Cómplices

“En un gobierno corrompido no es posible hallar entre los ciudadanos ni unión ni amistad, a no ser entre aquellos que son cómplices en alguna perfidia. En una ciudad mancillada con tales desórdenes, las leyes, los estatutos, los mandatos civiles, siempre fueron y serán ordenados, no ya según el bien público, sino de acuerdo a la ambición de aquel partido que haya permanecido superior a los demás.” Nicolás Maquiavelo




Mentir es gratis y, política y socialmente, alegal, aunque se haga a destajo desde el Estado con manifiesta intención de engañar y perjudicar, al pueblo. Cualquier cosa que se haga desde el Estado contra el pueblo, da lo mismo que sea o no legal. El ciudadano pagará su debilidad y desamparo legal, pagando el delito, ilegal o no, que se cobre el forajido a su costa. Entre otras cosas porque el pueblo es, para el Estado, 'cosas', útiles o menos. Porque el pueblo, asustado e impotente, acepta su condición y trato, de 'cosa'.

La rendición del Estado a eta, podrá ser de todo menos democrática. El que lo afirme miente como un bellaco. La democracia exige la erradicación del crimen mediante medios policiales y judiciales. Cualquier negociación o concesión que rebase la estricta rendición y puesta a disposición judicial, de la banda asesina, es un grave delito contra la legalidad democrática, contra el derecho de las víctimas y contra la dignidad y la decencia humana, imputable a cualquier persona o entidad y muy especialmente si son órganos del Estado. Legal, sí. Democrática, rotundamente, no. Legal sí, porque la casta que impide, a la Nación, ejercer la soberanía popular mediante el control democrático, que evite sus fechorías, lo hace precisamente legalizando esos impedimentos, o sustentando su alegalidad, entre otras leyes ajustadas a intereses varios y ajenos, o contrarios, a los del pueblo.


Naturalmente estamos acostumbrados a los códigos de comunicación entre el gobierno y sus 'súbditos', para que estos y el hampa los entienda, sin alarmarse, y que consiste en decir lo contrario a la inmediata realidad planeada. Así todos contentos. El 'súbdito' se cree la añagaza y el hampa asesina sabe de qué va el asunto. Una casta que se gana la ocupación de las instituciones mintiendo sistemáticamente, no hay razón para creerle mas allá de lo que se les ve y esto es bastante poco alentador.

Cuando una Nación está regida por mafias organizadas, en el Estado o ligadas a él, el poder omnipotente de la soberanía popular, es hurtado y recae sobre un solo individuo, ahogando cualquier atisbo democrático que pudiera llegar al pueblo, pudiéndose permitir legalizar sus delitos y ensoñaciones, políticamente nefastas, sin que haya ningún poder legal que se lo impida, por tanto puede presumir de la legalidad de sus fechorías contra la Nación. Llamarlo democracia es solo una mentira más, por ‘cortesía’, ya que aunque diga claramente lo que es, no pasaría nada. ¿Quién se iba a atrever a contradecir al gran jefe, aunque explicara sus traiciones y rencores contra la Nación, con un ‘sencillo y humilde’ “porque me da la gana”?

Al fin y al cabo los que exigimos la legalidad democrática, solo lo hacemos porque somos “la extrema derecha”. Solo somos gente inútil, que molesta y come, reduciendo el tonelaje de su botín.

Saludos.