Sánchez y su protector, George Soros, uno de los multimillonarios que quieren un mundo de esclavos
El fenómeno de la degradación y el avance hacia la tiranía más despiadada no es únicamente español. Es un drama mundial, pero España es uno de los países que pilotan el proceso de degeneración, bajo el liderazgo de un Pedro Sánchez descarado y entregado a la maldad, que ya ha pervertido al partido socialista, a la política, a las grandes instituciones españolas, a la democracia y a buena parte de la sociedad.
La misma Europa, desde Bruselas y Estrasburgo, asiste insensible y sin reaccionar al ataque de los totalitarios y los promotores del Nuevo Orden Mundial (NOM) a las raíces de la cultura europea, sustentadas sobre un trípode integrado por la filosofía clásica griega, el derecho romano y el cristianismo. Muchos hasta acusan a las actuales autoridades de la Unión Europea de compartir las ideas globalistas que pretenden la demolición de la democracia y el avance hacia la tiranía.
De esa cultura que quieren dinamitar han surgido las libertades, el Estado de Derecho, el humanismo, la democracia, los derechos humanos, entre otros valores, todos ellos orientados a incrementar el valor de la libertad y de la dignidad humana.
Ahora quieren un mundo sin Dios, sin libertad, sin democracia, sin votaciones libres y sin libertades individuales, un mundo sometido a las élites, que son insaciables.
Los multimillonarios y sus peones políticos ya han ganado innumerables batallas, como la degradación de la democracia, la instauración de la mentira y el asesinato de las verdades y certezas, la compra y corrupción de medios de comunicación, el control de las leyes y de la Justicia, la primacía del dinero, la creación de paraísos fiscales, donde ellos pueden esconder sus fortunas, el poder gobernar a placer, sin rendir cuentas al pueblo, la corrupción como cortinaje oscuro para robar los fondos públicos, cobrar impuestos abusivos e innecesarios, derecho a corromper y a comprar voluntades y votos con dinero del Estado y un largo etcétera de privilegios y ventajas que sólo están al alcance de los que mandan, mientras los que obedecen viven sometidos a la escasez, al miedo y a la injusticia.
Pero quieren todavía más y se han propuesto acabar con la democracia, que a ellos les estorba porque de las votaciones pueden salir gobernantes que ellos no controlan. Quieren un mundo controlado por ellos al cien por cien y están en ello, ayudado por muchas bandas de miserables, a los que llamamos partidos políticos y gobiernos.
Frente a esa inmensa y sucia conspiración del poder bastardo y canalla se alza la resistencia mundial, integrada por personas que no quieren ser esclavas y que quieren conservar la democracia y el universo de libertades y derechos que habíamos conquistado.
Hasta ahora, la resistencia está retrocediendo y siendo derrotada por los conspiradores del globalismo y la esclavitud de los pueblos, pero la resistencia crece, la guerra no ha terminado y quedan muchas batallas por librar antes de que el mundo sea teñido de rojo sangre por los oligarcas y sus políticos domesticados.
Si eres decente, si crees en el Dios creador, si amas la libertad y si sientes asco de los señores de la guerra y de sus políticos bastardos corrompidos, enrólate e incorpórate a la lucha contra el mal, que vive en nuestros días una de sus batallas decisivas.
Francisco Rubiales
La misma Europa, desde Bruselas y Estrasburgo, asiste insensible y sin reaccionar al ataque de los totalitarios y los promotores del Nuevo Orden Mundial (NOM) a las raíces de la cultura europea, sustentadas sobre un trípode integrado por la filosofía clásica griega, el derecho romano y el cristianismo. Muchos hasta acusan a las actuales autoridades de la Unión Europea de compartir las ideas globalistas que pretenden la demolición de la democracia y el avance hacia la tiranía.
De esa cultura que quieren dinamitar han surgido las libertades, el Estado de Derecho, el humanismo, la democracia, los derechos humanos, entre otros valores, todos ellos orientados a incrementar el valor de la libertad y de la dignidad humana.
Ahora quieren un mundo sin Dios, sin libertad, sin democracia, sin votaciones libres y sin libertades individuales, un mundo sometido a las élites, que son insaciables.
Los multimillonarios y sus peones políticos ya han ganado innumerables batallas, como la degradación de la democracia, la instauración de la mentira y el asesinato de las verdades y certezas, la compra y corrupción de medios de comunicación, el control de las leyes y de la Justicia, la primacía del dinero, la creación de paraísos fiscales, donde ellos pueden esconder sus fortunas, el poder gobernar a placer, sin rendir cuentas al pueblo, la corrupción como cortinaje oscuro para robar los fondos públicos, cobrar impuestos abusivos e innecesarios, derecho a corromper y a comprar voluntades y votos con dinero del Estado y un largo etcétera de privilegios y ventajas que sólo están al alcance de los que mandan, mientras los que obedecen viven sometidos a la escasez, al miedo y a la injusticia.
Pero quieren todavía más y se han propuesto acabar con la democracia, que a ellos les estorba porque de las votaciones pueden salir gobernantes que ellos no controlan. Quieren un mundo controlado por ellos al cien por cien y están en ello, ayudado por muchas bandas de miserables, a los que llamamos partidos políticos y gobiernos.
Frente a esa inmensa y sucia conspiración del poder bastardo y canalla se alza la resistencia mundial, integrada por personas que no quieren ser esclavas y que quieren conservar la democracia y el universo de libertades y derechos que habíamos conquistado.
Hasta ahora, la resistencia está retrocediendo y siendo derrotada por los conspiradores del globalismo y la esclavitud de los pueblos, pero la resistencia crece, la guerra no ha terminado y quedan muchas batallas por librar antes de que el mundo sea teñido de rojo sangre por los oligarcas y sus políticos domesticados.
Si eres decente, si crees en el Dios creador, si amas la libertad y si sientes asco de los señores de la guerra y de sus políticos bastardos corrompidos, enrólate e incorpórate a la lucha contra el mal, que vive en nuestros días una de sus batallas decisivas.
Francisco Rubiales
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