Mi amigo Ferreyra
Comprendo, Carlos, que mis análisis esperanzados en Trump sean cuestionables y resulten difíciles de entender porque el personaje conlleva déficits y contradicciones múltiples. Personalmente, creo que las brutalidades de Trump son más pose y escenario que realidad, pero reconozco que la mia es una apuesta arriesgada.
Sin embargo, lo que me impulsa a darle una oportunidad no es tanto su victoria como la derrota de Hillary, Obama y de esa política dominante en casi todo el mundo, apoyada por el establishment, que ha conducido la política y el planeta a su lugar actual: un reino de desigualdad, injusticia, falsa democracia y un dominio inicuo de los políticos sobre los ciudadanos, que no son tenidos en cuenta y a los que se somete desde el poder.
Cuando Trump dice "América primero" cumple con su deber democrático, como presidente electo, respondiendo a lo que prometió y a las demandas de sus votantes. En España estamos acostumbrados (y creo que también en México) a que las promesas electorales se esfumen cuando alguien gana el poder. Gobernar de la forma como lo han hecho los socialdemócratas del planeta y sus aliados, que son muchos, incluso en la derecha, es insoportable y el pueblo está cansado.
Trump ha sido elevado hasta la presidencia porque millones de americanos, en sintonía con cientos de millones de ciudadanos en todo el mundo, están cansados de la vieja política y les repugnan el charlatán Obama, que habla y no hace nada, y gente como los Clinton, que parecen que gobiernan para el pueblo pero que, en realidad son aliados de las oligarquías económicas, los grandes grupos de presión y los viejos poderes, visibles y ocultos.
Fijate, Carlos, en el mundo que estos pájaros nos han construido: paraísos fiscales, más impuestos para los trabajadores y clases medias, exilio del pueblo, marginado de todo proceso de toma de decisiones, democracia prostituida, justicia que no es igual para todos, gobiernos sin ciudadanos, corrupción galopante, guerras inexplicables, operaciones encubiertas opacas ... Es el mundo que tenemos, donde todos los viejos problemas siguen vivos, sin que los políticos hayan solucionado ninguno, desde las guerras al hambre, el desamparo de los débiles, la desesperación, la pobreza, la injusticia... Un mundo, en definitiva, en el que ya casi nos parece normal que los 80 más ricos tengan y acumulen más riqueza que los 7.000 millones más pobres del planeta.
Mi apuesta por dar a Trump una oportunidad es porque creo que su victoria es también la derrota de ese mundo que llevo casi dos décadas combatiendo y criticando (y creo que tú también lo haces). El discurso que Trump pronunció ayer, además, me pareció impecable desde la óptica de la democracia teórica. La exaltación del pueblo es democracia, la puesta en valor de los votantes es democracia, el desprecio a los partidos políticos degradados y al sistema podrido es democracia...
Aunque este argumento es más emocional que racional, también cuenta: me gusta apoyar a un tipo que para ganar se ha enfrentado a tantas fuerzas coaligadas: Establishment, el 80 por ciento de los medios de comunicación y los grandes lobbys y poderes que se mueven en las sombras. Los medios que le hostigaban llevan décadas apoyando en todo el mundo a políticos corruptos y traidores a la democracia y a los intereses de sus ciudadanos, haciéndose eco de mentiras como aquellas de las "armas de destrucción masiva" de Sadam Hussein y ocultando que el mundo que habitamos cada día es mas injusto y está en manos de poderes que en nada apuestan por el bien común. En USA, esos medios gigantes apoyaban claramente la candidatura de Hillary y Obama.
La victoria, contra pronóstico, de Donald Trump nos da cierta esperanza a los que, como el Quijote, luchamos contra los molinos de vientos porque "sabemos" que son gigantes enemigos de la justicia y del verdadero progreso humano.
