Si hemos de creernos lo que dice la teoría política, los tres principios básicos del socialismo serian: la igualdad, la redistribución de la riqueza y la estatalización de los sectores claves del Estado.
Partiendo de lo anterior, en seguida se nos plantean dos cuestiones: ¿cómo puede un socialista admitir un estatuto como el catalán, que va en contra de los principios tradicionales de la izquierda? ¿el PSOE, más allá del nombre, puede seguir considerándose como un partido socialista?
En cuanto a la primera cuestión, hay una serie de cuestiones a tener en cuenta acerca del estatuto:
1. El estatuto catalán va en contra del principio de igualdad. De aprobarse este estatuto, nos encontraríamos que, dependiendo de donde residan, los ciudadanos de una comunidad tendrán distintos derechos y obligaciones que los ciudadanos de otras comunidades. Ejemplo de esto seria la administración de la justicia. De prosperar el estatuto, nos encontraríamos que la última instancia judicial en Cataluña seria el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, con lo que, mientras un ciudadano madrileño podría recurrir una sentencia al Supremo, un ciudadano catalán vería recortado este derecho al no poder recurrir la suya más allá de las instancias catalanas.
2. El estatuto catalán va en contra del principio de redistribución de la riqueza. Tradicionalmente, la izquierda ha defendido que se debe producir una redistribución de la riqueza, vía IRPF, que se produce no solo en sentido vertical, por nivel de renta entre personas, sino también de forma horizontal, con trasvases de renta entre regiones. Para eso, es el Estado (no las comunidades) el que recauda los impuestos de forma equitativa y progresiva en todo el país, según el nivel de renta de los ciudadanos, y después la redistribuye, bien aplicando políticas de desarrollo, bien cediendo el dinero a las comunidades según sus necesidades . Bueno, pues este estatuto se carga este principio al crear un nuevo modelo en el que son las comunidades las que recaudan los impuestos, cediendo al Estado lo que consideren oportuno.
3. El estatuto catalán va en contra del principio de estatalización de los sectores clave del Estado. Si se aprueba este estatuto, se cedería a Cataluña competencias que la constitución considera exclusivas del Estado, desistiendo de hacerse cargo de las responsabilidades que le son propias. Pero además de eso, al blindar dichas competencias, se estaría dificultando que otros posibles gobiernos, tan legítimos como el actual, se puedan hacer cargo de sus responsabilidades, recuperándolas. Así, por ejemplo, si al PSOE le da un repentino ataque de cordura y decidiera llevar a cabo una autentica política socialista, le sería imposible, al haber cedido las competencias para ello.
En cuanto a la segunda cuestión, opino que el PSOE hace mucho tiempo que dejo de ser socialista. Y no me refiero solo al estatuto de Cataluña. Si nos fijamos en su historia reciente, desde que ganaron sus primeras elecciones, en 1982, su actuación política ha sido cualquier cosa menos de izquierda. Desde recortes en los derechos de los trabajadores en las sucesivas reformas laborales, pasando por reformas del IRPF que benefician a las rentas más altas (la ultima, aprobada por el gabinete Zapatero, especialmente sangrante para las rentas medias), expropiaciones de empresas privadas, como Rumasa, para después mal venderlas, privatizaciones de empresas públicas, recortes en la financiación de medicamentos por parte de la seguridad social o la aprobación de leyes que permitían el desarrollo de las ETT en España. Todo esto es una muestra de que, más allá de la retórica de izquierdas y derechas, el PSOE es un partido que difícilmente puede ser calificado de socialista.
Moscón
Partiendo de lo anterior, en seguida se nos plantean dos cuestiones: ¿cómo puede un socialista admitir un estatuto como el catalán, que va en contra de los principios tradicionales de la izquierda? ¿el PSOE, más allá del nombre, puede seguir considerándose como un partido socialista?
En cuanto a la primera cuestión, hay una serie de cuestiones a tener en cuenta acerca del estatuto:
1. El estatuto catalán va en contra del principio de igualdad. De aprobarse este estatuto, nos encontraríamos que, dependiendo de donde residan, los ciudadanos de una comunidad tendrán distintos derechos y obligaciones que los ciudadanos de otras comunidades. Ejemplo de esto seria la administración de la justicia. De prosperar el estatuto, nos encontraríamos que la última instancia judicial en Cataluña seria el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, con lo que, mientras un ciudadano madrileño podría recurrir una sentencia al Supremo, un ciudadano catalán vería recortado este derecho al no poder recurrir la suya más allá de las instancias catalanas.
2. El estatuto catalán va en contra del principio de redistribución de la riqueza. Tradicionalmente, la izquierda ha defendido que se debe producir una redistribución de la riqueza, vía IRPF, que se produce no solo en sentido vertical, por nivel de renta entre personas, sino también de forma horizontal, con trasvases de renta entre regiones. Para eso, es el Estado (no las comunidades) el que recauda los impuestos de forma equitativa y progresiva en todo el país, según el nivel de renta de los ciudadanos, y después la redistribuye, bien aplicando políticas de desarrollo, bien cediendo el dinero a las comunidades según sus necesidades . Bueno, pues este estatuto se carga este principio al crear un nuevo modelo en el que son las comunidades las que recaudan los impuestos, cediendo al Estado lo que consideren oportuno.
3. El estatuto catalán va en contra del principio de estatalización de los sectores clave del Estado. Si se aprueba este estatuto, se cedería a Cataluña competencias que la constitución considera exclusivas del Estado, desistiendo de hacerse cargo de las responsabilidades que le son propias. Pero además de eso, al blindar dichas competencias, se estaría dificultando que otros posibles gobiernos, tan legítimos como el actual, se puedan hacer cargo de sus responsabilidades, recuperándolas. Así, por ejemplo, si al PSOE le da un repentino ataque de cordura y decidiera llevar a cabo una autentica política socialista, le sería imposible, al haber cedido las competencias para ello.
En cuanto a la segunda cuestión, opino que el PSOE hace mucho tiempo que dejo de ser socialista. Y no me refiero solo al estatuto de Cataluña. Si nos fijamos en su historia reciente, desde que ganaron sus primeras elecciones, en 1982, su actuación política ha sido cualquier cosa menos de izquierda. Desde recortes en los derechos de los trabajadores en las sucesivas reformas laborales, pasando por reformas del IRPF que benefician a las rentas más altas (la ultima, aprobada por el gabinete Zapatero, especialmente sangrante para las rentas medias), expropiaciones de empresas privadas, como Rumasa, para después mal venderlas, privatizaciones de empresas públicas, recortes en la financiación de medicamentos por parte de la seguridad social o la aprobación de leyes que permitían el desarrollo de las ETT en España. Todo esto es una muestra de que, más allá de la retórica de izquierdas y derechas, el PSOE es un partido que difícilmente puede ser calificado de socialista.
Moscón