Es la primera enseñanza y la mayor sorpresa de esta campaña electoral: el extremismo, la violencia y el peor fascismo se desarrollan y concentran en la izquierda radical y en los nacionalismos catalán y vasco.
En Bruselas, desde donde se contempla a España con especial preocupación, después del avance de los extremismos de derechas en Italia, Holanda, Alemania y otros muchos países de la Unión, no deberían preocuparse por el auge de VOX, sino por la radicalización y violencia que crecen como la espuma en el nacionalismo y en la izquierda española, muchos de cuyos cachorros se pasan a las filas del odio, la intolerancia, la violencia y el desprecio a la democracia. Los lideres de esas manadas, ya potencialmente asesinas y preparadas para convertirse en checas, no son neonazis o neofascistas llenos de tatuajes, sino aliados de Pedro Sánchez en el anterior gobierno.
Contrariamente a lo que cabía esperar si se hace caso a la propaganda, los votantes de VOX no son los verdugos sino las victimas de las nuevas izquierdas depravadas por el odio. Sus actos y mítines son los atacados, sus declaraciones son las censuradas y sus militantes son los golpeados por las turbas de matones de izquierda.
Gran parte de los medios de comunicación, comprados y sometidos, no reflejan esa realidad y siguen refiriéndose a VOX como una formación de "extrema derecha", a pesar de que su comportamiento está siendo ejemplarmente pacifico y civilizado y de que sus ideas básicas estén muy alejadas de las que defienden las ultraderechas europeas en auge.
No sabemos si esa nueva realidad de las izquierdas violentas descubierta en esta campaña tendrá efectos en los resultados electorales del 18 de abril, pero los demócratas y la gente de paz debería tener en cuenta, a la hora de votar, que esa chusma izquierdista radical y nacionalista, mal gobernada por dirigentes políticos irresponsables, nos está empujando hacia un conflicto civil.
Esas nuevas brigadas fascistas, perfectamente preparadas para convertirse en "chekas" asesinas si algún día sus líderes les empujan, son los peores hijos de España y el cáncer más maligno de la nación. Se han formado en la España del posfranquismo, falsamente democrática, que se hacia corrupta a marchas forzadas, empujada por la peor clase política de todo Occidente, en hogares desquiciados donde los valores tradicionales se hundían, y en escuelas y universidades públicas, pastoreados por profesores frustrados, envidiosos y resentidos, hijos del marxismo, que han proyectado sus miserias y suciedades sobre los jóvenes que la nación, estúpidamente, les entregó para que los hicieran hombres capaces, modernos y competitivos.
Francisco Rubiales
En Bruselas, desde donde se contempla a España con especial preocupación, después del avance de los extremismos de derechas en Italia, Holanda, Alemania y otros muchos países de la Unión, no deberían preocuparse por el auge de VOX, sino por la radicalización y violencia que crecen como la espuma en el nacionalismo y en la izquierda española, muchos de cuyos cachorros se pasan a las filas del odio, la intolerancia, la violencia y el desprecio a la democracia. Los lideres de esas manadas, ya potencialmente asesinas y preparadas para convertirse en checas, no son neonazis o neofascistas llenos de tatuajes, sino aliados de Pedro Sánchez en el anterior gobierno.
Contrariamente a lo que cabía esperar si se hace caso a la propaganda, los votantes de VOX no son los verdugos sino las victimas de las nuevas izquierdas depravadas por el odio. Sus actos y mítines son los atacados, sus declaraciones son las censuradas y sus militantes son los golpeados por las turbas de matones de izquierda.
Gran parte de los medios de comunicación, comprados y sometidos, no reflejan esa realidad y siguen refiriéndose a VOX como una formación de "extrema derecha", a pesar de que su comportamiento está siendo ejemplarmente pacifico y civilizado y de que sus ideas básicas estén muy alejadas de las que defienden las ultraderechas europeas en auge.
No sabemos si esa nueva realidad de las izquierdas violentas descubierta en esta campaña tendrá efectos en los resultados electorales del 18 de abril, pero los demócratas y la gente de paz debería tener en cuenta, a la hora de votar, que esa chusma izquierdista radical y nacionalista, mal gobernada por dirigentes políticos irresponsables, nos está empujando hacia un conflicto civil.
Esas nuevas brigadas fascistas, perfectamente preparadas para convertirse en "chekas" asesinas si algún día sus líderes les empujan, son los peores hijos de España y el cáncer más maligno de la nación. Se han formado en la España del posfranquismo, falsamente democrática, que se hacia corrupta a marchas forzadas, empujada por la peor clase política de todo Occidente, en hogares desquiciados donde los valores tradicionales se hundían, y en escuelas y universidades públicas, pastoreados por profesores frustrados, envidiosos y resentidos, hijos del marxismo, que han proyectado sus miserias y suciedades sobre los jóvenes que la nación, estúpidamente, les entregó para que los hicieran hombres capaces, modernos y competitivos.
Francisco Rubiales
Comentarios: