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Pido a los lectores de Voto en Blanco que se adhieran a esa nueva página pulsando sobre el "Me gusta".
Aprovecho la ocasión para aclarar la confusión que persigue a este blog desde su nacimiento, aunque sus lectores no lo necesiten porque conocen perfectamente su estilo y la línea de su lucha por la democracia:
Voto en Blanco no es una plataforma de promoción del Voto en Blanco, sino un medio de castigo al mal gobierno y a la política antidemocrática. “Voto en Blanco” es sólo el título de la página, elegido por el prestigio que tiene el voto en blanco en la lucha democrática y porque ese voto ha sido siempre un camino limpio de protesta y castigo al poder inicuo.
El voto en blanco es una bofetada democrática a los poderes políticos ineptos y expresa la protesta ciudadana en las urnas cuando padece gobiernos insoportables, injustos y corruptos. Es un gesto democrático de rechazo a los políticos, partidos y programas, no al sistema. Por desgracia, en la legislación española, el voto en blanco está tergiversado y prostituido porque la partitocracia lo desvirtúa para que beneficie a los partidos más votados, toda una prostitución más de la democracia real.
A pesar de ello, conscientes del riesgo que representaría un voto en blanco masivo, los gestores de las actuales democracias no suelen valorarlo, ni le otorgan la importancia que tiene en la configuración del poder.
El voto en blanco es una censura que sólo podemos realizar en las escasas ocasiones que se abren las urnas.
Esta bitácora abraza dos objetivos principales: Valorar el peso del voto en blanco en las democracias avanzadas y permitir a los ciudadanos libres ejercer el derecho a la bofetada democrática de manera permanente, a través de la difusión de información, opinión y análisis.
Estas tesis están sustentadas por razones como las siguientes:
Porque la verdadera democracia implica respeto a la opinión de los ciudadanos y su participación en la toma de decisiones.
Limitar la participación ciudadana a un voto depositado cada cuatro años es una intolerable corrupción del sistema.
La sociedad debe controlar a los poderes públicos de manera efectiva, sobre todo después de tener constancia de que los controles tradicionales establecidos (separación de poderes, libertades, prensa libre...) ni existen ni funcionan.
La experiencia histórica ha demostrado con creces que el Estado sin control es, probablemente, el peor enemigo del hombre. Nadie ha robado tanto como el Estado, ni ha traicionado con mayor alevosía a los suyos, ni ha asesinado con tanta saña y eficacia a sus propios pueblos.
Sólo existirá una democracia auténtica si conseguimos crear una sociedad civil fuerte y articulada, capaz de controlar a los poderes públicos.
La mejor manera de ejercer ese poder civil en nuestro mundo es a través del debate, de la toma de conciencia y del ejercicio libre de la crítica, métodos que deben culminar en la unidad de los ciudadanos, en la creación de opinión, en la presión efectiva a los gobernantes y en la exigencia de una sociedad civil capaz de ejercer influencia y poder.
Francisco Rubiales
Pido a los lectores de Voto en Blanco que se adhieran a esa nueva página pulsando sobre el "Me gusta".
Aprovecho la ocasión para aclarar la confusión que persigue a este blog desde su nacimiento, aunque sus lectores no lo necesiten porque conocen perfectamente su estilo y la línea de su lucha por la democracia:
Voto en Blanco no es una plataforma de promoción del Voto en Blanco, sino un medio de castigo al mal gobierno y a la política antidemocrática. “Voto en Blanco” es sólo el título de la página, elegido por el prestigio que tiene el voto en blanco en la lucha democrática y porque ese voto ha sido siempre un camino limpio de protesta y castigo al poder inicuo.
El voto en blanco es una bofetada democrática a los poderes políticos ineptos y expresa la protesta ciudadana en las urnas cuando padece gobiernos insoportables, injustos y corruptos. Es un gesto democrático de rechazo a los políticos, partidos y programas, no al sistema. Por desgracia, en la legislación española, el voto en blanco está tergiversado y prostituido porque la partitocracia lo desvirtúa para que beneficie a los partidos más votados, toda una prostitución más de la democracia real.
A pesar de ello, conscientes del riesgo que representaría un voto en blanco masivo, los gestores de las actuales democracias no suelen valorarlo, ni le otorgan la importancia que tiene en la configuración del poder.
El voto en blanco es una censura que sólo podemos realizar en las escasas ocasiones que se abren las urnas.
Esta bitácora abraza dos objetivos principales: Valorar el peso del voto en blanco en las democracias avanzadas y permitir a los ciudadanos libres ejercer el derecho a la bofetada democrática de manera permanente, a través de la difusión de información, opinión y análisis.
Estas tesis están sustentadas por razones como las siguientes:
Porque la verdadera democracia implica respeto a la opinión de los ciudadanos y su participación en la toma de decisiones.
Limitar la participación ciudadana a un voto depositado cada cuatro años es una intolerable corrupción del sistema.
La sociedad debe controlar a los poderes públicos de manera efectiva, sobre todo después de tener constancia de que los controles tradicionales establecidos (separación de poderes, libertades, prensa libre...) ni existen ni funcionan.
La experiencia histórica ha demostrado con creces que el Estado sin control es, probablemente, el peor enemigo del hombre. Nadie ha robado tanto como el Estado, ni ha traicionado con mayor alevosía a los suyos, ni ha asesinado con tanta saña y eficacia a sus propios pueblos.
Sólo existirá una democracia auténtica si conseguimos crear una sociedad civil fuerte y articulada, capaz de controlar a los poderes públicos.
La mejor manera de ejercer ese poder civil en nuestro mundo es a través del debate, de la toma de conciencia y del ejercicio libre de la crítica, métodos que deben culminar en la unidad de los ciudadanos, en la creación de opinión, en la presión efectiva a los gobernantes y en la exigencia de una sociedad civil capaz de ejercer influencia y poder.
Francisco Rubiales
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