Una de las imágenes-lamento que inundan Internet y que claman contra el mal gobierno de Pedro Sánchez
Nadie sabe cuántos españoles han muerto, cómo han muerto y por que han muerto. Las cifras oficiales podrían ser menos de la mitad de las reales. Tampoco se sabe quienes, además del presidente Sánchez, han tenido culpa directa del desastre, por qué no se proporcionaban medicinas adecuadas a los ancianos, qué secretos esconden las residencias de mayores, donde la muerte se ha enseñoreado, ni se conocen las cifras reales de infectados, ni los tests que se han practicado, ni cuántos sanitarios hay contagiados.
Los conceptos que reinan en democracia son la transparencia y la información, pero esos son, precisamente, los rasgos que peor funcionan en España, donde el gobierno, con la ayuda de numerosos medios sometidos de prensa, radio y televisión, promueve la manipulación, la confusión, la mentira y el ocultamiento de la verdad.
España, bajo el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez es un país tan oscuro y tan poco fiable como China, país al que el mundo entero empieza a acusar de haber mentido sobre los orígenes del coronavirus. Por culpa del mal gobierno, absolutamente nadie sabe responder a la gran pregunta: ¿Hay futuro para España?
Ni siquiera sabemos cuántos españoles se han contagiado, cuántos asintomáticos hay, cuántos inmunizados y si la relajación del confinamiento, ya en marcha, es un acierto o una locura.
Nadie ha explicado por qué no se practicaron tests a los sanitarios, ni por qué razón se les enviaba a morir sin protección. Millones de españoles señalan al gobierno comoculpable deldrama, pero los políticos se ponen de perfil. Nadie se explica que no exista un río de dimisiones y menos aún que nadie esté en la cárcel pagando sus desmanes, torpezas, abusos y canalladas.
Lo que ha ocurrido en España es demasiado grave para que nadie pague por ello. Hay una especie de exterminio de ancianos que horroriza y que nadie explica, como tampoco tiene explicación la terrible escasez de materiales de protección o la baja calidad de los que se compraron atoda prisa, a proveedores que muchas veces eran auténticos sinvergüenzas y estafadores.
No se conoce el nombre de los asesores que toman las decisiones porque el gobierno se niega a darlos, ni el nombre de las empresas proveedoras, ni por que se han dejado morir a miles de ancianos, con crueldad, en abandono y en absoluta soledad, en las residencias.
La desescalada está en marcha, pero pocos saben que tienen que hacer y qué significa estar en la fase "cero" o "uno". Los que han decidido abrir sus negocios lo hacen con pánico, sin saber si llegarán los clientes o si serán o no rentables.
De la crisis económica se sabe todavía menos. La gente, que ya no se fía de lo que dice el gobierno, especula ysiente miedo. Algunos dicen que España será rescatada y otros afirman que la ruina será irreversible y durará décadas y que el país retornará alos años cincuenta del siglo pasado. Están cerrando miles de empresas, pero nadie sabe cuántas. Los que esperan las prometidas ayudas y subvenciones no saben cuando las cobrarán y en muchos casos tampoco el dinero que recibirán, ni el valor de las empresas que han cerrado, ni el numero de nuevos desempleados, ni el de los autónomos que han tirado la toalla, ni el dinero que se está pidiendo a los mercados, ni el nivel de despilfarro que mantiene el gobierno, ni si queda dinero o no para pagar las pensiones, y un larguísimo etcétera que tiene a España indignada y enferma de los nervios y llena de pánico a quienes le gobiernan y al futuro que nos espera.
El gobierno, inexplicablemente, hasta han cerrado el "portal de la transparencia", que era una de las pocas ventanas por donde entraba la luz a la más oscura y nebulosa gestión de gobierno de toda Europa.
La oscuridad es tanta que la gente no sabe si la democracia sigue vigente o ya es un recuerdo abolido por el socialcomunismo.
Los indicios, cada día más claros, indican que la democracia está hundiéndose, aplastada por el intervencionismo alocado y el poder sin controles que ejercen Sánchez y sus muchachos. En España es el pueblo el que teme al gobierno, no al revés, como es preceptivo en democracia. Cuando el que teme es el pueblo, es señal de que existe tiranía, pero si es el gobierno el que le teme al pueblo, es que hay democracia.
España no es sólo el país del mundo que peor ha gestionado la batalla contra el coronavirus, sino también el más oscuro y tenebroso, el que acumula mas niebla densa y tinieblas en los negros ámbitos del poder político.
A China se le acusa de esconder el verdadero origen del coronavirus, pero a España se le acusará en el futuro de haber tratado a los españoles sin un ápice de dignidad democrática, como si fueran bestias estabuladas.
Parece increíble que los votantes de izquierda sigan apoyando todavía la oscuridad y la ineficacia de un gobierno que sólo acierta cuando rectifica y que parece conducir a España, con brazo firme, hacia el peor desastre de su historia moderna.
Francisco Rubiales
Los conceptos que reinan en democracia son la transparencia y la información, pero esos son, precisamente, los rasgos que peor funcionan en España, donde el gobierno, con la ayuda de numerosos medios sometidos de prensa, radio y televisión, promueve la manipulación, la confusión, la mentira y el ocultamiento de la verdad.
España, bajo el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez es un país tan oscuro y tan poco fiable como China, país al que el mundo entero empieza a acusar de haber mentido sobre los orígenes del coronavirus. Por culpa del mal gobierno, absolutamente nadie sabe responder a la gran pregunta: ¿Hay futuro para España?
Ni siquiera sabemos cuántos españoles se han contagiado, cuántos asintomáticos hay, cuántos inmunizados y si la relajación del confinamiento, ya en marcha, es un acierto o una locura.
Nadie ha explicado por qué no se practicaron tests a los sanitarios, ni por qué razón se les enviaba a morir sin protección. Millones de españoles señalan al gobierno comoculpable deldrama, pero los políticos se ponen de perfil. Nadie se explica que no exista un río de dimisiones y menos aún que nadie esté en la cárcel pagando sus desmanes, torpezas, abusos y canalladas.
Lo que ha ocurrido en España es demasiado grave para que nadie pague por ello. Hay una especie de exterminio de ancianos que horroriza y que nadie explica, como tampoco tiene explicación la terrible escasez de materiales de protección o la baja calidad de los que se compraron atoda prisa, a proveedores que muchas veces eran auténticos sinvergüenzas y estafadores.
No se conoce el nombre de los asesores que toman las decisiones porque el gobierno se niega a darlos, ni el nombre de las empresas proveedoras, ni por que se han dejado morir a miles de ancianos, con crueldad, en abandono y en absoluta soledad, en las residencias.
La desescalada está en marcha, pero pocos saben que tienen que hacer y qué significa estar en la fase "cero" o "uno". Los que han decidido abrir sus negocios lo hacen con pánico, sin saber si llegarán los clientes o si serán o no rentables.
De la crisis económica se sabe todavía menos. La gente, que ya no se fía de lo que dice el gobierno, especula ysiente miedo. Algunos dicen que España será rescatada y otros afirman que la ruina será irreversible y durará décadas y que el país retornará alos años cincuenta del siglo pasado. Están cerrando miles de empresas, pero nadie sabe cuántas. Los que esperan las prometidas ayudas y subvenciones no saben cuando las cobrarán y en muchos casos tampoco el dinero que recibirán, ni el valor de las empresas que han cerrado, ni el numero de nuevos desempleados, ni el de los autónomos que han tirado la toalla, ni el dinero que se está pidiendo a los mercados, ni el nivel de despilfarro que mantiene el gobierno, ni si queda dinero o no para pagar las pensiones, y un larguísimo etcétera que tiene a España indignada y enferma de los nervios y llena de pánico a quienes le gobiernan y al futuro que nos espera.
El gobierno, inexplicablemente, hasta han cerrado el "portal de la transparencia", que era una de las pocas ventanas por donde entraba la luz a la más oscura y nebulosa gestión de gobierno de toda Europa.
La oscuridad es tanta que la gente no sabe si la democracia sigue vigente o ya es un recuerdo abolido por el socialcomunismo.
Los indicios, cada día más claros, indican que la democracia está hundiéndose, aplastada por el intervencionismo alocado y el poder sin controles que ejercen Sánchez y sus muchachos. En España es el pueblo el que teme al gobierno, no al revés, como es preceptivo en democracia. Cuando el que teme es el pueblo, es señal de que existe tiranía, pero si es el gobierno el que le teme al pueblo, es que hay democracia.
España no es sólo el país del mundo que peor ha gestionado la batalla contra el coronavirus, sino también el más oscuro y tenebroso, el que acumula mas niebla densa y tinieblas en los negros ámbitos del poder político.
A China se le acusa de esconder el verdadero origen del coronavirus, pero a España se le acusará en el futuro de haber tratado a los españoles sin un ápice de dignidad democrática, como si fueran bestias estabuladas.
Parece increíble que los votantes de izquierda sigan apoyando todavía la oscuridad y la ineficacia de un gobierno que sólo acierta cuando rectifica y que parece conducir a España, con brazo firme, hacia el peor desastre de su historia moderna.
Francisco Rubiales
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