Las obligaciones y deberes sólo afectan al ciudadano y no al gobierno ni a las arrogantes castas políticas profesionales. La prensa denuncia hoy que el gobierno español ni siquiera pidió licencia de obra para realizar la innecesaria e impupular reforma del piso de lujo del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. Cuanquier ciudadano, abrumado por la burocracia y los impuestos y obligado a realizar decenas de trámites para sobrevivir frente a las administraciones públicas, se indigna ante los privilegios obscenos del poder.
El ministro de Justicia empleó nada menos que 250.000 euros (unos 42 millones de epsetas) del erario público en una obra que la anterior inquilina del piso, la ex ministra Trujillo, considera superflua e innecesaria, al mismo tiempo que sugería lo que piensan millones de españoles: que el ministro pague esos lujos de su propio bolsillo y no con el dinero de los ciudadanos.
La realización de obras sin lecencia, una hiriente infracción que, seguramente, quedará impune, se agrega a la ya larga lista de privilegios de la casta de políticos gobernantes españoles, malos ejemplos vivientes de igualdad y limpieza en democracia.
El ministro de Justicia empleó nada menos que 250.000 euros (unos 42 millones de epsetas) del erario público en una obra que la anterior inquilina del piso, la ex ministra Trujillo, considera superflua e innecesaria, al mismo tiempo que sugería lo que piensan millones de españoles: que el ministro pague esos lujos de su propio bolsillo y no con el dinero de los ciudadanos.
La realización de obras sin lecencia, una hiriente infracción que, seguramente, quedará impune, se agrega a la ya larga lista de privilegios de la casta de políticos gobernantes españoles, malos ejemplos vivientes de igualdad y limpieza en democracia.
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