Mariano Rajoy, recordando el bicentenario de la revolución liberal, que impulsó la Constitución de Cádiz, ofreció «un programa liberal desde la moderación y la búsqueda de concordia, en los aledaños del centro que navegue por la igualdad entre los españoles como hilo conductor». Vuelve a insistir en que realiza una «oposición patriótica» y acusa a Zapatero de «abdicar de sus responsabilidades», en un acto celebrado en Toledo, a fin de presentar un bloque de conclusiones que constituyen el «corpus» de su propuesta electoral.
En referencia a las cuestiones actuales, indicó su interés de que los españoles «sepan lo que pueden esperar de nosotros, sin dar sorpresas, bandazos o cambios de criterio, sino garantías y seguridad a los españoles; somos ante todo la alternativa, que es más necesaria que nunca, porque tenemos respuesta a los problemas reales de la gente; nuestro proyecto será «para todos» de modo que nadie «quedará abandonado en el camino». «Hay que asentar el diálogo y el consenso, recuperar el espíritu de la Constitución, mirar al futuro y no crear división entre españoles», que ha sido, dice, «el gran error» del Gobierno Zapatero. «Es preciso un Ejecutivo que actúe con rigor, sensatez, sentido común y perseverancia y no uno de ocurrencias y pendiente de la prensa, más que de lo que importa de verdad al ciudadano español.El Gobierno tiene nuestro apoyo en todo aquello que redunde en beneficio del país y le diré «no» en todo lo que se equivoque; sólo busco que «la gente confíe en mí», incluso, quienes no comparten mi posición política».
Rajoy señaló que millones de españoles «se levantan pensando en su salario, en su puesto de trabajo o en la educación de sus hijos y no en la República, en Franco, en Estatutos o en negociaciones imposibles»; el gran objetivo nacional «no es la Alianza de Civilizaciones» sino el nivel de riqueza de la ciudadanía, de modo que la política económica y social ha de ser prioritaria. «Nadie nos puede negar la capacidad para hacer política económica de verdad, pues está demostrada». Propugna la defensa de la unidad de España, la viabilidad y eficacia del Estado, y una firme política exterior «propia de una España moderna», mediante un Gobierno «que gobierne y no se dedique a arbitrar; al gobernar, no se puede pretender contentar a todo el mundo. Se elige un presidente para gobernar, para explicar qué piensa y hacerlo, no para abdicar de sus responsabilidades y, si no, que dimita».
Fundamenta la idea de que «otra España es posible». Si nos fijamos en el descontento silencioso de los barones del socialismo, así parece que se desea; si oímos con atención los gritos que saltaban en la manifestación, la hostilidad y el hartazgo evidentes, así lo manifiestan. El español viene cansado de reacios nacionalismos, de procesos inviables, de memorias históricas, de repúblicas innecesarias, de fantasmales alianzas, de inquinas y revanchas y quiere y ansía la estabilidad nacional la prosperidad y el bien común; quiere seguridad para su vida y su casa, mejora de sueldo y educación, posibilidad de ahorro y contención de los precios, defensa de la ecología humana y natural, en definitiva vivir, vivir tranquilo en una España fuerte, segura, respetada, floreciente, sin zarandajas ni pamplinas, yendo a los toros, si le pete, fumando cuanto desee, mirando al futuro, cuidando a sus hijos y gozando de su hacienda, conseguida con su esfuerzo o el de su padre. España sólo quiere ser España.
Camilo Valverde Mudarra
En referencia a las cuestiones actuales, indicó su interés de que los españoles «sepan lo que pueden esperar de nosotros, sin dar sorpresas, bandazos o cambios de criterio, sino garantías y seguridad a los españoles; somos ante todo la alternativa, que es más necesaria que nunca, porque tenemos respuesta a los problemas reales de la gente; nuestro proyecto será «para todos» de modo que nadie «quedará abandonado en el camino». «Hay que asentar el diálogo y el consenso, recuperar el espíritu de la Constitución, mirar al futuro y no crear división entre españoles», que ha sido, dice, «el gran error» del Gobierno Zapatero. «Es preciso un Ejecutivo que actúe con rigor, sensatez, sentido común y perseverancia y no uno de ocurrencias y pendiente de la prensa, más que de lo que importa de verdad al ciudadano español.El Gobierno tiene nuestro apoyo en todo aquello que redunde en beneficio del país y le diré «no» en todo lo que se equivoque; sólo busco que «la gente confíe en mí», incluso, quienes no comparten mi posición política».
Rajoy señaló que millones de españoles «se levantan pensando en su salario, en su puesto de trabajo o en la educación de sus hijos y no en la República, en Franco, en Estatutos o en negociaciones imposibles»; el gran objetivo nacional «no es la Alianza de Civilizaciones» sino el nivel de riqueza de la ciudadanía, de modo que la política económica y social ha de ser prioritaria. «Nadie nos puede negar la capacidad para hacer política económica de verdad, pues está demostrada». Propugna la defensa de la unidad de España, la viabilidad y eficacia del Estado, y una firme política exterior «propia de una España moderna», mediante un Gobierno «que gobierne y no se dedique a arbitrar; al gobernar, no se puede pretender contentar a todo el mundo. Se elige un presidente para gobernar, para explicar qué piensa y hacerlo, no para abdicar de sus responsabilidades y, si no, que dimita».
Fundamenta la idea de que «otra España es posible». Si nos fijamos en el descontento silencioso de los barones del socialismo, así parece que se desea; si oímos con atención los gritos que saltaban en la manifestación, la hostilidad y el hartazgo evidentes, así lo manifiestan. El español viene cansado de reacios nacionalismos, de procesos inviables, de memorias históricas, de repúblicas innecesarias, de fantasmales alianzas, de inquinas y revanchas y quiere y ansía la estabilidad nacional la prosperidad y el bien común; quiere seguridad para su vida y su casa, mejora de sueldo y educación, posibilidad de ahorro y contención de los precios, defensa de la ecología humana y natural, en definitiva vivir, vivir tranquilo en una España fuerte, segura, respetada, floreciente, sin zarandajas ni pamplinas, yendo a los toros, si le pete, fumando cuanto desee, mirando al futuro, cuidando a sus hijos y gozando de su hacienda, conseguida con su esfuerzo o el de su padre. España sólo quiere ser España.
Camilo Valverde Mudarra
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