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El rey recela de la izquierda antimonárquica


Nota

El rey parece cada día más convencido de que buena parte de la izquierda española se hace cada día más republicana y que el PSOE, que siempre fue un baluarte defensivo de la monarquía, enfría su defensa de la Corona, quizás como resultado de su creciente odio a todo lo que recuerda a Franco y de sus alianzas con el independentismo catalán y otras fuerzas republicanas como BILDU y Podemos.

Los asesores y amigos del rey llevan tiempo advirtiéndole que las intenciones últimas de la izquierda española son, cada día con más claridad, restaurar la república y que la principal ruta elegida para alcanzar esa meta es deslegitimar el Franquismo, lo que indirectamente significa deslegitimar la monarquía actual, que fue claramente una obra de Franco. Pero tanto Juan Carlos como su hijo no han querido creer en esa tesis y se han resistido siempre a mirar a la izquierda española como un peligro para la Corona.
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El rey recela de la izquierda antimonárquica
Muchos no quieren darse cuenta, pero la Ley de Memoria Histórica y toda la campaña desatada contra el Franquismo tiene como objetivo último deslegitimar la actual monarquía y legitimar el régimen republicano, restaurando aquella República que resultó aniquilada al perder la guerra, en 1939.

La alianza de Pedro Sánchez con los partidos enemigos de España, que también son enemigos de la Corona, ha sido otro paso que ha llenado de recelo a la institución monárquica, odiada de manera especial por el independentismo catalán, después de que el discurso del 3 de octubre, pronunciado por el rey en los momentos cruciales de la rebelión golpista catalana sirviera para frenarla en seco.

La Corona tampoco ha hecho mucho por su propia fortaleza y popularidad. La condena de Iñaki Urdangarín y las filtraciones que los partidos de izquierda han hecho sobre el presunto enriquecimiento, vía comisiones, del rey Juan Carlos han contribuido a debilitarla.

Los Estados Unidos siempre han intervenido desde las sombras, con toda su enorme influencia, en apoyo de la monarquía española, sobre todo en tiempos del rey Juan Carlos, pero últimamente, el interés de Estados unidos por Europa y España ha decrecido y ese apoyo a la monarquía parece más tibio y menos explícito.

Los expertos observan una clara evolución de la izquierda española hacia el republicanismo. El Parlamento de Cataluña ha reprobado a la monarquía y pidió su abolición y una una moción en el Ayuntamiento de Barcelona se sumaba a esta iniciativa, mientras Podemos despliega un lenguaje abiertamente republicano e IU apuesta por presentar mociones sobre la monarquía en todos los ayuntamientos dominados por el comunismo.

En este contexto, ¿podemos decir que está en riesgo la monarquía? En nuestro opinión, no. Es más, el rechazo de los independentistas al monarca se compensa con creces con la adhesión de millones de españoles al joven rey Felipe VI, que ganó muchos enteros cuando el 3 de octubre pronunció su valiente discurso garantizando que Cataluña seguiría formando parte del Estado español.

A pesar de las dudas y deslizamientos recientes, cabe afirmar que mientras el gran trío del poder político español, integrado por PSOE, PP y Ciudadanos, se mantenga fuerte, la Corona puede sentirse segura.

Los sentimientos de la extrema derecha en España sobre la monarquía no están claramente definidos. En principio, VOX no es monárquico porque vincula la monarquía a la falsa democracia vigente, a la corrupción, al modelo autonómico y al desmesurado auge de las nacionalidades históricas, pero también es incapaz de rechazar la monarquía porque sabe que es un bastión que defiende la nación, la unidad y el sentido de patria. VOX, de hecho, se comporta como firme defensor de La Corona.

La verdad es que en España no existe hoy un republicanismo de derechas, como existió en el pasado y donde militaron, entre otros, Ortega y Gasset y Maura. No hay en la derecha española actual intelectuales repubicanos y eso tranquiliza a los monárquicos.

