Santiago y cierra España
España, donde se está hundiendo el interés por lo internacional, es cada día más una sociedad cerrada en si misma, como ocurre en Estados Unidos.
España, que era uno de los países con mayor interés por el exterior tras la muerte del dictador Franco, es hoy uno de los paises europeos menos interesado en lo que ocurre fuera de sus fronteras.
El desinterés por el mundo se traduce no sólo en la devaluación de los espacios de información internacional en los periódicos, revistas y noticieros de radio y televisión, sino también en ámbitos como la Universidad y la empresa, y en otros aspectos como el desinterés por las otras culturas y por los idiomas extranjeros.
Mientras el mundo se adapta a la cultura de la globalidad, España se "catetiza" y las instituciones y empresas denuncian que no encuentran a profesionales que sepan hablar árabe o chino, por ejemplo.
Las estadísticas dicen que los jóvenes españoles hablan diez veces menos idiomas que sus colegas europeos y que los españoles son los jóvenes menos dispuestos a buscar trabajo y a establecer laboralmente en otros paises de Europa, datos elocuentes que reflejan que España se está cerrando a lo global, una actitud "suicida" en un mundo dominado por la globalización.
Otra de las manifestaciones del "cierre" de España es la falta de líneas aéreas que le unan con los paises de Oriente. Para ir a Japón, China y a otros muchos paises orientales, es casi obligatorio hacer una escala en París, Londres o Roma para, desde allí, tomar el vuelo directo.
Pero es en la competitividad empresarial donde la "catetización" de España está teniendo efectos más visibles. Mientras que las empresas de nuestros competidores de Europa y Estados Unidos llevan muchos años conquistando China, la India y otras economías emergentes de Oriente, que serán grandes potencias dentro de un cuarto de siglo, las empresas españolas comienzan ahora, retrasadas y con sus posibilidades mermadas, a tomar posiciones en lo que queda libre de esos mercados.
España, que era uno de los países con mayor interés por el exterior tras la muerte del dictador Franco, es hoy uno de los paises europeos menos interesado en lo que ocurre fuera de sus fronteras.
El desinterés por el mundo se traduce no sólo en la devaluación de los espacios de información internacional en los periódicos, revistas y noticieros de radio y televisión, sino también en ámbitos como la Universidad y la empresa, y en otros aspectos como el desinterés por las otras culturas y por los idiomas extranjeros.
Mientras el mundo se adapta a la cultura de la globalidad, España se "catetiza" y las instituciones y empresas denuncian que no encuentran a profesionales que sepan hablar árabe o chino, por ejemplo.
Las estadísticas dicen que los jóvenes españoles hablan diez veces menos idiomas que sus colegas europeos y que los españoles son los jóvenes menos dispuestos a buscar trabajo y a establecer laboralmente en otros paises de Europa, datos elocuentes que reflejan que España se está cerrando a lo global, una actitud "suicida" en un mundo dominado por la globalización.
Otra de las manifestaciones del "cierre" de España es la falta de líneas aéreas que le unan con los paises de Oriente. Para ir a Japón, China y a otros muchos paises orientales, es casi obligatorio hacer una escala en París, Londres o Roma para, desde allí, tomar el vuelo directo.
Pero es en la competitividad empresarial donde la "catetización" de España está teniendo efectos más visibles. Mientras que las empresas de nuestros competidores de Europa y Estados Unidos llevan muchos años conquistando China, la India y otras economías emergentes de Oriente, que serán grandes potencias dentro de un cuarto de siglo, las empresas españolas comienzan ahora, retrasadas y con sus posibilidades mermadas, a tomar posiciones en lo que queda libre de esos mercados.
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