Espero acertar y no tener que arrepentirme si, como dice esa prensa arrogante y experta en tergiversar, confundir y mentir, Trump resulta ser un monstruo en lugar de un valiente que quiere cambiar el mundo porque el mundo presente es un asco.
Francisco Rubiales
Sin embargo, lo que me impulsa a darle una oportunidad no es tanto su victoria como la derrota de Hillary, Obama y de esa política dominante en casi todo el mundo, apoyada por el establishment, que ha conducido la política y el planeta a su lugar actual: un reino de desigualdad, injusticia, falsa democracia y un dominio inicuo de los políticos sobre los ciudadanos, que no son tenidos en cuenta y a los que se somete desde el poder.
Cuando Trump dice "América primero" cumple con su deber democrático, como presidente electo, respondiendo a lo que prometió y a las demandas de sus votantes. En España estamos acostumbrados (y creo que también en México) a que las promesas electorales se esfumen cuando alguien gana el poder. Gobernar de la forma como lo han hecho los socialdemócratas del planeta y sus aliados, que son muchos, incluso en la derecha, es insoportable y el pueblo está cansado.
Trump ha sido elevado hasta la presidencia porque millones de americanos, en sintonía con cientos de millones de ciudadanos en todo el mundo, están cansados de la vieja política y les repugnan el charlatán Obama, que habla y no hace nada, y gente como los Clinton, que parecen que gobiernan para el pueblo pero que, en realidad son aliados de las oligarquías económicas, los grandes grupos de presión y los viejos poderes, visibles y ocultos.
Fijate, Carlos, en el mundo que estos pájaros nos han construido: paraísos fiscales, más impuestos para los trabajadores y clases medias, exilio del pueblo, marginado de todo proceso de toma de decisiones, democracia prostituida, justicia que no es igual para todos, gobiernos sin ciudadanos, corrupción galopante, guerras inexplicables, operaciones encubiertas opacas ... Es el mundo que tenemos, donde todos los viejos problemas siguen vivos, sin que los políticos hayan solucionado ninguno, desde las guerras al hambre, el desamparo de los débiles, la desesperación, la pobreza, la injusticia... Un mundo, en definitiva, en el que ya casi nos parece normal que los 80 más ricos tengan y acumulen más riqueza que los 7.000 millones más pobres del planeta.
Mi apuesta por dar a Trump una oportunidad es porque creo que su victoria es también la derrota de ese mundo que llevo casi dos décadas combatiendo y criticando (y creo que tú también lo haces). El discurso que Trump pronunció ayer, además, me pareció impecable desde la óptica de la democracia teórica. La exaltación del pueblo es democracia, la puesta en valor de los votantes es democracia, el desprecio a los partidos políticos degradados y al sistema podrido es democracia...
Aunque este argumento es más emocional que racional, también cuenta: me gusta apoyar a un tipo que para ganar se ha enfrentado a tantas fuerzas coaligadas: Establishment, el 80 por ciento de los medios de comunicación y los grandes lobbys y poderes que se mueven en las sombras. Los medios que le hostigaban llevan décadas apoyando en todo el mundo a políticos corruptos y traidores a la democracia y a los intereses de sus ciudadanos, haciéndose eco de mentiras como aquellas de las "armas de destrucción masiva" de Sadam Hussein y ocultando que el mundo que habitamos cada día es mas injusto y está en manos de poderes que en nada apuestan por el bien común. En USA, esos medios gigantes apoyaban claramente la candidatura de Hillary y Obama.
La victoria, contra pronóstico, de Donald Trump nos da cierta esperanza a los que, como el Quijote, luchamos contra los molinos de vientos porque "sabemos" que son gigantes enemigos de la justicia y del verdadero progreso humano.
Espero acertar y no tener que arrepentirme si, como dice esa prensa arrogante y experta en tergiversar, confundir y mentir, Trump resulta ser un monstruo en lugar de un valiente que quiere cambiar el mundo porque el mundo presente es un asco.
Francisco Rubiales
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