El fracaso del PP como partido hegemónico de la derecha en España está consumado y ya es inevitable. Pablo Casado ha heredado un PP roto, confundido e incapaz de recuperar su antiguo vigor. El PP está tan desanimado, manchado por la corrupción y la traición a sus votantes y tan marcado por la personalidad triste y claudicante de Mariano Rajoy, al que los españoles nunca perdonarán que tuvo una prodigiosa mayoría absoluta y no se atrevió a hacer nada provechoso con ella, ni acabar con la corrupción, ni derogar la nefasta ley de Memoria Histórica, ni defender la Constitución frente a esos políticos catalanes y vascos que sólo saben odiar a España y soñar con destruirla, que los españoles de derecha, conservadores y demócratas cada día emigran con más decisión e ilusión hacia los caladeros de VOX.
El endeudamiento suicida, su entrega a la corrupción, sus pactos oscuros con el nacionalismo vasco y catalán, sus inconfesables concesiones al independentismo, su cobardía, su incumplimiento de las promesas electorales y su falta de decisión para adelgazar un Estado lleno de parásitos inútiles han provocado la caída de los populares, que ya parece irreversible, y su paulatina sustitución por VOX como partido capaz de ilusionar, de aportar las energías regeneradoras que España reclama a gritos y de representar con dignidad de la España conservadora, anticomunista y respetuosa con las ideas liberales, la Constitución, el verdadero progreso y el amor a la nación.
Pedro Sánchez es un fenómeno tan ajeno a la modernidad, a Europa y al mundo libre y próspero que su existencia y su poder actual solo se explican como consecuencia del desastre del PP, sin el cual, el actual presidente del gobierno nunca habría alcanzado liderazgo alguno, ni siquiera en su partido.
Sánchez ha llegado al poder empujado por Mariano Rajoy y sus fracasos, su cobardía y su incapacidad de satisfacer las aspiraciones y sueños de sus votantes, a los que engañó y traicionó, convirtiéndo a muchos de ellos en desertores de la derecha.
La izquierda española, liderada por el PSOE marxista de Sánchez y por el renqueante Podemos, que espera salir de su decadencia gracias al reparto de cargos y dinero que conlleva el disfrute del poder, saben que ellos gobiernan porque la derecha del PP se ha suicidado y están procurando por todos los medios que la nueva derecha vigorosa, representada por VOX, sea asfixiada y estigmatizada para ralentizar su crecimiento, que parece imparable.
Por eso crean cinturones sanitarios a VOX, por eso lo estigmatizan acusándolo falsamente de ser la "extrema derecha", cuando solo es la derecha resucitada y es el más constitucional de los partidos representados en el Congreso, además del más respetuoso con la democracia.
La lucha a muerte contra VOX es sólo miedo de la izquierda y de la derecha decadente a que los españoles descubran sus miserias y realidades y emprendan el mismo camino que han emprendido los ciudadanos en el resto de Europa y el mundo, condenando a la extinción a los viejos socialismos y a las derechas corruptas, todos ellos impregnados de totalitarismo, vejez prematura, corrupción y desprecio a la democracia.
El PSOE español es ya un cadáver irrecuperable, aunque gobierne, como lo es el socialismo en el resto del mundo, pero el PP pudo haber evitado su actual gobierno de agonía desesperada si hubiera sido decente y digno cuando tuvo el poder.
Dentro del PP, donde más que la salud del partido ya se defienden los sillones y los sueldos, se afirma que la existencia de VOX ha dividido a la derecha y propiciado la victoria del PSOE en las elecciones y la presidencia de Pedro Sánchez y sus desleales aliados, pero la verdad es justo lo contrario: la vieja derecha derrotada, refugiada en un débil y renqueante PP, dificulta y tapona el resurgimiento de la derecha que España necesita, reformista, capaz de amar a España, valiente y con valor suficiente para denunciar los grandes dramas y carencias de la pocilga española que han construido los grandes partidos, desde las autonomías, convertidas en satrapías corruptas que trocean el país hasta leyes inicuas que rompen la igualdad, impuestos abusivos, corrupción galopante alimentada por los partidos políticos y una cobardía entreguista y anticonstitucional ante el golpismo catalán y la arrogancia vasca, que indigna y llena de rabia a todos los españoles decentes.
En torno a VOX se está desplegando una bajeza de dimensiones colosales que el pueblo ya está descubriendo como una conspiración de rufianes. Los viejos partidos, sobre todo el PSOE y el PP, que ven amenazado su monopolio del poder por VOX, acusan a ese partido de ser anticonstitucional e irrepetuoso con las leyes, cuando es justo lo contrario. La conspiración de los viejos y caducos PP y PSOE califica de anticonstitucional toda reforma profunda propuesta por VOX para destruir la sucia pocilga que ellos han construido, que desmonte el entramado corrupto y abusivo de los autonomías, que devuelva a Estado competencias que nunca debió ceder, que imponga el respeto a las leyes y a la Constitución en los ámbitos hostiles y delictivos creados por la rebelión de los políticos catalanes desalmados y un largo etcétera de arbitrariedades, contratos trucados, subvenciones innecesarias, derroche de dinero, impuestos abusivos y robos legales que están envenenando y destruyendo España.
