España, con su historia a cuestas, es la nación más antigua de Europa. Fue la Hispania Romana, con su división Citerior y Ulterior, la que comenzó a tener cierta conformidad nacional; la romanización la uniformó en el plano cultural e incluso étnico, sin llegar aún a ser una nación, hablando en términos políticos; España se constituye en nación política, en el momento en que el estamento godo se españoliza y, dejando el hábito de sus emigraciones, se asienta definitivamente en la Península. Con Leovigildo y Recaredo nace un poder hispano-godo que trata, en general con éxito, de asemejar la península. Con poca diferencia, casi al mismo tiempo surge la nación francesa o franco-gala, aunque impulsada por una iniciativa disgregadora, frente a la integradora de España; a su vez, Inglaterra se va disponiendo algún tiempo después, aunque será desde la invasión normanda, cuando se le pueda llamar una nación. Tras la Reconquista España recobra la unidad con los Reyes Católicos.
La palabra "nación" ha recibido muchos significados; una nación es un poder político asentado en una población y territorio más o menos homogéneo cultural e históricamente. Pero a menudo se confunde nación con nacionalismo, concepto este que traspasa la soberanía del monarca a la nación misma, al pueblo, es una doctrina que cunde en el siglo XIX. Así, Alemania e Italia surgen muy tardíamente, construidas por los nacionalismos.
Por otra parte, las dos ciudades, Ceuta y Melilla son españolas varios siglos antes de la existencia de Marruecos, como nación y reino. Así, Enrique III de Castilla tomó Tetuán en 1399 y Portugal se adueñó de Ceuta en 1415. Después de que los Reyes Católicos expulsasen a los musulmanes de Granada, España ocupó Melilla en 1496; los portugueses establecían fortalezas en la costa atlántica y los turcos y otomanos llegaban a las puertas norteafricanas. Luego, en 1580, cuando Felipe II fue coronado rey de Portugal, las posesiones portuguesas pasaron a integrar el imperio español. En 1640 Portugal recobró su independencia, pero Ceuta permaneció bajo control español, situación que aún se mantiene.
Sin embargo, Marruecos no ha sido nación hasta tiempos muy recientes. El Norte de África fue tierra de ocupación de Fenicios, Cartagineses, Romanos, vándalos, visigodos y, posteriormente, del Imperio Bizantino, en una rápida sucesión. Durante ese tiempo, los territorios permanecieron al arbitrio de ocupantes y de las tribus bereberes. A principios del siglo XX, Gran Bretaña, Francia, Alemania y España, pugnaban por dominar el territorio bereber, que era una de las pocas tierras del continente africano libres del colonialismo, hasta que, finalmente, se lo repartieron España y Francia; esta última se quedó con la zona útil y España recibió la peor: el dificultoso Rif, el enclave de Ifni, la franja de Tarfaya y el Sahara Occidental; las respectivas zonas se convirtieron en sendos Protectorados en virtud del tratado que se firmó en Fez en 1912; la instalación de Francia y España encontró la resistencia sangrienta y el asedio de las tribus guerreras y, hasta 1934, Francia no logró imponer la paz en su parcela; la ocupación española sufrió, en 1920, la revuelta de los bereberes, que derrotaron a las tropas españolas, pero al fin, fueron vencidos por un ejército conjunto hispano-francés.
Por último, en 1956, Marruecos alcanzó la independencia con el sultán Sidi Mohamed Ben Yussef, que cambió su título por el de Rey, Mohamed V. Las pertenencias de los Protectorados Español y Francés y la zona internacional de Tánger fueron abolidas rápidamente, pero España tardó varios años en abandonar la franja de Tarfaya y el enclave de Ifni, en el sur. El rey Hassan II, a la muerte de su padre, subió al trono en 1961 y reinó hasta que murió en 1999; su hijo mayor, Mohamed VI, que le sucede en el trono, ese mismo año emprendió profundos cambios democráticos, y se mantiene en la actualidad.
C. Mudarra
La palabra "nación" ha recibido muchos significados; una nación es un poder político asentado en una población y territorio más o menos homogéneo cultural e históricamente. Pero a menudo se confunde nación con nacionalismo, concepto este que traspasa la soberanía del monarca a la nación misma, al pueblo, es una doctrina que cunde en el siglo XIX. Así, Alemania e Italia surgen muy tardíamente, construidas por los nacionalismos.
Por otra parte, las dos ciudades, Ceuta y Melilla son españolas varios siglos antes de la existencia de Marruecos, como nación y reino. Así, Enrique III de Castilla tomó Tetuán en 1399 y Portugal se adueñó de Ceuta en 1415. Después de que los Reyes Católicos expulsasen a los musulmanes de Granada, España ocupó Melilla en 1496; los portugueses establecían fortalezas en la costa atlántica y los turcos y otomanos llegaban a las puertas norteafricanas. Luego, en 1580, cuando Felipe II fue coronado rey de Portugal, las posesiones portuguesas pasaron a integrar el imperio español. En 1640 Portugal recobró su independencia, pero Ceuta permaneció bajo control español, situación que aún se mantiene.
Sin embargo, Marruecos no ha sido nación hasta tiempos muy recientes. El Norte de África fue tierra de ocupación de Fenicios, Cartagineses, Romanos, vándalos, visigodos y, posteriormente, del Imperio Bizantino, en una rápida sucesión. Durante ese tiempo, los territorios permanecieron al arbitrio de ocupantes y de las tribus bereberes. A principios del siglo XX, Gran Bretaña, Francia, Alemania y España, pugnaban por dominar el territorio bereber, que era una de las pocas tierras del continente africano libres del colonialismo, hasta que, finalmente, se lo repartieron España y Francia; esta última se quedó con la zona útil y España recibió la peor: el dificultoso Rif, el enclave de Ifni, la franja de Tarfaya y el Sahara Occidental; las respectivas zonas se convirtieron en sendos Protectorados en virtud del tratado que se firmó en Fez en 1912; la instalación de Francia y España encontró la resistencia sangrienta y el asedio de las tribus guerreras y, hasta 1934, Francia no logró imponer la paz en su parcela; la ocupación española sufrió, en 1920, la revuelta de los bereberes, que derrotaron a las tropas españolas, pero al fin, fueron vencidos por un ejército conjunto hispano-francés.
Por último, en 1956, Marruecos alcanzó la independencia con el sultán Sidi Mohamed Ben Yussef, que cambió su título por el de Rey, Mohamed V. Las pertenencias de los Protectorados Español y Francés y la zona internacional de Tánger fueron abolidas rápidamente, pero España tardó varios años en abandonar la franja de Tarfaya y el enclave de Ifni, en el sur. El rey Hassan II, a la muerte de su padre, subió al trono en 1961 y reinó hasta que murió en 1999; su hijo mayor, Mohamed VI, que le sucede en el trono, ese mismo año emprendió profundos cambios democráticos, y se mantiene en la actualidad.
C. Mudarra
Comentarios: