Nuestra lucha no produce sangre, pero en el combate hay bajas, por uno y otro bando. No hay armas de fuego, pero hay armas eficaces. En las democracias las guerras no se libran con armas que causan sangre y muerte sino con ideas, argumentos y verdades. Los fusiles y los cañones son los argumentos y las balas son las palabras. Nuestra lucha tiene que ser pacífica porque nada alegraría más al enemigo que nuestra violencia, contra la cual lanzaría a sus perros de presa sin piedad. Tiene que ser pacífica y democrática, basada en la lealtad, la verdad y el amor a la nación, fuerzas mas que suficientes para obtener la victoria, por muy fuerte que parezca el adversario.
Hay dos bandos claramente diferenciados: unos queremos libertad y otros esclavitud; nosotros queremos un mundo mejor y libre; ellos quieren un mundo sin valores y sometido al Estado, del que se han apropiado; ellos tienen el Estado y la fuerza bruta de su parte, nosotros tenemos la razón y la verdad de la nuestra; Nosotros somos los buenos y ellos son los malos. Nuestro ejército está formado por voluntarios libres que buscan la regeneración y restaurar los viejos valores eternos, mientras que el de ellos es mercenario, está formado por una inmensa chusma de bellacos y lucha por sus privilegios y por repartirse el botín de lo público.
España, amenazada por una de las peores tiranías de la Historia humana, el comunismo totalitario y sangriento, está en peligro y necesita que sus mejores hijos se incorporen ala lucha con argumentos y palabras que consigan el sueño colectivo de lo mejor de la nación, que el actual gobierno, acosado por la rebelión de los hombres y mujeres libres y decentes, presente su dimisión y convoque elecciones,
Por desgracia, la derecha no ha sido mejor que la izquierda en nuestra historia reciente. Ambos lados del espectro han competido en corrupción, colaboración con el independentismo, compra de votos, despilfarro, endeudamiento, mentiras y otros muchos vicios que han hecho de España un país arbitrario, pervertido, en retroceso democrático y envuelto en un profundo proceso de deterioro.
Las agresiones del nefasto gobierno nos están hundiendo en la pobreza y el fracaso, pero también están ayudando a que los españoles despierten de ese nefasto letargo que ha permitido, durante décadas, que nos gobiernen los peores, los más indecentes, los corruptos, los mentirosos y los que han antepuesto, una y otra vez, sus propios intereses y ambiciones al bien común.
Los demócratas y los defensores de la decencia deberíamos estar ganando esta guerra, pero estamos perdiéndola porque nuestros mejores aliados nos han traicionado. Las instituciones que habíamos creado para defender la nación nos han traicionado, desde la Monarquía a las fuerzas armadas, los jueces, los periodistas y los legisladores, muchos de ellos pasados al enemigo o paralizados por el miedo, como gallinas enfermas.
La estupidez, la tiranía, el egoísmo y la bajeza han gobernado España en las últimas décadas, hasta alcanzar lo que hoy contemplamos: una España que avanza rauda hacia la pobreza, conducida por una manada de mentirosos y tramposos que nunca dicen la verdad y que lo gestionan todo con la misma ineficacia y torpeza con que han gestionado la pandemia del coronavirus, con España convertida en uno de los países campeones del mundo en muertes, infecciones y descalabro económico.
Basta inspeccionar sus obras para sentir miedo y asco ante lo que están haciendo con nuestra nación, asolada por la inmoralidad, las violaciones de la Constitución, el avance hacia la pobreza, la politización de la Justicia, la compra de periodistas y medios con dinero de los impuestos, la bajeza penetrando en los palacios del poder y el desprestigio de España consagrado en un mundo que no entiende como los españoles no luchan para erradicar el imperio de la inmoralidad y la bajeza que los está dominando y castrando.
Piénsalo bien y reflexiona y enrólate en las tropas de la libertad y la decencia. El enemigo es muy fuerte, pero carece de razón y sus armas, basadas en la mentira, el engaño, la trampa, la corrupción y el abuso son inferiores a las de la verdad y la decencia.
¡Hasta la victoria siempre!
Francisco Rubiales
Hay dos bandos claramente diferenciados: unos queremos libertad y otros esclavitud; nosotros queremos un mundo mejor y libre; ellos quieren un mundo sin valores y sometido al Estado, del que se han apropiado; ellos tienen el Estado y la fuerza bruta de su parte, nosotros tenemos la razón y la verdad de la nuestra; Nosotros somos los buenos y ellos son los malos. Nuestro ejército está formado por voluntarios libres que buscan la regeneración y restaurar los viejos valores eternos, mientras que el de ellos es mercenario, está formado por una inmensa chusma de bellacos y lucha por sus privilegios y por repartirse el botín de lo público.
España, amenazada por una de las peores tiranías de la Historia humana, el comunismo totalitario y sangriento, está en peligro y necesita que sus mejores hijos se incorporen ala lucha con argumentos y palabras que consigan el sueño colectivo de lo mejor de la nación, que el actual gobierno, acosado por la rebelión de los hombres y mujeres libres y decentes, presente su dimisión y convoque elecciones,
Por desgracia, la derecha no ha sido mejor que la izquierda en nuestra historia reciente. Ambos lados del espectro han competido en corrupción, colaboración con el independentismo, compra de votos, despilfarro, endeudamiento, mentiras y otros muchos vicios que han hecho de España un país arbitrario, pervertido, en retroceso democrático y envuelto en un profundo proceso de deterioro.
Las agresiones del nefasto gobierno nos están hundiendo en la pobreza y el fracaso, pero también están ayudando a que los españoles despierten de ese nefasto letargo que ha permitido, durante décadas, que nos gobiernen los peores, los más indecentes, los corruptos, los mentirosos y los que han antepuesto, una y otra vez, sus propios intereses y ambiciones al bien común.
Los demócratas y los defensores de la decencia deberíamos estar ganando esta guerra, pero estamos perdiéndola porque nuestros mejores aliados nos han traicionado. Las instituciones que habíamos creado para defender la nación nos han traicionado, desde la Monarquía a las fuerzas armadas, los jueces, los periodistas y los legisladores, muchos de ellos pasados al enemigo o paralizados por el miedo, como gallinas enfermas.
La estupidez, la tiranía, el egoísmo y la bajeza han gobernado España en las últimas décadas, hasta alcanzar lo que hoy contemplamos: una España que avanza rauda hacia la pobreza, conducida por una manada de mentirosos y tramposos que nunca dicen la verdad y que lo gestionan todo con la misma ineficacia y torpeza con que han gestionado la pandemia del coronavirus, con España convertida en uno de los países campeones del mundo en muertes, infecciones y descalabro económico.
Basta inspeccionar sus obras para sentir miedo y asco ante lo que están haciendo con nuestra nación, asolada por la inmoralidad, las violaciones de la Constitución, el avance hacia la pobreza, la politización de la Justicia, la compra de periodistas y medios con dinero de los impuestos, la bajeza penetrando en los palacios del poder y el desprestigio de España consagrado en un mundo que no entiende como los españoles no luchan para erradicar el imperio de la inmoralidad y la bajeza que los está dominando y castrando.
Piénsalo bien y reflexiona y enrólate en las tropas de la libertad y la decencia. El enemigo es muy fuerte, pero carece de razón y sus armas, basadas en la mentira, el engaño, la trampa, la corrupción y el abuso son inferiores a las de la verdad y la decencia.
¡Hasta la victoria siempre!
Francisco Rubiales
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