VOX no es un partido perfecto, pero su orientación hacia la regeneración es mil veces más auténtica y poderosa que la del resto de partidos españoles juntos, desde la derecha a la izquierda, incluyendo a la marea indigna de los que viven del odio a España y de la envidia que siembran los nacionalismos, enemigos de la democracia, adversarios de la igualdad y culpables siempre de guerras, atrasos y desgracias para los pueblos que lo padecen.
Francisco Rubiales
El endeudamiento suicida, su entrega a la corrupción, sus pactos oscuros con el nacionalismo vasco y catalán, sus inconfesables concesiones al independentismo, su cobardía, su incumplimiento de las promesas electorales y su falta de decisión para adelgazar un Estado lleno de parásitos inútiles han provocado la caída de los populares, que ya parece irreversible, y su paulatina sustitución por VOX como partido capaz de ilusionar, de aportar las energías regeneradoras que España reclama a gritos y de representar con dignidad de la España conservadora, anticomunista y respetuosa con las ideas liberales, la Constitución, el verdadero progreso y el amor a la nación.
Pedro Sánchez es un fenómeno tan ajeno a la modernidad, a Europa y al mundo libre y próspero que su existencia y su poder actual solo se explican como consecuencia del desastre del PP, sin el cual, el actual presidente del gobierno nunca habría alcanzado liderazgo alguno, ni siquiera en su partido.
Sánchez ha llegado al poder empujado por Mariano Rajoy y sus fracasos, su cobardía y su incapacidad de satisfacer las aspiraciones y sueños de sus votantes, a los que engañó y traicionó, convirtiéndo a muchos de ellos en desertores de la derecha.
La izquierda española, liderada por el PSOE marxista de Sánchez y por el renqueante Podemos, que espera salir de su decadencia gracias al reparto de cargos y dinero que conlleva el disfrute del poder, saben que ellos gobiernan porque la derecha del PP se ha suicidado y están procurando por todos los medios que la nueva derecha vigorosa, representada por VOX, sea asfixiada y estigmatizada para ralentizar su crecimiento, que parece imparable.
Por eso crean cinturones sanitarios a VOX, por eso lo estigmatizan acusándolo falsamente de ser la "extrema derecha", cuando solo es la derecha resucitada y es el más constitucional de los partidos representados en el Congreso, además del más respetuoso con la democracia.
La lucha a muerte contra VOX es sólo miedo de la izquierda y de la derecha decadente a que los españoles descubran sus miserias y realidades y emprendan el mismo camino que han emprendido los ciudadanos en el resto de Europa y el mundo, condenando a la extinción a los viejos socialismos y a las derechas corruptas, todos ellos impregnados de totalitarismo, vejez prematura, corrupción y desprecio a la democracia.
El PSOE español es ya un cadáver irrecuperable, aunque gobierne, como lo es el socialismo en el resto del mundo, pero el PP pudo haber evitado su actual gobierno de agonía desesperada si hubiera sido decente y digno cuando tuvo el poder.
Dentro del PP, donde más que la salud del partido ya se defienden los sillones y los sueldos, se afirma que la existencia de VOX ha dividido a la derecha y propiciado la victoria del PSOE en las elecciones y la presidencia de Pedro Sánchez y sus desleales aliados, pero la verdad es justo lo contrario: la vieja derecha derrotada, refugiada en un débil y renqueante PP, dificulta y tapona el resurgimiento de la derecha que España necesita, reformista, capaz de amar a España, valiente y con valor suficiente para denunciar los grandes dramas y carencias de la pocilga española que han construido los grandes partidos, desde las autonomías, convertidas en satrapías corruptas que trocean el país hasta leyes inicuas que rompen la igualdad, impuestos abusivos, corrupción galopante alimentada por los partidos políticos y una cobardía entreguista y anticonstitucional ante el golpismo catalán y la arrogancia vasca, que indigna y llena de rabia a todos los españoles decentes.
En torno a VOX se está desplegando una bajeza de dimensiones colosales que el pueblo ya está descubriendo como una conspiración de rufianes. Los viejos partidos, sobre todo el PSOE y el PP, que ven amenazado su monopolio del poder por VOX, acusan a ese partido de ser anticonstitucional e irrepetuoso con las leyes, cuando es justo lo contrario. La conspiración de los viejos y caducos PP y PSOE califica de anticonstitucional toda reforma profunda propuesta por VOX para destruir la sucia pocilga que ellos han construido, que desmonte el entramado corrupto y abusivo de los autonomías, que devuelva a Estado competencias que nunca debió ceder, que imponga el respeto a las leyes y a la Constitución en los ámbitos hostiles y delictivos creados por la rebelión de los políticos catalanes desalmados y un largo etcétera de arbitrariedades, contratos trucados, subvenciones innecesarias, derroche de dinero, impuestos abusivos y robos legales que están envenenando y destruyendo España.
VOX no es un partido perfecto, pero su orientación hacia la regeneración es mil veces más auténtica y poderosa que la del resto de partidos españoles juntos, desde la derecha a la izquierda, incluyendo a la marea indigna de los que viven del odio a España y de la envidia que siembran los nacionalismos, enemigos de la democracia, adversarios de la igualdad y culpables siempre de guerras, atrasos y desgracias para los pueblos que lo padecen.
Francisco Rubiales
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