El ministerio de Fomento se cubre de tenebrosas manchas. ¿Qué fomenta? Tal vez, su fomento esté varado en el fermento de la catástrofe y la ruina de nuestras aguas. Entre los Prestiges y los Don Pedros hallamos sólo el llanto y el quebranto de la inoperancia, de la improvisación y la imprevisión.
La obstinada realidad y salvamento Marítimo, ante el chorro negro que escupe la chimenea del «Don Pedro», vuelven a traicionar y desdecir por cuarta vez a la ministra Magdalena Álvarez. Su fatuo optimismo, teñido de un manto de fuel rebelde, hubo de llevarla a rectificar. Muy temprano, en TVE, anunciaba, que el combustible, ya domeñado, no saltaba definitivamente por «las grietas del buque». Más tarde, los equipos de inmersión detectaban nuevas fugas tras el sellado de la que se consideraba la última, la que conecta el garaje del barco con el exterior. Las inspecciones rutinarias descubrieron una vía por la que «hace un par de días» ya se habían detectado fugas, de carácter intermitente, que en su momento cesaron. Tuvo que aclarar que el vertido es mínimo y se prevé cerrarlo en las próximas horas.
Mientras Rajoy visitaba la playa de Figueretas, una de las más afectadas por el vertido, un ibicenco irónicamente le decía: «¿Está bonito, eh?». Brillaba la mañana azul de las ocho, envuelta en pegotes negros, cuando don Mariano observaba la arena y el litoral, entre soñolientos noctámbulos que desayunaban y madrugadores playeros que deambulaban. «¿Dónde están los de ‘Nunca Mais’?», le preguntaban algunos. Rajoy, atento y flemático, con fina y punzante sagacidad, les contestó: «Veraneando». Ha llegado a Ibiza desprovisto de intenciones criticas al Gobierno, «no vengo a eso, se supone que cada uno hace lo que puede»; pero, quiero pedir al Ejecutivo de Zapatero, «unas reglas del juego claras. Lo importante es conocerlas y, después, resolver las cosas». Dijo que lo «fundamental es la transparencia, tanto como la información. Es importante que la gente sepa lo que está ocurriendo y que, arbitrando las ayudas para los afectados, se actúe con la máxima celeridad posible; sin duda, la ausencia de información está generando una confusión que luego puede generar alarmas injustificadas».
Los pingajos de chapapote, que, por inercia ministerial y la usura y dejadez de las compañías de transporte marítimo, arruinaron las arenas y las aguas gallegas, corroen ahora los litorales y costas ibicencas, como fantasma indómito y macabro que salta por las esquinas de la Península. Las campanas, en sus torres heridas, lanzan, a duelo, el lamento de los nativos, de los marineros y los comerciantes de Ibiza, que esperan remontar tres días de inquieta zozobra y de faenas y negocios vacíos. Los pruritos del oleaje, los vientos y las mareas se confabulan para bambolear los restos del vertido de combustible a derivas caprichosas desde el enclave original a diferentes direcciones, de Es Cavallet, a Cap Martinet.
Camilo Valverde Mudarra
La obstinada realidad y salvamento Marítimo, ante el chorro negro que escupe la chimenea del «Don Pedro», vuelven a traicionar y desdecir por cuarta vez a la ministra Magdalena Álvarez. Su fatuo optimismo, teñido de un manto de fuel rebelde, hubo de llevarla a rectificar. Muy temprano, en TVE, anunciaba, que el combustible, ya domeñado, no saltaba definitivamente por «las grietas del buque». Más tarde, los equipos de inmersión detectaban nuevas fugas tras el sellado de la que se consideraba la última, la que conecta el garaje del barco con el exterior. Las inspecciones rutinarias descubrieron una vía por la que «hace un par de días» ya se habían detectado fugas, de carácter intermitente, que en su momento cesaron. Tuvo que aclarar que el vertido es mínimo y se prevé cerrarlo en las próximas horas.
Mientras Rajoy visitaba la playa de Figueretas, una de las más afectadas por el vertido, un ibicenco irónicamente le decía: «¿Está bonito, eh?». Brillaba la mañana azul de las ocho, envuelta en pegotes negros, cuando don Mariano observaba la arena y el litoral, entre soñolientos noctámbulos que desayunaban y madrugadores playeros que deambulaban. «¿Dónde están los de ‘Nunca Mais’?», le preguntaban algunos. Rajoy, atento y flemático, con fina y punzante sagacidad, les contestó: «Veraneando». Ha llegado a Ibiza desprovisto de intenciones criticas al Gobierno, «no vengo a eso, se supone que cada uno hace lo que puede»; pero, quiero pedir al Ejecutivo de Zapatero, «unas reglas del juego claras. Lo importante es conocerlas y, después, resolver las cosas». Dijo que lo «fundamental es la transparencia, tanto como la información. Es importante que la gente sepa lo que está ocurriendo y que, arbitrando las ayudas para los afectados, se actúe con la máxima celeridad posible; sin duda, la ausencia de información está generando una confusión que luego puede generar alarmas injustificadas».
Los pingajos de chapapote, que, por inercia ministerial y la usura y dejadez de las compañías de transporte marítimo, arruinaron las arenas y las aguas gallegas, corroen ahora los litorales y costas ibicencas, como fantasma indómito y macabro que salta por las esquinas de la Península. Las campanas, en sus torres heridas, lanzan, a duelo, el lamento de los nativos, de los marineros y los comerciantes de Ibiza, que esperan remontar tres días de inquieta zozobra y de faenas y negocios vacíos. Los pruritos del oleaje, los vientos y las mareas se confabulan para bambolear los restos del vertido de combustible a derivas caprichosas desde el enclave original a diferentes direcciones, de Es Cavallet, a Cap Martinet.
Camilo Valverde Mudarra
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