El PP no levanta cabeza, tras el irregular y falso Congreso de Valencia, va derecho a su destrucción. El partido socialista se encuentra a sus anchas, el recalcitrante Pepiño Blanco siempre tan lenguaraz, ahora está callado, mientras construye su ilícita y costosa casa. Se han quedado sin oposición, ya no tienen a quien crispar ni achacarle la propia crispación.
El ciudadano asiste atónito a la debacle, al cainismo del partido, a ese bochornoso desacuerdo que se traen entre unos y otras; es inconcebible el morbo de los espías que se mueve dentro del PP, se espían unos a otros, se astillan y rompen. Lo curioso del asunto es que los espionajes afectan a dirigentes de los dos bandos enfrentados. Todos se espían a todos; estos dossieres e informes tienen que ver con la lucha por el poder de Caja Madrid, que por soberbia indignidad y falta de autoridad van a accionar el detonador destrozando la poca unidad y la escasa visión de futuro que queda en la Formación Popular.
Mariano Rajoy, que no debió aceptar la “sucesión” a dedo y hace ya tiempo haber tomado la salida honorable, está varado, no hace su tarea de Oposición. No ha sabido construir la alternativa a un PSOE atrapado en el abismo económico más catastrófico del siglo. No se entiende que con su amiguete Gallardón estén maniobrando contra E. Aguirre, Presidenta de una de las Autonomías que mejor funcionan y que por su valía podría dirigir y remontar este Partido. No se entiende que con más de ochocientas mil familias sin ingresos patentes no estén removiendo las aguas y los terrenos todos del Gobierno Zapateril. No se oye la voz incisiva de Pepiño, porque el PP se ha quedado mudo.
El PP no hace Oposición y nunca se le han puesto tan fáciles a un partido. En una situación de crisis y recesión galopante, en que hemos sobrepasado los tres millones de parados y uno de esos millones ya no cobra prestación, que las calles y comedores se llenan de pobres y la gente se estremece carcomida de miedo y por la continua carestía, ellos, en el Gobierno, Ayuntamientos y “Autonosuyas”, siguen gastando en sus derroches, inyectando dinero a los Bancos y arbitrando sus leves y pobres medidas económicas. Y, a todo esto, el PP callado, ajeno a su labor de oposición, descafeinado, desdiciéndose de lo dicho y temeroso de rayar el rodillo socialista de ZP. ¿Saben lo que habrían armado este ZP, los sindicatos y todos aquellos vociferantes pseudointelectuales que jaleaban por todas las esquinas, si la situación fuera al revés? ¡Ah si el PP tuviera hoy un Alfonso Guerra! Se percibe la confusión, la decepción de los votantes, que acudían y defendían con ilusión su pensamiento, en este momento, sumido en orfandad y buscando mejores y propicias paternidades.
C. Mudarra
El ciudadano asiste atónito a la debacle, al cainismo del partido, a ese bochornoso desacuerdo que se traen entre unos y otras; es inconcebible el morbo de los espías que se mueve dentro del PP, se espían unos a otros, se astillan y rompen. Lo curioso del asunto es que los espionajes afectan a dirigentes de los dos bandos enfrentados. Todos se espían a todos; estos dossieres e informes tienen que ver con la lucha por el poder de Caja Madrid, que por soberbia indignidad y falta de autoridad van a accionar el detonador destrozando la poca unidad y la escasa visión de futuro que queda en la Formación Popular.
Mariano Rajoy, que no debió aceptar la “sucesión” a dedo y hace ya tiempo haber tomado la salida honorable, está varado, no hace su tarea de Oposición. No ha sabido construir la alternativa a un PSOE atrapado en el abismo económico más catastrófico del siglo. No se entiende que con su amiguete Gallardón estén maniobrando contra E. Aguirre, Presidenta de una de las Autonomías que mejor funcionan y que por su valía podría dirigir y remontar este Partido. No se entiende que con más de ochocientas mil familias sin ingresos patentes no estén removiendo las aguas y los terrenos todos del Gobierno Zapateril. No se oye la voz incisiva de Pepiño, porque el PP se ha quedado mudo.
El PP no hace Oposición y nunca se le han puesto tan fáciles a un partido. En una situación de crisis y recesión galopante, en que hemos sobrepasado los tres millones de parados y uno de esos millones ya no cobra prestación, que las calles y comedores se llenan de pobres y la gente se estremece carcomida de miedo y por la continua carestía, ellos, en el Gobierno, Ayuntamientos y “Autonosuyas”, siguen gastando en sus derroches, inyectando dinero a los Bancos y arbitrando sus leves y pobres medidas económicas. Y, a todo esto, el PP callado, ajeno a su labor de oposición, descafeinado, desdiciéndose de lo dicho y temeroso de rayar el rodillo socialista de ZP. ¿Saben lo que habrían armado este ZP, los sindicatos y todos aquellos vociferantes pseudointelectuales que jaleaban por todas las esquinas, si la situación fuera al revés? ¡Ah si el PP tuviera hoy un Alfonso Guerra! Se percibe la confusión, la decepción de los votantes, que acudían y defendían con ilusión su pensamiento, en este momento, sumido en orfandad y buscando mejores y propicias paternidades.
C. Mudarra
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