“La autoridad sin sabiduría es como un pesado cincel sin filo; sólo sirve para abollar, no para esculpir”.
Anne Dudley Bradstreet
¡Qué pena (es) que Ramón María del Valle-Inclán finara sus días hace muchos años! ¡Es una verdadera lástima, sí, que él, una apodíctica autoridad (sobre todo) dentro del teatro, no se encuentre entre nosotros! Porque, en el supuesto de que viviera, las manifestaciones hechas ayer por el presidente del Gobierno de la Comunidad Foral, Miguel Sanz Sesma, en relación con el pensamiento de la Corona y Su Majestad el Rey (no lo olvidemos, un “irresponsable”, según la Constitución Española de 1978, puesto que de los actos del Rey son responsables quienes los refrendan) en torno a Navarra, y el encadenado de sucesos que le acontecieron y tocaron vivir asimismo ayer al dirigente de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi, a propósito de un despropósito, su juicio (que, a la postre, no fue tal, pues quedó en agua de borrajas o cerrajas), le hubieran suministrado materiales bastantes para urdir y montar en dos santiamenes o pispás sendos esperpentos como Dios manda, como las copas de otros tantos pinos, quiero decir de aúpa u órdago a pares y a juego.
E. S. O., un andoba de Cornago
Anne Dudley Bradstreet
¡Qué pena (es) que Ramón María del Valle-Inclán finara sus días hace muchos años! ¡Es una verdadera lástima, sí, que él, una apodíctica autoridad (sobre todo) dentro del teatro, no se encuentre entre nosotros! Porque, en el supuesto de que viviera, las manifestaciones hechas ayer por el presidente del Gobierno de la Comunidad Foral, Miguel Sanz Sesma, en relación con el pensamiento de la Corona y Su Majestad el Rey (no lo olvidemos, un “irresponsable”, según la Constitución Española de 1978, puesto que de los actos del Rey son responsables quienes los refrendan) en torno a Navarra, y el encadenado de sucesos que le acontecieron y tocaron vivir asimismo ayer al dirigente de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi, a propósito de un despropósito, su juicio (que, a la postre, no fue tal, pues quedó en agua de borrajas o cerrajas), le hubieran suministrado materiales bastantes para urdir y montar en dos santiamenes o pispás sendos esperpentos como Dios manda, como las copas de otros tantos pinos, quiero decir de aúpa u órdago a pares y a juego.
E. S. O., un andoba de Cornago