María Guardiola parecía un soplo de aire fresco en Extremadura, pero se ha mostrado incapaz de pactar con VOX un gobierno, exhibiendo los peores defectos del PP y sin cumplir el mandato popular, que le pide el desalojo del sanchismo
La situación del PP justifica la existencia de VOX. No pocos pensaron que con la llegada de Casado volvía el PP "bueno" y pronto se vio que era más de lo mismo. La llegada de Feijóo ilusionó a los ingenuos, pues solo había que conocer la política que había desarrollado en Galicia para saber lo que iba a dar de si.
No ha hecho falta que llegara al poder. Con la gente que se ha rodeado ya ha dejado claro cual iba a ser su política.
Los miembros del PP, incluidos algunos de sus diputados y cargos públicos, que vieron imposible desarrollar una política en defensa de la vida, por poner un tema crucial, se incorporaron al proyecto de Abascal y VOX empezó a ser un proyecto creíble. Siempre quedaba la duda sobre cuanto iba a durar, el votante molesto con el PP, podía votar a VOX en un par de ocasiones, pero llegado el momento volvería al PP. Por eso el PP se ha empeñado en ganar votos por la izquierda, le ha salido más o menos bien la absorción de C´s e incluso, en Andalucía, el recabar el voto de izquierda moderada ante la amenaza de tener que depender de VOX para seguir gobernando.
Ahora a las puertas del desalojo de Sánchez, como por ahora siguen augurando todas las encuestas, una maniobra genial, todo hay que reconocerlo, de Sánchez, está poniendo en peligro el ansiado desalojo. Digo "maniobra genial", porque hacer coincidir la campaña electoral con la constitución de gobiernos autonómicos, era el único salvavidas que podía evitar el descalabro de Sánchez. El PP juega con fuego, pues difícilmente conseguirá a nivel nacional mayoría absoluta, siempre dependerá de VOX, pero para ello necesita que VOX no baje mucho y el sistema electoral, junto a la operación Sumar, que competirá con VOX por los restos, harán que una victoria que estaba cantada, corra el peligro de no cuajar o de depender de terceras fuerzas minoritarias, para configurar una mayoría de gobierno.
Otro tema es a cambio de qué puede VOX apoyar ese cambio. Se ve que no puede ser a fondo perdido. La palabra o incluso los pactos con el PP ya se ha demostrado que no tienen validez, por lo que obliga a VOX a ser cautos y exigentes. La pregunta clave es ¿para qué se quiere el poder? Si el para mejorar solamente en lo económico, que no es poco, es lógico plantearse que para ese camino no hacen falta alforjas.
No creo que sea cuestión de perder ilusión, al revés creo que la ilusión se debe de mantener en que por fin hay alguien que defiende unos principios, ¿insuficientes? A todas luces, pero al fin y al cabo principios.
Antonio Urzaiz
No ha hecho falta que llegara al poder. Con la gente que se ha rodeado ya ha dejado claro cual iba a ser su política.
Los miembros del PP, incluidos algunos de sus diputados y cargos públicos, que vieron imposible desarrollar una política en defensa de la vida, por poner un tema crucial, se incorporaron al proyecto de Abascal y VOX empezó a ser un proyecto creíble. Siempre quedaba la duda sobre cuanto iba a durar, el votante molesto con el PP, podía votar a VOX en un par de ocasiones, pero llegado el momento volvería al PP. Por eso el PP se ha empeñado en ganar votos por la izquierda, le ha salido más o menos bien la absorción de C´s e incluso, en Andalucía, el recabar el voto de izquierda moderada ante la amenaza de tener que depender de VOX para seguir gobernando.
Ahora a las puertas del desalojo de Sánchez, como por ahora siguen augurando todas las encuestas, una maniobra genial, todo hay que reconocerlo, de Sánchez, está poniendo en peligro el ansiado desalojo. Digo "maniobra genial", porque hacer coincidir la campaña electoral con la constitución de gobiernos autonómicos, era el único salvavidas que podía evitar el descalabro de Sánchez. El PP juega con fuego, pues difícilmente conseguirá a nivel nacional mayoría absoluta, siempre dependerá de VOX, pero para ello necesita que VOX no baje mucho y el sistema electoral, junto a la operación Sumar, que competirá con VOX por los restos, harán que una victoria que estaba cantada, corra el peligro de no cuajar o de depender de terceras fuerzas minoritarias, para configurar una mayoría de gobierno.
Otro tema es a cambio de qué puede VOX apoyar ese cambio. Se ve que no puede ser a fondo perdido. La palabra o incluso los pactos con el PP ya se ha demostrado que no tienen validez, por lo que obliga a VOX a ser cautos y exigentes. La pregunta clave es ¿para qué se quiere el poder? Si el para mejorar solamente en lo económico, que no es poco, es lógico plantearse que para ese camino no hacen falta alforjas.
No creo que sea cuestión de perder ilusión, al revés creo que la ilusión se debe de mantener en que por fin hay alguien que defiende unos principios, ¿insuficientes? A todas luces, pero al fin y al cabo principios.
Antonio Urzaiz
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