Un micrófono abierto ha servido para conocer quién es el verdadero culpable de la situación económica según Gerardo Díaz Ferrán, máximo representante de los empresarios españoles. Cuando creía que no se le oía, el presidente de la CEOE achacó el paro no a la crisis internacional sino a "los años de Zapatero".
Las palabras de Díaz Ferrán se escucharon durante la Asamblea de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM-CEOE) de 2009, cuando intervenía el presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, y permanecía abierto el micrófono del dirigente de la CEOE.
En el momento en el que el presidente de CEIM, Arturo Fernández, negaba que los empresarios deseen abaratar el despido ya que "ninguna empresa desea reducir personal", Gerardo Díaz Ferrán comentaba al secretario general de CEIM, Alejandro Couceiro, que "es que no lo ha hecho bien, el problema que tenemos no es la grave crisis (...), son los años de Zapatero".
Muchos españoles pensamos igual que Diaz Ferrán, que la crisis no es tan dramática para la mayoría de los países, que sus economías se contraen, pero apenas pierden puestos de trabajo y la renta de los ciudadanos no decae porque la escasa o nula inflación ayuda a los consumidores. El drama es para España, que está produciendo parados a ritmo de vértigo, fabricando pobres y destruyendo irresponsablemente su tejido productivo, todo por culpa de un Zapatero empeñado en aplicar recetas obsoletas que demuestran cada día que son erróneas y letales para España.
Las recetas que están funcionando en el mundo no son las que se aplican en España sino otras diferentes, justo las que repelen a Zapatero. Mientras que los países aflojan la presión fiscal, introducen austeridad y control severo del gasto, flexibilizan el mercado laboral para facilitar nuevas contrataciones y prefieren fortalecer el empleo que subvencionar el paro, Zapatero hace justamente lo contrario: incrementa la recaudación por todas las vías, gasta dinero sin parar, endeuda a España hasta extremos alarmantes y destruye el tejido productivo español, una política que produce efectos letales sobre una España que camina hacia la ruína y la derrota.
La política de Zapatero, que se niega a escuchar las recomendaciones del FMI, de la Unión Europea, de la prensa especializada y de los expertos, ha hecho que de cada diez empleos que se destruyen en Europa, ocho son españoles, que se incremente el desempleo a ritmo de vértigo, que se dispare la pobreza y que el tejido productivo de destruya.
Las palabras de Díaz Ferrán se escucharon durante la Asamblea de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM-CEOE) de 2009, cuando intervenía el presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, y permanecía abierto el micrófono del dirigente de la CEOE.
En el momento en el que el presidente de CEIM, Arturo Fernández, negaba que los empresarios deseen abaratar el despido ya que "ninguna empresa desea reducir personal", Gerardo Díaz Ferrán comentaba al secretario general de CEIM, Alejandro Couceiro, que "es que no lo ha hecho bien, el problema que tenemos no es la grave crisis (...), son los años de Zapatero".
Muchos españoles pensamos igual que Diaz Ferrán, que la crisis no es tan dramática para la mayoría de los países, que sus economías se contraen, pero apenas pierden puestos de trabajo y la renta de los ciudadanos no decae porque la escasa o nula inflación ayuda a los consumidores. El drama es para España, que está produciendo parados a ritmo de vértigo, fabricando pobres y destruyendo irresponsablemente su tejido productivo, todo por culpa de un Zapatero empeñado en aplicar recetas obsoletas que demuestran cada día que son erróneas y letales para España.
Las recetas que están funcionando en el mundo no son las que se aplican en España sino otras diferentes, justo las que repelen a Zapatero. Mientras que los países aflojan la presión fiscal, introducen austeridad y control severo del gasto, flexibilizan el mercado laboral para facilitar nuevas contrataciones y prefieren fortalecer el empleo que subvencionar el paro, Zapatero hace justamente lo contrario: incrementa la recaudación por todas las vías, gasta dinero sin parar, endeuda a España hasta extremos alarmantes y destruye el tejido productivo español, una política que produce efectos letales sobre una España que camina hacia la ruína y la derrota.
La política de Zapatero, que se niega a escuchar las recomendaciones del FMI, de la Unión Europea, de la prensa especializada y de los expertos, ha hecho que de cada diez empleos que se destruyen en Europa, ocho son españoles, que se incremente el desempleo a ritmo de vértigo, que se dispare la pobreza y que el tejido productivo de destruya.
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