Lo ocurrido en Sevilla demuestra el fracaso del modelo español de seguridad. De nada sirve llenar las calles de policías armados hasta los dientes si la multitud está integrada por descontentos, pobres, desempleados y gente embrutecida y sin valores. La violencia se nutre de la ignorancia, una materia prima cada día más abundante en nuestra sociedad porque la clase política se siente más segura gobernando a borregos embrutecidos que a ciudadanos libres y pensantes.
El actual ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que fue alcalde de Sevilla y será, probablemente, candidato del PP a las próximas elecciones generales andaluzas, tiene un especial interés en que en Sevilla la seguridad esté garantizada y para lograrlo ha reforzado y movilizado las plantillas de la policía como nunca antes. Sin embargo, a pesar de todo ese esfuerzo, la madrugá fue muy dura y la sensación de inseguridad y miedo, muy elevada.
El parte de la "madrugá en Sevilla fue el siguiente:
Según Juan Carlos Cabrera, delegado municipal: 8 detenidos, 7 son sevillanos (3 detenidos en Marqués de Paradas, de 45,46 y 47 años y con antecedentes penales por alterar el orden público 2 en el Salvador de 18-19 años por el mismo motivo y otros 2 en Argote de Molina con 21 y 22 años por mismo motivo y gritar "Alá es grande"). Otro detenido, de origen senegales y con antecedentes penales fue detenido en Reyes Catolicos por gritar "Alá es grande" y crear pánico. Ya esta en libertad con cargos.
De 17 personas atendidas y hospitalizadas, 8 continúan hospitalizadas, 2 en estado grave pero ya en observación (un hombre de 60 años que fue pillado en una avalancha en las sillas y un nazareno del Gran Poder). Ya hay un fallecido, nazareno del Gran Poder, al que le dió un infarto a las 7 de la mañana, cuando volvía a su casa.
Recuerdo una anécdota muy elocuente que viví en Panamá, en casa del general Omar Torrijos, dictador blando de ese país. Estábamos tres periodistas con él y, refiriéndose al coronel Noriega, por entonces responsable de la seguridad y que después fue narco-dictador de Panamá, se quejó de que siempre estaba pidiéndole que reforzara el número de policías y que los armara mejor. Pero Torrijos se negaba una y otra vez y nos explicó la razón: "Si aumentas el número de policías, suelen aumentar automáticamente los delitos, pues la policía, para justificar su necesidad, termina generando delitos y desordenes".
Entonces no entendí aquella tesis, que me produjo extrañeza y cierto escándalo, pero hoy la entiendo y me parece sabia.
La única manera de conseguir una sociedad relativamente segura no es llenando las calles de hombres armados, sino a través de la educación y de la promoción de los valores en la sociedad, fabricando desde el poder verdaderos ciudadanos pensantes y responsables, en lugar de borregos atolondrados, pero eso no interesa al poder político español, que lleva más de tres décadas, prácticamente desde la Transición, fabricando gente embrutecida, poco pensadora y muy escasa de valores. Por desgracia, nuestros político creen, quizás con razón, que es más fácil gobernar y dominar a imbéciles que a gente lista y pensante, que sea capaz de darse cuenta de una de las verdades mas duras de nuestro mundo: que los políticos jamás solucionan los problemas y que casi nunca sirven para nada, salvo para gastar dinero y atiborrarse de privilegios y más poder.
Francisco Rubiales
El actual ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que fue alcalde de Sevilla y será, probablemente, candidato del PP a las próximas elecciones generales andaluzas, tiene un especial interés en que en Sevilla la seguridad esté garantizada y para lograrlo ha reforzado y movilizado las plantillas de la policía como nunca antes. Sin embargo, a pesar de todo ese esfuerzo, la madrugá fue muy dura y la sensación de inseguridad y miedo, muy elevada.
El parte de la "madrugá en Sevilla fue el siguiente:
Según Juan Carlos Cabrera, delegado municipal: 8 detenidos, 7 son sevillanos (3 detenidos en Marqués de Paradas, de 45,46 y 47 años y con antecedentes penales por alterar el orden público 2 en el Salvador de 18-19 años por el mismo motivo y otros 2 en Argote de Molina con 21 y 22 años por mismo motivo y gritar "Alá es grande"). Otro detenido, de origen senegales y con antecedentes penales fue detenido en Reyes Catolicos por gritar "Alá es grande" y crear pánico. Ya esta en libertad con cargos.
De 17 personas atendidas y hospitalizadas, 8 continúan hospitalizadas, 2 en estado grave pero ya en observación (un hombre de 60 años que fue pillado en una avalancha en las sillas y un nazareno del Gran Poder). Ya hay un fallecido, nazareno del Gran Poder, al que le dió un infarto a las 7 de la mañana, cuando volvía a su casa.
Recuerdo una anécdota muy elocuente que viví en Panamá, en casa del general Omar Torrijos, dictador blando de ese país. Estábamos tres periodistas con él y, refiriéndose al coronel Noriega, por entonces responsable de la seguridad y que después fue narco-dictador de Panamá, se quejó de que siempre estaba pidiéndole que reforzara el número de policías y que los armara mejor. Pero Torrijos se negaba una y otra vez y nos explicó la razón: "Si aumentas el número de policías, suelen aumentar automáticamente los delitos, pues la policía, para justificar su necesidad, termina generando delitos y desordenes".
Entonces no entendí aquella tesis, que me produjo extrañeza y cierto escándalo, pero hoy la entiendo y me parece sabia.
La única manera de conseguir una sociedad relativamente segura no es llenando las calles de hombres armados, sino a través de la educación y de la promoción de los valores en la sociedad, fabricando desde el poder verdaderos ciudadanos pensantes y responsables, en lugar de borregos atolondrados, pero eso no interesa al poder político español, que lleva más de tres décadas, prácticamente desde la Transición, fabricando gente embrutecida, poco pensadora y muy escasa de valores. Por desgracia, nuestros político creen, quizás con razón, que es más fácil gobernar y dominar a imbéciles que a gente lista y pensante, que sea capaz de darse cuenta de una de las verdades mas duras de nuestro mundo: que los políticos jamás solucionan los problemas y que casi nunca sirven para nada, salvo para gastar dinero y atiborrarse de privilegios y más poder.
Francisco Rubiales
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