Zapatero es ya un fracasado. Las últimas encuestas del CIS revelan que siete de cada diez españoles desconfiamos de Zapatero como líder y no creemos en su capacidad para enfrentarse a la crisis y abordar los muchos y graves problemas que tiene pendiente España como Nación, muchos de ellos creados por él mismo. Cuando suba los impuestos, como pretende, y esquilme todavía más a las clases medias y pequeñas empresas españolas, serenos casi nueve de cada diez los que desconfiemos del nefasto líder español.
¿Qué más necesita un auténtico político demócrata para dimitir y convocar nuevas elecciones? En cualquier país democrático de nuestro entorno, Zapatero habría saltado por los aires como dirigente o habría sido expulsado sin honor de una Presidencia marcada por el fracaso.
Sus asesores de imagen están angustiados porque el prestigio del presidente está por los suelos, incluso dentro de su propio partido, pero confían en que sus dos últimos recursos den resultado y reconduzcan la imagen del desarbolado "jefe" El primero es la campaña de acoso al PP, partido al que quieren estigmatizar y cerrarle el camino hacia la victoria en las próximas elecciones, presentándolo ante la sociedad española, con la ayuda de las televisiones amigas, como un partido de delincuentes. El otro "as" de la baraja que ocultan en la manga es la presidencia española de la Unión Europea, que comenzará en enero de 2010, gracias a la cual esperan ganar prestigio y brillo.
Pero esos dos ases podrían volvérsele en contra y terminar enterrando políticamente a un líder sin talla que llegó al poder sin poseer los valores mínimos que se exigen al liderazgo en democracia.
La sociedad española, consciente del principio democrático de que "cuando el gobierno acosa a la oposición es porque existe tiranía", puede reaccionar de manera contraria a como esperan los asesores de la Moncloa, arropando al PP, que es el débil y la víctima, ante los abusos del PSOE en la utilización partidista de los recursos del Estado.
La presidencia de Europa también podría tener un efecto "boomerang" anti Zapatero si los europeos se dan cuenta de lo triste y vergonzoso que es entregar la Presidencia de la Unión a un fracasado que ni siquiera ha sabido gestionar la crisis en su país, que persiste en el error subiendo los impuestos, una medida considerada contraproducente en todo el mundo avanzado, que ha destruido su imagen acumulando errores y fracasos y que ha deteriorado tanto al país que gobierna que corre el riesgo de pasar a la Historia como el peor dirigente político español desde Fernando VII, el rey felón y traidor cuyo nefasto gobierno arruinó a España, le hizo perder su imperio colonial y sentó las bases para la desigualdad, la injusticia y la violencia que marcaron buena parte de la historia española durante los siglos XIX y XX.
La presidencia de la Unión Europea que le corresponde a España en el primer semestre de 2010, más que un "acontecimiento planetario", como la definió la imprudente dirigente socialista española Leire Pajín, quizás constituya un enorme riesgo para los europeos. De hecho, la presidencia de Zapatero significa colocar al frente de Europa al político que lidera el país que ocupa los primeros puestos europeos (y en algunos casos mundiales) en deterioro profundo de la economía, en avance del desempleo y de la pobreza, en tráfico y consumo de drogas, en prostitución, alcoholismo, fracaso escolar y crecimiento de la decepción ciudadana frente a la democracia y a sus líderes políticos. Zapatero es también un líder que ha logrado dividir a España en lugar de unirla y que ha impuesto un desquiciente enfrentamiento con la oposición que se traduce en retroceso y deterioro de la convivencia.
La España que presidirá Europa en 2010 es, también, la que encabeza las estadísticas de coches oficiales al servicio de las élites políticas y la que posee una densidad mayor de funcionarios, asesores, enchufados y amigos del poder cobrando del casi agotado erario público, además de ser la nación que más intensa y velozmente se endeuda e incrementa su déficit público y la que posee el Estado más sobredimensionado y, según no pocos expertos, también el más monstruoso e insostenible de toda la Unión.
Las estadísticas y sondeos también revelan que el Zapatero que representará a Europa durante todo un semestre es, igualmente, el líder político de la sociedad europea que más rápidamente está perdiendo su antigua ilusión por Europa, la que deteriora con mayor velocidad el respeto por sus dirigentes políticos, la que acumula más decepción y rechazo ante su "degradada" democracia y la que amplia más intensamente la fosa que separa a los ciudadanos y a sus polítidos.
Pero los datos dramáticos que el futuro presidente podrá "ofrecer" a Europa no se detienen ahí. La España de Zapatero es también la que más intensamente está padeciendo la plaga de la inseguridad ciudadana y la que menos confía en su Justicia. Los españoles que lidera Zapatero señalan en las encuetas a los partidos políticos, a la policía y a la Justicia como las instituciones más corruptas.
La lista de dramas españoles es casi interminable, pero aportemos, para terminar, otros seis records: España es el país europeo más dañado por el nacionalismo excluyente, independentista y disgregador; también es el paraíso que las bandas internacionales señalan como el mejor de Europa para delinquir con mayor impunidad; la sociedad civil española, que en democracia debería tener la salud suficiente para servir de contrapeso al poder del Estado, está tan ocupada y manipulada por el poder político que languidece casi en estado de coma; el índice de periodistas sometidos al poder no para de crecer en España, lo que impide al país disfrutar de la sana fuerza de la crítica y de la fiscalización de los grandes poderes por una prensa libre; la pobreza crece en España actual a ritmo endiablado, hasta el punto de que las filas de los nuevos pobres esperando su turno en los comedores de caridad se están convirtiendo en una parte siniestra del paísaje; y, por último, la democracia española es, según numerosos expertos y analistas, la más desprestigiada ante sus ciudadanos y la que padece la más intensa degradación en toda la Unión.
España, que también es la única nación de la vieja Europa que todavía se enfrenta a un terrorismo alzado en armas, el de la banda vasca ETA, es una nación enferma, desmoralizada, dividida, manipulada más que gobernada por un presidente cuyo objetivo no es tanto el bien común como mantenerse en el poder a toda costa, incluso mintiendo y acosando a la oposición para impedirle el acceso al poder, como ocurre en las tiranías.
Los últimos acontecimientos de la política española todavía descalifican más a Zapatero como futuro presidente de la Unión. El líder socialista español ha sido acusado por el Partido Popular de espionaje telefónico, de utilizar la política para desprestigiar a la oposición y de intentar presentar ante los españoles al PP como un partido de delincuentes, acusaciones que, si se confirmaran, serían claras violaciones de los derechos humanos que en cualquier país democrático justificarían la dimisión del actual gobierno y unas nuevas elecciones.
¿Qué más necesita un auténtico político demócrata para dimitir y convocar nuevas elecciones? En cualquier país democrático de nuestro entorno, Zapatero habría saltado por los aires como dirigente o habría sido expulsado sin honor de una Presidencia marcada por el fracaso.
Sus asesores de imagen están angustiados porque el prestigio del presidente está por los suelos, incluso dentro de su propio partido, pero confían en que sus dos últimos recursos den resultado y reconduzcan la imagen del desarbolado "jefe" El primero es la campaña de acoso al PP, partido al que quieren estigmatizar y cerrarle el camino hacia la victoria en las próximas elecciones, presentándolo ante la sociedad española, con la ayuda de las televisiones amigas, como un partido de delincuentes. El otro "as" de la baraja que ocultan en la manga es la presidencia española de la Unión Europea, que comenzará en enero de 2010, gracias a la cual esperan ganar prestigio y brillo.
Pero esos dos ases podrían volvérsele en contra y terminar enterrando políticamente a un líder sin talla que llegó al poder sin poseer los valores mínimos que se exigen al liderazgo en democracia.
La sociedad española, consciente del principio democrático de que "cuando el gobierno acosa a la oposición es porque existe tiranía", puede reaccionar de manera contraria a como esperan los asesores de la Moncloa, arropando al PP, que es el débil y la víctima, ante los abusos del PSOE en la utilización partidista de los recursos del Estado.
La presidencia de Europa también podría tener un efecto "boomerang" anti Zapatero si los europeos se dan cuenta de lo triste y vergonzoso que es entregar la Presidencia de la Unión a un fracasado que ni siquiera ha sabido gestionar la crisis en su país, que persiste en el error subiendo los impuestos, una medida considerada contraproducente en todo el mundo avanzado, que ha destruido su imagen acumulando errores y fracasos y que ha deteriorado tanto al país que gobierna que corre el riesgo de pasar a la Historia como el peor dirigente político español desde Fernando VII, el rey felón y traidor cuyo nefasto gobierno arruinó a España, le hizo perder su imperio colonial y sentó las bases para la desigualdad, la injusticia y la violencia que marcaron buena parte de la historia española durante los siglos XIX y XX.
La presidencia de la Unión Europea que le corresponde a España en el primer semestre de 2010, más que un "acontecimiento planetario", como la definió la imprudente dirigente socialista española Leire Pajín, quizás constituya un enorme riesgo para los europeos. De hecho, la presidencia de Zapatero significa colocar al frente de Europa al político que lidera el país que ocupa los primeros puestos europeos (y en algunos casos mundiales) en deterioro profundo de la economía, en avance del desempleo y de la pobreza, en tráfico y consumo de drogas, en prostitución, alcoholismo, fracaso escolar y crecimiento de la decepción ciudadana frente a la democracia y a sus líderes políticos. Zapatero es también un líder que ha logrado dividir a España en lugar de unirla y que ha impuesto un desquiciente enfrentamiento con la oposición que se traduce en retroceso y deterioro de la convivencia.
La España que presidirá Europa en 2010 es, también, la que encabeza las estadísticas de coches oficiales al servicio de las élites políticas y la que posee una densidad mayor de funcionarios, asesores, enchufados y amigos del poder cobrando del casi agotado erario público, además de ser la nación que más intensa y velozmente se endeuda e incrementa su déficit público y la que posee el Estado más sobredimensionado y, según no pocos expertos, también el más monstruoso e insostenible de toda la Unión.
Las estadísticas y sondeos también revelan que el Zapatero que representará a Europa durante todo un semestre es, igualmente, el líder político de la sociedad europea que más rápidamente está perdiendo su antigua ilusión por Europa, la que deteriora con mayor velocidad el respeto por sus dirigentes políticos, la que acumula más decepción y rechazo ante su "degradada" democracia y la que amplia más intensamente la fosa que separa a los ciudadanos y a sus polítidos.
Pero los datos dramáticos que el futuro presidente podrá "ofrecer" a Europa no se detienen ahí. La España de Zapatero es también la que más intensamente está padeciendo la plaga de la inseguridad ciudadana y la que menos confía en su Justicia. Los españoles que lidera Zapatero señalan en las encuetas a los partidos políticos, a la policía y a la Justicia como las instituciones más corruptas.
La lista de dramas españoles es casi interminable, pero aportemos, para terminar, otros seis records: España es el país europeo más dañado por el nacionalismo excluyente, independentista y disgregador; también es el paraíso que las bandas internacionales señalan como el mejor de Europa para delinquir con mayor impunidad; la sociedad civil española, que en democracia debería tener la salud suficiente para servir de contrapeso al poder del Estado, está tan ocupada y manipulada por el poder político que languidece casi en estado de coma; el índice de periodistas sometidos al poder no para de crecer en España, lo que impide al país disfrutar de la sana fuerza de la crítica y de la fiscalización de los grandes poderes por una prensa libre; la pobreza crece en España actual a ritmo endiablado, hasta el punto de que las filas de los nuevos pobres esperando su turno en los comedores de caridad se están convirtiendo en una parte siniestra del paísaje; y, por último, la democracia española es, según numerosos expertos y analistas, la más desprestigiada ante sus ciudadanos y la que padece la más intensa degradación en toda la Unión.
España, que también es la única nación de la vieja Europa que todavía se enfrenta a un terrorismo alzado en armas, el de la banda vasca ETA, es una nación enferma, desmoralizada, dividida, manipulada más que gobernada por un presidente cuyo objetivo no es tanto el bien común como mantenerse en el poder a toda costa, incluso mintiendo y acosando a la oposición para impedirle el acceso al poder, como ocurre en las tiranías.
Los últimos acontecimientos de la política española todavía descalifican más a Zapatero como futuro presidente de la Unión. El líder socialista español ha sido acusado por el Partido Popular de espionaje telefónico, de utilizar la política para desprestigiar a la oposición y de intentar presentar ante los españoles al PP como un partido de delincuentes, acusaciones que, si se confirmaran, serían claras violaciones de los derechos humanos que en cualquier país democrático justificarían la dimisión del actual gobierno y unas nuevas elecciones.
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