Lo evidente es que el futuro de la monarquía va a depender mucho de dos factores: de lo que ocurra con Cataluña y de su aceptación entre los jóvenes, donde se observa, por el momento, escaso aprecio por la institución monárquica. Pero también resulta evidente que muchos de esos jóvenes que hoy cuestionan la Corona dejan de ser críticos cuando se incorporan a la vida productiva y maduran, según reflejan claramente las encuestas.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 2 de Octubre 2019
Artículo leído 908 veces




Comentarios:

1.Publicado por francisco.lopez.roma@gmail.com el 02/10/2019 08:16
Desde luego creo que ahora ese debate de Monarquía (la que tenemos) o República (la que no sabemos cómo sería) es totalmente infructuoso. Porque no veo ninguna diferencia en cómo sería España sin Monarquía y con una República, sea unitaria o federal o confederal o como quieran llamarla, ...o como es ahora con una "monarquía" entre comillas ya que el Rey ni pincha ni corta y además tenemos 17 gobiernos y parlamentos autónomos que en realidad hace cada uno lo que le da la gana, y algunos hasta contradicen la Constitución constantemente.

Este debate es otro de tantos,...como el tema del Valle de los Caídos, la llamada emergencia "feminista" o "climática", u otros que pueden que se inventen con el tiempo, para entretener a la gente y decir los políticos que están tratando temas "importantes" para la población.

Además, entiendo que la dicotomia Monarquía-República en España, aparte de los nostálgicos de la de 1.931 que terminó como el rosario de la aurora, es algo que aquí ya entre la gente normal es algo que no preocupa realmente, porque por lo dicho de que el Rey ni pincha ni corta además por los gastos presupuestarios que acarrea supongo que un Presidente de la República tendría mas o menos iguales gastos.

No voy a opinar sobre este Rey porque no sirve para nada, ya que es el que toca tener y punto. Pero la institución monárquica entiendo yo que en la Constitución queda relegada a un segundísimo plano en la actividad política del Estado por muy alto representante que sea el Rey de éste. Desde luego, para quedar así mejor que no hubiera Rey, en ese sentido sí por lo menos un Presidente de República tuviera más influencia creo yo, ya que al ser elegido pues podría ser más decisivo en las cuestiones importantes del Estado y así dejar de lado las disputas entre partidos políticos que nos llevan a estas situaciones como la actual, dónde nos encontramos con unas elecciones estúpidas después de haber votado una gran mayoría hace unos seis meses, y ahora nos dicen que esas elecciones no sirvieron para nada; toda una irresponsabilidad de los políticos.

Es lo que pienso y lo expongo.

Y sobre las elecciones estúpidas que vamos a tener...DECIR QUE NO VOTAR, NO VOTAR Y NO VOTAR.

Y...NO AL ARTICULO 99 DE LA CONSTITUCION.

Gracias.

2.Publicado por vanlop el 02/10/2019 09:04

Anoche dejé en el hilo de ayer unos comentarios a los comentarios.

Como de costumbre, coincido en líneas generales con el artículo, pero alguna cosa que gustaría matizar. El artículo tiene dentro de la unidad tres partes: el franquismo, la actitud de la monarquía y la actitud de los partidos.

Respecto al franquismo, la monarquía era la única salida posible en aquellas circunstancias, pensemos en los años 50 con el fracaso de la república y guerra muy recientes. La gente, realmente no quería república, a la que asociaban, con razón, a los males que habían ocurrido. Por tanto, se imponía la monarquía como única salida.

Una vez que el futuro rey dio seguridades a los amos que sería un peón dócil, la cosa estaba hecha. Por parte de la derecha no había problema, lo dijo Franco y se aceptaba, pero recuerdo, que la gente de derechas no estaba demasiado convencida, pero se impuso la obediencia. En los sectores de falange, la monarquía se aceptó por obediencia, pero ellos siempre quisieron la república. Y en los años 70 todavía eran una familia del régimen fuerte. Pero el pueblo, aceptó la monarquía sin mayores problemas.

La monarquía se dejó llevar, todo estaba bien atado y la cosa funcionó muy bien. Pero hubo dos fallos: el uno, la propia constitución que dejaba al rey sin competencias. Eso tenía una ventaja y es que no se desgastaría con el día a día, pero un inconveniente, que cuando la casta se saliera del tiesto, el rey no podía actuar y la gente, acostumbrada a que hay un poder por encima, culparan al rey de inacción. Como así ha sido, especialmente con este, tan escrupuloso con cumplir las leyes. Porque el anterior tenía mucho poder en la sombra, pues las leyes no le permitían hacer las cosas que hizo, unas bien y otras mal.

