Es un tema tabú que rara vez es abordado por los grandes medios y sin embargo es uno de los datos mas reveladores y escandalosos de la España actual: el número de suicidios en la España del presente se ha disparado, superando la cifra terrible de 300 intentos cada día, de los cuales se consuman entre el 10 y el 15 por ciento, lo que sitúa la cifra anual en torno a los 9.000, 200 veces más, aproximadamente, que las muertes por violencia de género.
Pero mientras que la lucha contra la violencia de género está subvencionada generosamente por el gobierno, con casi 300 millones de euros, a la lucha contra el suicidio no se dedica ni un sólo euro del presupuesto, sobre todo porque el gobierno se niega a reconocer la ola de suicidios, que los expertos creen que refleja, más que cualquier otro dato, el fracaso del poder y el sufrimiento del pueblo.
Los datos sobre suicidio en España demuestran dos cosas: la primera es que España es una país pésimamente gobernado, que produce daños psíquicos, pobreza, desesperación y muertes, y la segunda es que la felicidad de los españoles, tradicional y famosa en el mundo, retrocede a ritmo vertiginoso, al igual que la confianza en el gobierno, la situación económica, las ilusiones colectivas y la esperanza en el futuro.
Son muertes que deben situarse en el "debe" de la casta gobernante, que es la responsable del desempleo masivo, la bajada de calidad en los servicios fundamentales, como la salud y la educación, el avance de la pobreza, la desprotección de los débiles, la falta de esperanza, los recortes en los servicios fundamentales, los impuestos abusivos y otras lacras que causan dolor y estragos en la sociedad española.
El suicidio es la primera causa de muerte externa de España y la tercera causa en el grupo de edad de entre los 15 a los 29 años, superado sólo por las causas externas de mortalidad y los tumores. Es un tema tabú del que no se informa, ni se publican estadísticas, pero los expertos hablan de un aumento espectacular en los últimos meses, desde que el gobierno de Pedro Sánchez existe, acentuado por la pandemia del coronavirus y la crisis económica que ha traído consigo.
La Estadística de suicidio, realizada ininterrumpidamente desde 1906 hasta 2006, con periodicidad anual, recogía información tanto de los suicidios consumados como de las tentativas, estudiando el acto del suicidio con todas las circunstancias de tipo social que pudieran tener interés. Pero desde 2007, siguiendo los estándares internacionales en la materia, se ha adoptado la decisión de suprimir los boletines del suicidio y obtener la información estadística relativa al suicidio a partir de la información que ofrece el boletín de defunción judicial que se utiliza para la Estadística de defunciones según la causa de muerte.
Un informe publicado en el Congreso Nacional de Laboratorio Clínico celebrado en Barcelona, en 2015, reveló que una media de 243 personas intentan suicidarse cada día en España, la mayoría ingiriendo fármacos. Pero esa cifra, en opinión de los expertos y según los datos investigados, se ha superado, hasta el punto de que hoy ya podrían ser casi 400 los intentos.
Pero estas cifras, basadas en cálculos, no en datos, que son cuidadosamente ocultados, pueden ser muy inferiores a la realidad, según los expertos, teniendo en cuenta la profundidad de la crisis y el crecimiento exponencial del miedo, el desempleo, la pobreza y la angustia en la población española.
Los datos del congreso de Barcelona se refieren sólo a estadísticas clínicas, es decir la de casos de suicidio atendidos en las urgencias del sistema de salud, a los que hay que agregar los ahorcamientos, los que se arrojan al vacío y los suicidios de otro tipo.
Según Bernandino Barceló, jefe de la Unidad de Toxicología del Hospital Universitario de Son Espases, Palma de Mallorca, la crisis, directa o indirectamente, se ha convertido en el principal factor que impulsa al suicidio.
El aumento de los casos de suicidio en España se había convertido en un rumor que circulaba por las redes sociales y la blogosfera crítica, sin ser confirmado por voces autorizadas, pero ahora las informaciones de distintas fuentes no oficiales lo confirman con toda su carga de drama y vergüenza.
Las colas del hambre, la pérdida de empleos, la falta de ayudas del gobierno, el abandono de los pobres, los desahucios, la pobreza, la incapacidad para alimentar a la propia familia, la falta de dinero para disponer de electricidad, agua y otras necesidades básicas y la desesperación ante el futuro son las causas principales que empujan al suicidio a miles de españoles cada año, de los cuales más del 70 por cinto son varones.
