Mientras que Aznar era ofendido en Santiago de Chile por el gorila totalitario venezolano y naufragaba con estrépito la Comunidad Iberoamericana de Naciones, el más ambicioso y original programa de la política exterior española, Mariano Rajoy, líder de la oposición, ex ministro con Aznar y supuesto amigo del ex presidente ofendido, guardaba en España un inexplicable y sospechoso silencio.
Tal vez porque cree que hablar de Aznar le restará votos, Rajoy asumió una postura de silencio cobarde que le asemeja mucho al adversario político que tanto critica: José Luis Rodríguez Zapatero.
Es cierto que al día siguiente reaccionó considerando digna la actitud del presidente Zapatero, aunque tardía, advirtiéndole también del riesgo que encierran sus "amistades peligrosas", pero esa tardanza sigue siendo inexplicable y tal vez encierre un misterio.
Inconsciente de que en Santiago ocurrieron cosas muy graves (el Rey tuvo que desgastarse defendiendo públicamente el honor de España, cuando quien tenía que haberlo hecho era Zapatero; la nefasta política exterior española se hundió todavía más; y España descendió varios escalones más hacia el fondo del desprestigio y el irrespeto en la comunidad internacional), Mariano Rajoy guardó un extraño silencio que tal vez sea reflejo de su actual distanciamiento de José María Aznar.
Cuando ocurren estas cosas, vemos con claridad lo acertada que es la postura política y cívica de este blog, defensor del Voto en Blanco porque ninguno de los actuales partidos políticos españoles merece el voto honrado de un ciudadano demócrata.
Desgraciadamente, votar en blanco es hoy la mejor fórmula para ser honrados en política y la única vía para lanzar a los partidos y a sus políticos profesionales mensajes tan claros como que rechazamos su mal gobierno y sus carencias, cobardías, desequilibrios y privilegios, que no merecen nuestro apoyo y que, cada día más obsesionados con ganar el poder, están más alienados, más divorciados de los ciudadanos y más alejados de las sensibilidades y anhelos del pueblo.
Tal vez porque cree que hablar de Aznar le restará votos, Rajoy asumió una postura de silencio cobarde que le asemeja mucho al adversario político que tanto critica: José Luis Rodríguez Zapatero.
Es cierto que al día siguiente reaccionó considerando digna la actitud del presidente Zapatero, aunque tardía, advirtiéndole también del riesgo que encierran sus "amistades peligrosas", pero esa tardanza sigue siendo inexplicable y tal vez encierre un misterio.
Inconsciente de que en Santiago ocurrieron cosas muy graves (el Rey tuvo que desgastarse defendiendo públicamente el honor de España, cuando quien tenía que haberlo hecho era Zapatero; la nefasta política exterior española se hundió todavía más; y España descendió varios escalones más hacia el fondo del desprestigio y el irrespeto en la comunidad internacional), Mariano Rajoy guardó un extraño silencio que tal vez sea reflejo de su actual distanciamiento de José María Aznar.
Cuando ocurren estas cosas, vemos con claridad lo acertada que es la postura política y cívica de este blog, defensor del Voto en Blanco porque ninguno de los actuales partidos políticos españoles merece el voto honrado de un ciudadano demócrata.
Desgraciadamente, votar en blanco es hoy la mejor fórmula para ser honrados en política y la única vía para lanzar a los partidos y a sus políticos profesionales mensajes tan claros como que rechazamos su mal gobierno y sus carencias, cobardías, desequilibrios y privilegios, que no merecen nuestro apoyo y que, cada día más obsesionados con ganar el poder, están más alienados, más divorciados de los ciudadanos y más alejados de las sensibilidades y anhelos del pueblo.
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