Como señala, los escándalos no han contribuido a mejorar la imagen, a pesar de toda la publicidad subliminal y directa que nos ponen. Lo de Cataluña se gestionó mal , cierto que ateniéndose escrupulosamente a las leyes, pero la gente esperaba más, especialmente que las cosas no hubieran llegado donde llegaron, a base de una intervención discreta del rey.

Pero el presidente del gobierno puede hacer lo que le de la gana y si el rey no es capaz de llamarlo al orden, habrá que pensar que el rey no nos sirve y seguramente, ese sea el principal factor de indiferencia. Y no oposición directa, porque estamos muchos, que pensando que una república es mejor, tenemos miedo a que: primero sea una república sin separación de poderes, es decir que al presidente lo elija el parlamento y por otra parte, viendo el personal que hay, se ponen los pelos de punta sobre el carácter del presidente de esa república.

Los partidos siempre fueron la clave de la monarquía. Durante la transición no había problema con las derechas. El psoe de la transición estaba dirigido por gentes de Carrero que frenaron las tendencias republicanas y el pc, bastante tenía con conseguir unos cuantos votos y ciertas cuotas de poder.

Pero los tiempos cambian y la gente evoluciona y si la monarquía no da ejemplo, la gente se hace republicana. Y si luego pone a mandar a un iluminado, pues peor. La izquierda, siempre ha sido republicana y la izquierda marxista, que es la que tenemos, mucho más. Si la gente ha aceptado la monarquía fue por lo dicho, pero ahora, tras casi veinte años de partidos contrarios, la gente no acepta tan fácil la situación. Al fin y al cabo, la cabra siempre tira al monte.

En estos momentos no se plantea una república porque una buena parte de la población no lo aceptaría, no por fervor monárquico, sino por miedo a esa república formada por la casta, pero todo se andará. Por otra parte y es la más importante, los que mandan siguen prefiriendo la monarquía, aunque los USA no se muestren tan entusiastas o nada entusiastas, auqneu pienso que la actitud de Trump es de pasar del tema.

Porque los reyes siempre han confiado en los amos y no en el pueblo, los partidos o sus méritos personales. De todas formas, pienso que dentro de unos años, la monarquía se morirá sola y nos montarán una república a mayor gloria de la casta. Mi única duda es si lo veré o no.

En el asunto de Franco hay dos motivos bastante claros y ninguno tiene que ver con el descanso del difunto. El primero es el ataque al catolicismo, una vez sacado Franco, el monumento no tiene mucha razón de ser y se derribará la cruz, que es demasiado ofensiva pues se ve desde muchos kilómetros. En eso todos están de acuerdo, tanto los amos como los siervos, la Iglesia estorba. Antes se intentó destruirla, ahora se trata de conquistarla y convertirla en una ong.

El segundo es la monarquía, que al ser fruto de una decisión personal de Franco y de acuerdo con la ley de memoria histérica, que firmó el rey, sería ilegal, cosa que aún no se dicho, pero que se dirá y no tardarán mucho. Pero todo por sus pasos. Primero el desentierro, luego, dominar las cortes tras el 10N y después ya se verá.

Pío Moa ha publicado dos artículos en su blog sobre la actuación del tribunal supremo en este asunto, los recomiendo.

Al parecer uno de os fundamentos de la sentencia es que durante el franquismo no había separación de poderes. Es una falacia, porque sí la había, al menos, los jueces eran independientes, salvo en cosas muy puntuales. De hecho la mayoría de los contenciosos se ganaban, curiosamente, ahora, la mayoría de los contenciosos se pierden.

3.Publicado por Julia el 02/10/2019 10:51
El Rey está bien informado y supongo que no necesita recelar ante lo evidente. Haría muy bien estar preparado para el plan B cuando la presidencia del Gobierno la vuelva a ocupar otro cobarde más. Y yo me pregunto: para cuándo los españoles sabremos elegir solo a dirigentes que digan y solucionen los verdaderos problemas. El problema de marras hay que solucionarlo con INDIFERENCIA...vamos, practiquemos INDIFERENCIA.