Es evidente que el suicidio es un fracaso de la sociedad y del gobierno, pero todavía es más evidente que un gobierno que provoca el suicidio de miles de ciudadanos es un desastre que todo país debe evitar por razones de salud pública.
Francisco Rubiales
Pero mientras que la lucha contra la violencia de género está subvencionada generosamente por el gobierno, con casi 300 millones de euros, a la lucha contra el suicidio no se dedica ni un sólo euro del presupuesto, sobre todo porque el gobierno se niega a reconocer la ola de suicidios, que los expertos creen que refleja, más que cualquier otro dato, el fracaso del poder y el sufrimiento del pueblo.
Los datos sobre suicidio en España demuestran dos cosas: la primera es que España es una país pésimamente gobernado, que produce daños psíquicos, pobreza, desesperación y muertes, y la segunda es que la felicidad de los españoles, tradicional y famosa en el mundo, retrocede a ritmo vertiginoso, al igual que la confianza en el gobierno, la situación económica, las ilusiones colectivas y la esperanza en el futuro.
Son muertes que deben situarse en el "debe" de la casta gobernante, que es la responsable del desempleo masivo, la bajada de calidad en los servicios fundamentales, como la salud y la educación, el avance de la pobreza, la desprotección de los débiles, la falta de esperanza, los recortes en los servicios fundamentales, los impuestos abusivos y otras lacras que causan dolor y estragos en la sociedad española.
El suicidio es la primera causa de muerte externa de España y la tercera causa en el grupo de edad de entre los 15 a los 29 años, superado sólo por las causas externas de mortalidad y los tumores. Es un tema tabú del que no se informa, ni se publican estadísticas, pero los expertos hablan de un aumento espectacular en los últimos meses, desde que el gobierno de Pedro Sánchez existe, acentuado por la pandemia del coronavirus y la crisis económica que ha traído consigo.
La Estadística de suicidio, realizada ininterrumpidamente desde 1906 hasta 2006, con periodicidad anual, recogía información tanto de los suicidios consumados como de las tentativas, estudiando el acto del suicidio con todas las circunstancias de tipo social que pudieran tener interés. Pero desde 2007, siguiendo los estándares internacionales en la materia, se ha adoptado la decisión de suprimir los boletines del suicidio y obtener la información estadística relativa al suicidio a partir de la información que ofrece el boletín de defunción judicial que se utiliza para la Estadística de defunciones según la causa de muerte.
Un informe publicado en el Congreso Nacional de Laboratorio Clínico celebrado en Barcelona, en 2015, reveló que una media de 243 personas intentan suicidarse cada día en España, la mayoría ingiriendo fármacos. Pero esa cifra, en opinión de los expertos y según los datos investigados, se ha superado, hasta el punto de que hoy ya podrían ser casi 400 los intentos.
Pero estas cifras, basadas en cálculos, no en datos, que son cuidadosamente ocultados, pueden ser muy inferiores a la realidad, según los expertos, teniendo en cuenta la profundidad de la crisis y el crecimiento exponencial del miedo, el desempleo, la pobreza y la angustia en la población española.
Los datos del congreso de Barcelona se refieren sólo a estadísticas clínicas, es decir la de casos de suicidio atendidos en las urgencias del sistema de salud, a los que hay que agregar los ahorcamientos, los que se arrojan al vacío y los suicidios de otro tipo.
Según Bernandino Barceló, jefe de la Unidad de Toxicología del Hospital Universitario de Son Espases, Palma de Mallorca, la crisis, directa o indirectamente, se ha convertido en el principal factor que impulsa al suicidio.
El aumento de los casos de suicidio en España se había convertido en un rumor que circulaba por las redes sociales y la blogosfera crítica, sin ser confirmado por voces autorizadas, pero ahora las informaciones de distintas fuentes no oficiales lo confirman con toda su carga de drama y vergüenza.
Las colas del hambre, la pérdida de empleos, la falta de ayudas del gobierno, el abandono de los pobres, los desahucios, la pobreza, la incapacidad para alimentar a la propia familia, la falta de dinero para disponer de electricidad, agua y otras necesidades básicas y la desesperación ante el futuro son las causas principales que empujan al suicidio a miles de españoles cada año, de los cuales más del 70 por cinto son varones.
Es evidente que el suicidio es un fracaso de la sociedad y del gobierno, pero todavía es más evidente que un gobierno que provoca el suicidio de miles de ciudadanos es un desastre que todo país debe evitar por razones de salud pública.
Francisco Rubiales
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