos que manda y marca la Ley de Partidos Políticos. Lo esperado. Lo obvio. Lo sensato.
E. S. O., un andoba de Cornago
Ayer, viernes, 13 de abril de 2007, el lendakari, Juan José Ibarretxe, aseveró, lenguaraz, que el Gobierno vasco es partidario de que Batasuna “tome parte directamente en las elecciones, porque los ciudadanos tienen que tener en sus manos la capacidad de ilegalizar a un partido”.
Convendría que, cuanto antes, alguien le hiciera ver, saber o recordar al lehendakari que España todavía es un Estado de derecho, en el que debe cumplirse a rajatabla (con) la ley. Para ser lendakari, Juan José Ibarretxe tuvo que jurar o prometer (ignoro si echó mano de la coletilla “por imperativo legal”) por su conciencia y honor “cumplir fielmente las obligaciones del cargo de lehendakari con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”. Ignoro si Juan José Ibarretxe cree que, por ser lendakari, está por encima de la ley. Ignoro, asimismo, si desconoce que los ciudadanos tenemos dicha capacidad (de ilegalizar a un partido), delegada, eso sí, en nuestros representantes políticos.
A pesar de lo propalado por Ibarretxe, Ezker Batua-Berdeak (EB-B), uno de sus socios de Gobierno, por boca de su parlamentario y portavoz, Oskar Matute, reconoció que su formación desea que Batasuna pueda presentarse a los próximos comicios de mayo, siempre que cumpla con el requisito imprescindible, conditio sine qua non, de manifestar su rechazo de la violencia.
En la proverbial rueda de prensa de los viernes, tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera del Gabinete de Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, “martillo de insidiosos y procaces”, vino a decir, directa o indirectamente, a Ibarretxe y a los batasunos o “batasotros” que quienes quieran estar en las elecciones autonómicas, forales y municipales del propincuo 27 de mayo tienen que cumplir todos los requisitos que manda y marca la Ley de Partidos Políticos. Lo esperado. Lo obvio. Lo sensato.
E. S. O., un andoba de Cornago
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