4.Publicado por pasmao el 02/10/2019 14:46
Buenos días Don Francisco

Excelente artículo y comentarios.

Simplemente reseñar que el principal problema de Felipe V es la "herencia" que le ha dejado su papá.

Juan Carlos I y la monarquía son una de las instituciones responsables de que hayamos llegado donde estamos. Basicamente porque durante el Felipato se estableció un acuerdo implícito tal que "tu déjame que me lleve las comisiones que sean menester que yo bendeciré institucionalmente cualquier trapacería que hagas"

Es sabido que las relaciones entre Aznar y Juan Carlos fueron mucho menos fluidas precisamemte porque Aznar no estuvo dispuesto a seguir por el mismo camino.

De esos polvos estos lodos.

El Rey no tiene poder per sé, pero el meérito con su actitud ha avalado muchas situaciones en las que por lo menos un discreto silencio habría sido perfectamente interpretado. Aun me acuerdo de ese "hablando se entiende la gente". Y lo que es peor, lo ha hecho para congraciarse con esa izquierda que le permitía sus chanchullos.

Por el camino se ha usado esa actitud de la "Casa" para que fueran aceptadas cómo normales cosas que la derecha social española no habría tolerado.

Conviene recordar que el crédito de Juan Carlos I se fraguó ese 23F.. del que aún no sabemos que pasó realmente y por qué generales prestigidados y de clara afinidad/amistad con el Rey cómo Armada o Milans del Bosch se metieron en ello; si es que no tenían conocimiento de que desde arriba se les había amparado.

Ellos, los generales, callaron, pero a muchos la sospecha de que desde arriba se jugó a dos barajas y luego se tapó no habrá quien nos lo quite.

De poco antes es también la enemistad entre Suárez y el Rey. Enemistad debida a que a Suarez se le impulsó para que fuera un pieza a desechar en cuanto acabara la transición, y poder dar paso así a los socialistas, Felipe Gléz mediante. El problema vino cuando Suárez no aceptó ser desechado. Bien por ego, bien por patriotismo (eso daría para muchas páginas), y los sociatas se impacientaron.

Si no, tampoco se entende esa lista de ese gobierno de Armada donde el segundo, después de Armada sería González y tampoco esas conversaciones del Gobernador Militar de Lérida con Múgica, antes del 23F...

Lo que está claro es que de las relaciones del Rey con nuestra Izquerda nunca ha salido nada limpio.

Y eso debería de saberlo el Rey actual, y sus esposa también.

Un cordial saludo

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El voto en blanco es una bofetada democrática a los poderes políticos ineptos y expresa la protesta ciudadana en las urnas cuando padece gobiernos insoportables, injustos y corruptos. Es un gesto democrático de rechazo a los políticos, partidos y programas, no al sistema. Conscientes del riesgo que representaría un voto en blanco masivo, los gestores de las actuales democracias no lo valoran, ni lo contabilizan, ni le otorgan plasmación alguna en las estructuras del poder. El voto en blanco es una censura casi inútil que sólo podemos realizar en las escasas ocasiones que se abren las urnas. Esta bitácora abraza dos objetivos principales: Valorar el peso del voto en blanco en las democracias avanzadas y permitir a los ciudadanos libres ejercer el derecho a la bofetada democrática de manera permanente, a través de la difusión de información, opinión y análisis.




HIENAS Y BUITRES. PERIODISMO Y RELACIONES PERVERTIDAS CON EL PODER


Hienas y buitres es un libro escrito para despertar y movilizar las conciencias dormidas e intoxicadas desde el poder. Leerlo representa un vuelo rasante por encima de los secretos de la comunicación moderna y de los recursos y trucos que utiliza el poder para ejercer el dominio.
Las relaciones entre políticos y periodistas siempre han sido tormentosas. Son dos poderes decisivos que en las últimas décadas han pretendido dominar el mundo. En ocasiones lo han mejorado, pero otras veces lo han empujado hacia el drama y el fracaso. Políticos y periodistas se aman y se odian, luchan y cooperan, nos empujan hacia el progreso y también nos frenan. Son como las hienas y los buitres, que comen y limpian huesos juntos, pero sin soportarse. Al desentrañar el misterio, aprenderemos también a defendernos de sus fechorías.
Los medios son la única fuerza del siglo XXI que tiene poder para poner y quitar gobiernos y para cambiar los destinos del mundo.
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DEMOCRACIA SEVERA. MÁS ALLÁ DE LA INDIGNACIÓN


