Sandro Pertini, el desaparecido presidente socialista de Italia, prefería que los políticos fueran ricos en lugar de pobres porque decía que "así es más difícil corromperlos, porque su precio es mas alto".
Pertini nos sorprendió con esas declaraciones a una docena de periodistas españoles que cenábamos con él, a finales de 1982, en la sede de la agencia EFE, en Roma, cuando yo era director de esa oficina. Luis María Ansón y Joaquín Navarro Vals, que asistieron a aquella cena, fueron testigos de aquellas declaraciones, especialmente sorprendentes porque fueron emitidas por un jefe de Estado socialista de gran prestigio internacional, que arriesgó su vida luchando contra el fascismo de Musolini. Desde entonces, he escuchado y leído la misma sentencia muchas veces.
La anécdota viene a cuento porque el PSOE ha decidido atacar al flamante fichaje de la derecha española, Manuel Pizarro, acusándole de ser rico y de haber obtenido de ENDESA, al marcharse tras el acoso de los socialistas, una indemnización de más de dos mil millones de las antiguas pesetas.
Ante ese caso, Sandro Pertini habría dicho que eso es bueno para la política porque corromper a Pizarro resultará más difícil que hacerlo con gente sin estudios, sin méritos ni fortuna, que se hacen profesionales de la política y que se agarran a sus cargos con uñas y dientes porque sólo en la política pueden disfrutar de sueldos millonarios y de una relevancia y poder que jamás habrían logrado en la libre competencia del mercado.
Tengo un amigo catedrático en Sevilla que cada vez que hablamos de política repite como una cotorra que el mayor problema de la izquierda española es que sus políticos, de escaso nivel profesional y académico, suelen ser demasiado baratos y que se corrompen sólo con un viaje a París o con unas entradas a los toros, en la Maestranza.
Pertini nos sorprendió con esas declaraciones a una docena de periodistas españoles que cenábamos con él, a finales de 1982, en la sede de la agencia EFE, en Roma, cuando yo era director de esa oficina. Luis María Ansón y Joaquín Navarro Vals, que asistieron a aquella cena, fueron testigos de aquellas declaraciones, especialmente sorprendentes porque fueron emitidas por un jefe de Estado socialista de gran prestigio internacional, que arriesgó su vida luchando contra el fascismo de Musolini. Desde entonces, he escuchado y leído la misma sentencia muchas veces.
La anécdota viene a cuento porque el PSOE ha decidido atacar al flamante fichaje de la derecha española, Manuel Pizarro, acusándole de ser rico y de haber obtenido de ENDESA, al marcharse tras el acoso de los socialistas, una indemnización de más de dos mil millones de las antiguas pesetas.
Ante ese caso, Sandro Pertini habría dicho que eso es bueno para la política porque corromper a Pizarro resultará más difícil que hacerlo con gente sin estudios, sin méritos ni fortuna, que se hacen profesionales de la política y que se agarran a sus cargos con uñas y dientes porque sólo en la política pueden disfrutar de sueldos millonarios y de una relevancia y poder que jamás habrían logrado en la libre competencia del mercado.
Tengo un amigo catedrático en Sevilla que cada vez que hablamos de política repite como una cotorra que el mayor problema de la izquierda española es que sus políticos, de escaso nivel profesional y académico, suelen ser demasiado baratos y que se corrompen sólo con un viaje a París o con unas entradas a los toros, en la Maestranza.
Comentarios: