Como sabe cualquier iniciado en fraseología española, “por la boca muere el pez”. Sí; tal verdad nos la recuerda a diario el dicho patrio. Otra certeza, ésta ideada hace algún tiempo por servidor, de jaez parecido a la susodicha, nos sirve en bandeja el argumento (que no miento) o la razón irrefutable de que al jefe de Pérez Rubalcaba, Zapatero, le cuadra, encaja o viene como alianza al anular un anagrama suyo, pez “tarao”.
El presidente del Gobierno ha iterado aquí y allá, en esta tribuna y en aquella palestra, hasta la misma saciedad, y servidor se ha cansado y hartado de escuchar y leer, un día sí y otro también, hasta el propio empacho, que iba a aplicarse la Ley de Partidos a machamartillo, a rajatabla, en su letra y en su espíritu, pero hasta a la vista del ojo del peor cubero queda que aquello que gustaba airear el “viejo profesor” Enrique Tierno Galván de que “en política se está en contacto con la mugre y hay que lavarse para no oler mal” sigue plenamente en vigor, pues tanto el trabajo de la Fiscalía como el de la Abogacía del Estado (en el que abunda mucho Pilatos) ha quedado a medias (otros dirán, porque así lo deducirán y entenderán, que en agua de borrajas o cerrajas).
José Luis Rodríguez Zapatero, con su actitud ambigua o inconcreta (que tengo para mí por errada, errabunda, errónea) en relación con el “pr(oc)eso de paz(guatos)”, las conversaciones con ETA y su entorno, junto con otros yerros de bulto, mayúsculos, auténticas meteduras de gamba (como el bochornoso trato de favor del Gobierno a De Juana Chaos, el burdo plagio de los socialistas canarios, el grosero “trinque” de los socialistas ibicencos, la zafia infracción de los socialistas riojanos, etc.) ha contribuido a que los sobres que contengan mis opciones no pesen (Dios no lo quiera, pero, si, en el ínterin, un nuevo “chandrío” o fechoría sale a relucir, sólo vendrá a corroborar o ratificar lo acertado de mi elección), porque irán vacíos. He decidido que los sobres que voy a depositar en las urnas el próximo 27 de mayo no contengan papeleta alguna, o sea, se computen como votos en blanco.
Y es que cuando al talante no le acompaña el talento no hay quien lo aguante, pues sólo derrocha más de lo mismo por detrás y otro tanto, nada de nada, por delante.
E. S. O., un andoba de Cornago
El presidente del Gobierno ha iterado aquí y allá, en esta tribuna y en aquella palestra, hasta la misma saciedad, y servidor se ha cansado y hartado de escuchar y leer, un día sí y otro también, hasta el propio empacho, que iba a aplicarse la Ley de Partidos a machamartillo, a rajatabla, en su letra y en su espíritu, pero hasta a la vista del ojo del peor cubero queda que aquello que gustaba airear el “viejo profesor” Enrique Tierno Galván de que “en política se está en contacto con la mugre y hay que lavarse para no oler mal” sigue plenamente en vigor, pues tanto el trabajo de la Fiscalía como el de la Abogacía del Estado (en el que abunda mucho Pilatos) ha quedado a medias (otros dirán, porque así lo deducirán y entenderán, que en agua de borrajas o cerrajas).
José Luis Rodríguez Zapatero, con su actitud ambigua o inconcreta (que tengo para mí por errada, errabunda, errónea) en relación con el “pr(oc)eso de paz(guatos)”, las conversaciones con ETA y su entorno, junto con otros yerros de bulto, mayúsculos, auténticas meteduras de gamba (como el bochornoso trato de favor del Gobierno a De Juana Chaos, el burdo plagio de los socialistas canarios, el grosero “trinque” de los socialistas ibicencos, la zafia infracción de los socialistas riojanos, etc.) ha contribuido a que los sobres que contengan mis opciones no pesen (Dios no lo quiera, pero, si, en el ínterin, un nuevo “chandrío” o fechoría sale a relucir, sólo vendrá a corroborar o ratificar lo acertado de mi elección), porque irán vacíos. He decidido que los sobres que voy a depositar en las urnas el próximo 27 de mayo no contengan papeleta alguna, o sea, se computen como votos en blanco.
Y es que cuando al talante no le acompaña el talento no hay quien lo aguante, pues sólo derrocha más de lo mismo por detrás y otro tanto, nada de nada, por delante.
E. S. O., un andoba de Cornago