Lo que hoy llamamos "democracia" es un triste remedo de lo que fue ese sistema en sus orígenes. Los políticos han aprendido a violarla y la han desnaturalizado y desarmado. "Democracia Severa, mas allá de la indignación" (Tecnos 2015), de Francisco Rubiales Moreno y Juan Jesús Mora Molina, es un libro que denuncia la degradación de la democracia y señala las reformas que el sistema necesita para que sea justo y decente y para que los políticos estén bajo control.
A la democracia le faltan piezas de gran importancia: exigencias éticas, controles a los políticos, que deben ser examinados, psiquica y moralmente, por comisiones independientes, auténtica separación de los poderes y otorgar un papel preponderante a la sociedad civil y al ciudadano, que deben influir y, sobre todo, supervisar la labor de los gobernantes, pudiendo, incluso, destituirlos. La impunidad debe acabar, como también la tolerancia frente a la corrupción y esos cheques en blanco que permiten a los políticos gobernar como les da la gana, ignorando la opinión de los ciudadanos, que son sus jefes y los soberanos del sistema.
Democracia Severa, que ya está en las librerías, aporta lucidez, libertad y solvencia ciudadana. Es una reflexión de denuncia que señala los puntos débiles de nuestro sistema y ayuda a la regeneración y a construir un mundo mejor.
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Las revelaciones de Onakra el escriba de Dios

Este libro, publicado por Francisco Rubiales Moreno, Las Revelaciones de Onakra, el escriba de Dios, no es, como los tres anteriores del mismo autor (Democracia Secuestrada, Políticos, los Nuevos Amos y Periodistas sometidos), un ensayo de pensamiento político, sino una original narración que recoge misteriosas revelaciones sobre la llegada de los primeros ángeles a la Tierra, sus relaciones con las especies vivientes del planeta, el nacimiento de la inteligencia humana y el inicio de esa lucha a muerte entre el bien y el mal que domina la existencia humana, desde el principio hasta el final de los tiempos.
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Periodistas sometidos. Los perros del poder

Periodistas Sometidos. Los perros del poder (Editorial Almuzara, 2009), el último libro publicado por Francisco Rubiales, ha sido acogido con gran interés por políticos, periodistas y ciudadanos interesados en conocer con detalle la profunda crisis del periodismo en España, el sometimiento al poder de miles de periodistas y de redacciones completas, la agonía del periodismo libre, independiente y crítico y la rotura de la vieja alianza entre periodistas y ciudadanos, sin la cual la democracia deja de existir.
Es el tercer y último libro de la trilogía de pensamiento político que comenzó con Democracia Secuestrada (Almuzara 2005) y continuó con Políticos, los nuevos amos (Almuzara 2007).
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Políticos, los nuevos amos

Políticos, los nuevos amos es el nuevo libro de Francisco Rubiales, publicado tras el éxito de Democracia secuestrada.

Como afirma el ex ministro Manuel Pimentel en el Prólogo,"Políticos, los nuevos amos afronta el problema de la degradación del poder con extraordinaria valentía, claridad y profundidad".
Pimentel, que recomienda la lectura del libro a los presidentes, ministros, altos cargos políticos, militantes y a cualquier ciudadano inquieto y preocupado por la democracia, lo define como un libro "duro, libre, alejado de lo políticamente correcto, capaz de provocar reflexiones y golpes de conciencia muy dolorosos".
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La rebelión ya ha comenzado. Los ciudadanos quieren regresar del exilio y revitalizar una democracia que está postrada y secuestrada. El ciudadano será de nuevo el protagonista en una democracia auténtica y regenerada. El ser humano está dispuesto a construir a cualquier precio la catedral del futuro. Hay una fuerza desconocida que le impulsa a hacerlo, a pesar de sus cobardías, dudas y fracasos Pero, hasta conseguirlo, tendrá que atravesar desiertos y desfiladeros poblados de peligros y de alimañas dispuestas a defender con sangre y fuego sus privilegios.
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